Es como si de buenas a primeras mucha gente se las tuvieran guardadas y de improviso han decidido enfrentarle y hacerle frente por múltiples vías, al mismo tiempo que sus enemigos políticos logran levantar cierto ánimo y espíritu de confrontación y discordia y con miras de ajustar cuentas por el gran fraude electoral perpetrado por el PRM para lograr imponer la reelección constitucional del presidente Abinader y de todo su gobierno.
Debido a ello, luce como si el ambiente político y también el mediático luzcan extremadamente crispados. El político, porque ya ha quedado al descubierto la fuerte inescrupulosidad de todo el gobierno al comprar las elecciones a como diera lugar y por el lado mediático y por las arbitrarias acciones policiales para “imponer la paz” en los barrios periféricos de las ciudades y los afanes de activistas gubernamentales “porque la prensa se alinie” y ante el temor de que el régimen se decida “por apretar tornillos” al mundo mediático y tanto de supuestos amigos como de supuestos adversarios y de sopetón haga uso de la dictatorial ley 1-24.
Hablamos, de que y diciéndolo a lo más parecido a nivel coloquial popular, en cuanto a que “el horno no está para galleticas”, que sin esperarlo, el gobierno como el presidente Abinader y de hecho, se encuentran ante el súbito nacimiento de una oposición política y social centrada en lo más duro de la atrapada opinión pública y en consecuencia, obligándonos a entender, que se está en un ánimo poblacional opositor de la población y no de opositores políticos y que para Abinader es algo absolutamente nuevo.
Para comprobarlo, solo hay que entrar a los lupanares mediáticos en las redes sociales y en los más de 500 programas de radio y televisión y en You Tube, desde los cuales, el irrespeto generalizado contra el gobierno, el PRM y el mismo presidente está llegando a unos niveles realmente chocantes en materia de frivolidades, imputaciones groseras, acusaciones arteras y burlas personales, que gente medianamente educada queda impactada y por las groserías y barbaridades que se profieren.
Parecería, como si de pronto la ciudadanía entiende y si no toda, una gran parte, que el gobierno, el PRM y el mismo Abinader, se les considera sin ningún tipo de autoridad moral.
Todavía más, en los hechos, lo que parece, es que hay una fuerte mayoría nacional que luce entre desanimada y desencantada, mientras con mucho coraje, tantos entienden que es el gobierno y con lo que califican de inconductas, el que le está faltando el respeto a la nación.
Ciertamente, que, para nosotros, por ejemplo, ya es muy difícil no entender que, entre el gobierno, su partido y Abinader y frente a la población, ha terminado la larga luna de miel que con todo y tropezones se mantuvo en el primer cuatrienio.
Lo que se ve, es que desde el momento que la nación entendió que el gobierno y el PRM se robaron las elecciones municipales del 18 de febrero y las otras presidenciales y legislativas del 18 de mayo, parecería que ya no hay dudas de que quienes se les oponen, entienden que la autoridad nacional, simplemente y recalquémoslo, se robó los comicios y por lo tanto, no tiene autoridad moral para gobernar.
Pero si todo se redujera a lo anterior, quizás podría ser posible que el presidente lograra salir indemne de la tormenta de ataques y descalificaciones que se profieren, entonces y para confirmar una mayor rebeldía aparecen los apagones interminables, el alza en el costo de la vida, la falta de poder adquisitivo del peso y la tanda de préstamos sobre préstamos que tan irresponsablemente el Poder Legislativo le permite al Poder Ejecutivo y que ha provocado que todo el mundo entienda, que entre senadores, diputados, presidente y partidocracia, hay un contubernio tan infame, que ya se entiende que el gobierno y para este nuevo cuatrienio, asume que entre ayudas sociales, clientelismo y masiva compra de conciencias, es que cree que podría mantenerse a pie firme en estos cuatro años hasta el 2028.
A mas choque de opiniones, viene la propuesta gubernamental de una reforma constitucional, que ciertamente nadie considera prudente o necesaria y menos, cuando la reforma tributaria es la que mayor necesidad hay de que se implemente y si no se quiere descalabrar las finanzas públicas y la misma economía, que estará muy bien para los ricos y los socios del gobierno plutocrático, pero no para la clase media y menos para la población pura y simple.
Y ni hablar cuando se toca el “tema haitiano”, donde la prudencia, sensatez y ecuanimidad estallan y vuelan por los aires y ante lo evidente, de que parecería que es el mismo Abinader el patrocinador de una entente peligrosa contra la soberanía nacional.
Llegando el desencanto nacional a mayor nivel, con el asunto del avión venezolano estacionado en aeropuerto dominicano y del que se entiende que EEUU logró expropiarlo porque el gobierno dominicano autorizó tal captura.
De inmediato las células dormidas de la izquierda más radical y cuyos miembros tienen más de quince años recibiendo todas clases de ayudas económicas del chavismo, se le tiran al cuello al presidente Abinader, mientras desde Caracas, su gobierno y tanto su vicepresidente Cabello como su presidente Maduro emiten duros epítetos y de insultos abiertos contra la persona del presidente Abinader y sin dejar duda alguna de que van con todas en contra de nuestro primer mandatario y el que tampoco luce que sepa responder ante los infamantes ataques personales en su contra.
Mientras tanto, desde ciertos lupanares mediáticos se vuelve hablar del extraño asesinato del ministro de Medio Ambiente, Jorge Mera y se elucubra, respecto a que este tuvo origen en la parte de la burguesía haitiana socia del gobierno, que, teniendo ya el control del mercado de los combustibles, estaba decidida a construir más de veinte estaciones de gasolina en todo el país y a lo que Jorge Mera se negaba.
Ahora se habla, de que esa muerte es del gobierno y no de nadie más y para agregar más sal a la herida, entonces seudos izquierdistas de oficio, asumen esta especulación como si la misma fuera cierta y de esa manera, más se agita a la atrapada opinión pública y generándole al gobierno una de ataques de todo corte, a los que ni siquiera los adiestrados miembros del aparato de propaganda gubernamental no ha podido contrarrestar.
De ahí, que viendo que la batalla por la propaganda, hasta ahora el gobierno la tiene prácticamente perdida y ahora reforzada “por el efecto venezolano” y el tortuoso manejo del gobierno como de determinados grupos económicos y financieros, cabezas de ese capitalismo salvaje que desde el 2020 arrecia su apetito voraz de quererlo todo para sí y que a la población se la lleve quien le trajo, que entonces se descubra la grosera pretensión de hacer quebrar la planta Catalina y con miras de que Abinader autorice entonces una especie de joint venture de asociación público-privada y ante los ojos de todo el mundo, robarle ese bien público estratégico a la misma nación.
Ya mismo, sobre este particular, Abinader no ha tenido algún tipo de reacción creíble por la que se entienda que es su obligación parar tanto desenfreno y corrupción y por eso no debe extrañar, que, e insistimos, respecto a que una fuerte mayoría nacional se encuentra en ánimo levantisco y ante lo cual, ya no parecería imposible una poblada retaliadora contra el poder gubernamental y también el económico.
Obligándonos a entender, que Abinader y cada día que pasa, más parece esclavo de sí mismo y ello, sí que es un terreno prohibido y minado. Con Dios. (DAG) 11.09-2024
