Abril del 65, Santo Domingo y su zona colonial

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Con la epopeya de abril de 1965, que tuvo como escenario principal el kilómetro cuadrado de la zona colonial de la ciudad de Santo Domingo, nuestro país escribió un capítulo memorable en la historia de los pueblos y las ciudades en sus luchas por el derecho a darse el tipo de poder que entiende encarna sus reales intereses, y de ser libre e independiente de toda potencia extranjera. Fue una gesta que evidenció el valor de nuestro pueblo y de su imperecedero deseo de justicia redentora, que además tiene una singularidad en la historia de los centros históricos de ciudades, y que ha tenido un impacto determinante en la configuración de la ciudad de capital.

Antes de la insurrección del 65, la zona colonial reunía el grueso de las actividades fundamentales de la economía de la ciudad, concentrando las principales oficinas y centro de trabajo de la generalidad de libres profesionales, del sector financiero y de vida cultural y política del país. Al finalizar la guerra, se inició un nuevo modelo económico cuyo pivote fundamental fue la construcción, concomitantemente con la represión y selectiva eliminación física de decenas de militantes y simpatizantes de las organizaciones políticas claves de la insurrección, bajo la expresa dirección de los organismos de seguridad de Estados Unidos.

A partir de 1966, inicialmente en la zona oeste de la capital, se diseñan los principales centros residenciales y comerciales, las grandes redes viales de la ciudad, algunas con claro diseño contrainsurgentes, como la Kennedy/Quinto Centenario y la 27 de Febrero, cuyos recorridos van prácticamente directos a la base militar de San Isidro y al aeropuerto. En muchas ciudades capitales han tenido profundas cirugías urbanas para facilitar transportes de vehículos militares en sus centros para sofocar eventuales insurrecciones. El ejemplo más notorio fue el París del siglo XIX. Conforme se desarrollaba ese nuevo trazado de Santo Domingo, se acentuaba el proceso de abandono y deterioro de su centro histórico.

Durante más de cuatro décadas esa zona fue abandonada, con un sostenido deterioro de su imagen física, de pérdida y empobrecimiento de su tejido social, sin que eso detuviese el incremento del valor del suelo y la especulación edilicia de varios sectores, determinando la pérdida de su centralidad. En general, los centros históricos suelen pasar por procesos de deterioro, pero la particularidad del de Santo Domingo es que a ello contribuyó decididamente la estrategia militar de intervención norteamericana de acorralar allí las fuerzas insurgentes para sofocar la insurgencia.

En el 2012 se inició el programa de regeneración y revitalización, que no sólo detuvo ese proceso de deterioro, sino que tiene perspectiva de ser sostenido y sostenible. Por: César Pérez [hoy]