lunes, junio 23, 2025
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Abinader. Sorpresivamente, los amigos toman distancia, sus enemigos aumentan y las encuestas empiezan ahora a no darle un buen puntaje para ganar en primera vuelta en el 2024

Hasta donde hemos podido darnos cuenta, de buenas a primeras y por culpa de una buena parte de sus funcionarios, el presidente Luis Abinader empieza a ser visto como un probable candidato presidencial, que, de seguir la tendencia actual, fácilmente que podría perder su probabilidad reeleccionista constitucional.

En este sentido, el fenómeno no es nada nuevo y el que se ha repetido en infinitos casos y tanto en el exterior como en el territorio nacional, pero que en el caso del gobierno presente, todo indica, que la imagen deforme se presenta como producto de ese malestar congénito que acompaña a todo perredeísta, ese de ser en sí mismo un ácrata que no atiende razones y que entiende que al poder se va a arrasar en lo material y a acosar y perseguir a los adversarios y a todos, viéndoles como enemigos y lo peor, sin importarles que una parte de la población fuera etiquetada en tal como ominosa perspectiva.

Debido a ello, de buenas a primeras, el partido oficial, el PRM parecería que su gente ya no se contiene y que al igual como cuando eran PRD, han empezado a actuar dentro de abusivo esquema de afectar el orden legal y olvidar que se está en el ejercicio de un gobierno constitucional y al que no se le puede permitir, que, en conjunto, transgreda o afecte el estado de derecho.

Y es, que ya no son ni una ni dos las voces que muestran insatisfacción o desagrado frente a determinadas políticas oficiales, pero dentro de ello, lo más grave, que la ciudadanía empieza a entender que el mismo gobierno se le aleja y que lo de “compañeros” del pasado inmediato ha empezado a desaparecer y también, que individuos de aquel extremista pasado, ese de considerar que el gobierno es para los que están en el Poder Ejecutivo y no para todos los dominicanos, empiezan a posicionarse en los más insospechados entramados de administración y control y haciendo daño gratuito  a cuanto dominicano se acerque al poder en procura de solucionar sus problemas o de querer colaborar sanamente.

Al mismo tiempo, empieza a evidenciarse la existencia de una especie de anillo palaciego “de sangre”, que no deja mucho a la imaginación en lo que respecta a un circulo de poder endiabladamente estrecho y de comportamiento emocional irracional y compuesto por gente rica y altos burócratas ligados al poder económico y al mismo entorno familiar presidencial y quienes erradamente entienden, que a Abinader hay que abrumarle con una agenda super ocupada que no le permita tener contacto real con la gente, por lo que en razón de ello, quienes tengan que tocar las puertas del poder tengan que buscar una suerte de intermediarios que les canalicen sus reclamos o propuestas.

Concomitantemente con ello, vemos y no sin sorpresa, que de buenas a primeras, la percepción, de que si ahora mismo fueran las elecciones, una alianza electoral PLD-FP y aliados, fácilmente que podría retornar al poder y no obstante todo cuanto de parte mala estos hicieran en sus años de mandatos y que la propaganda oficial amplifica hasta el hartazgo, es una sorpresiva probabilidad que está llamando extremadamente la atención de un amplio sector mediático y en particular del análisis político más variopinto.

Escenario, francamente irregular por lo sorpresivo, pero no descartable, conociendo de como el PRD se “lució “en sus años pasados de gobiernos y hablamos de los periodos 1978-1986- y 2000-2004 en materia de represión política y malos manejos administrativos, esos que llevaron a uno de sus presidentes al suicidio y al otro a la cárcel, mientras a un tercero se le negó la reelección, en tanto ahora, esos mismos actores y “por trasmanos”, están generando una de insatisfacciones y enojos, que de Abinader no controlarlos y corregirlos, podría llegar el momento, de que el mismo presidente sea visto como el motor de semejante y tan poco pragmático y nada popular proceder.

De este modo y poco a poco, los críticos que nunca han estado contra Abinader en lo personal, empiezan a preocuparse y al considerar, que el Abinader presidente y de continuar el descalabro organizativo oficial, podría terminar achacándosele los peores desafueros de sus funcionarios y al tiempo que su aura de presidente popular empieza a desvanecerse.

El gobierno entonces y también poco a poco, está siendo visto como uno solo de ricos y burguesía alta y en el que la clase media a pobre y como tal, se le va quitando espacio  y en la medida que el sistema plutocrático que ha sido impuesto y como copia del ramal que mercaderes y comerciantes árabes tienen en Haití, parecería que sus actores y por ese camino, terminarán disociándose del sentir popular y por lo que ante semejante peligro, que entendemos grave, al mismo Abinader hay que advertirle lo peligros de ese derrotero y en lo que se refiere a la perdurabilidad y fortaleza de él mismo como presidente de la República.

Por ejemplo, ese regalo a cinco empresarios para que manejaran en usufructo la planta Punta Catalina, vino siendo la gota que rebozó la copa y en razón de ello, fue unánime el rechazo nacional a semejante forma de despojo del que todavía nadie entiende el por qué el mismo Abinader motorizó, decisión, que sin duda, ha provocado que ya no se le vea con el fuerte beneficio de la duda, que antes de la misma, sus ejecutorias tenían y lo nuevo, de que hasta  la mayoría del empresariado no ha estado de acuerdo al ver como la competencia se apoderaba “inocentemente”, del manejo de un bien público y como si este fuera privado.

No vamos a decir más, solo plantear, que el presidente Abinader debe pararse y analizar por sí mismo el por qué la luna de miel con la nación se ha roto y que a él se le empiece a poner en entredicho y peor, a no creerle. Mientras cada vez y cada día, la creciente animosidad pública contra su gobierno debería de ser su máximo punto de preocupación.

Así tenemos, que en tanto el gobernante pudiera corregir los pasos hasta ahora emprendidos y que debería, vemos, que con relación al Abinader ciudadano y ya como presidente de la República, sorpresivamente, los amigos toman distancia, sus enemigos aumentan y las encuestas empiezan ahora a no darle un buen puntaje para ganar en primera vuelta en el 2024. (DAG)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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