9 de Mayo, Día de Europa

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Si ayer recordábamos una fecha de profundo alcance en nuestra Historia nacional, europea y mundial, hoy evocamos otra de no menor significado para nuestro continente europeo, el otrora denominado como «Cristiandad».

El establecimiento del 9 de Mayo como «Día de Europa» se acordó en 1985 por el Consejo Europeo, integrado por los Jefes de Estado y de Gobierno de los países de la hoy UE, al considerar que la declaración efectuada por el Ministro de AAEE francés Maurice Schumann el 9 de mayo de 1950 supuso el primer paso en la construcción de una Europa unida y en paz. Su discurso se conoce como «Declaración Schumann», memorándum redactado por él y Jean Monnet, que establecía que las dos materias primas indispensables para la industria armamentística –el carbón y el acero, producidas en Francia y Alemania, irreconciliables vecinos y enemigos hasta entonces– se pusieran bajo el control de una autoridad independiente como garantía de una paz entre ellas. Tras consultarlo horas antes con el Canciller alemán Konrad Adenauer, que lo aceptó entusiásticamente, el 9 de mayo de 1950 se convocó una rueda de prensa para hacerlo público en el Quai d’Orsay, sede del Ministerio de Exteriores.

En 1950 habían transcurrido solo cinco años del final de la Segunda Guerra Mundial, y en menos de setenta ambos países habían desencadenado en Europa tres terribles guerras: la franco prusiana de 1870; la Gran Guerra Europea de 1914 que acabaría siendo mundial; y la de 1939, que se extendió a casi todo el mundo, para acabar con el lanzamiento de sendas bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki en Japón.

Un año después de la «Declaración Schumann», con la firma del Tratado de París nacería la CECA, Comunidad Europea del Carbón y del Acero, integrada, además de por Francia y Alemania, por Italia y el Benelux: Bélgica, Luxemburgo y los Países Bajos. El 25 de marzo de 1957 esos seis países firmaban el Tratado de Roma por el que se alumbraría el Mercado Común Europeo, y así hasta la actual UE.

Europa se encuentra hoy en una grave encrucijada histórica. En su territorio se libra una guerra con EEUU y Rusia de auténticos contendientes, y con Ucrania como víctima propiciatoria entre ellos. Un nuevo orden mundial parece estar dirimiéndose en desconocidos conciliábulos, pero en ese diseño la UE no juega ningún papel protagonista.

Europa dejó escapar la oportunidad histórica de incorporar a Rusia cuando la URSS implosionó en 1991, y así construir la Europa de las patrias «desde el Atlántico hasta los Urales» que defendió De Gaulle. Aunque más vale tarde que nunca. Por: Jorge Fernández Díaz [La Razón]