Arroceros de Mao protestan contra el tratado DR-CAFTA

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Justo cuando apenas faltan dos años para que el arroz extranjero pueda entrar a esta economía sin pagar impuestos y tal como se encuentra establecido en el tratado de libre comercio DR-CAFTA, que fue negociado entre enero de 2003 y enero de 2004, al cual se incorporó la República Dominicana en julio de 2004 junto con los países centroamericanos a excepción de Costa Rica.

Como toda tratado, el DR-CAFTA es uno que se ha hecho y no solo para crear una amplia zona de libre comercio con un movimiento de capital de 30 mil millones de dólares anuales, sino que su finalidad es beneficiar al consumidor con productos de mayor o mejor calidad que los locales y a un precio menor por aquello de la economía de escala.

Con ese objetivo, los productores nacionales han tenido diez años para ajustarse al tratado, de manera que cuando en el 2024 se llegue al pináculo de su gran propósito, el desmantelamiento de las barreras al comercio, eliminación tarifas, apertura de mercados y promoción de las inversiones en todos los países socios, nadie puede alegar que se perjudicaría.

Ahora resulta, que productores de arroz, gritan porque entienden que, con la apertura del mercado internacional, ellos supuestamente van a experimentar grandes pérdidas y hasta que supuestamente el pueblo sería el gran perjudicado y lo que no es cierto y por la simple razón de que tuvieron tiempo de adecuarse al mismo y en tanto mantenían sus precios desorbitantes para la libra de arroz.

increíblemente, dicen que no quieren que el aspecto del tratado en materia de productos locales como el arroz no se implemente y tercamente insisten en hacer creer que con el proceso de desinformación que han iniciado, lograrían que medios y atrapada opinión pública les dieran la razón y por ello insisten en mentir, diciendo “que se perdería la soberanía alimentaria con la entrada en vigor de dicho tratado” y lo que rotundamente no es cierto.

Mientras tanto y como está pactado, el arancel sobre el arroz y otros productos se ha ido disminuyendo desde la entrada en vigor del tratado hasta la actualidad de forma paulatina a diez años. Por lo que esta tasa de impuesto bajaría a cero el 1 de enero del 2025 y que para estos productores que durante estos últimos diez años se lo han ganado todo y no han querido adecuarse, ahora les coloca entre la espada y la pared. Es decir, reajustan sus costos o desaparecerán del mercado y porque el consumidor preferirá el arroz del exterior de mejor calidad y más bajo precio. La adhesión al tratado estuvo a cargo de la entonces ministra de Industria y Comercio y hoy embajadora en EEUU, Sonia Guzmán de Hernández. (DAG-OJO)