Así es “Chewing Mask”, el chicle español que por dos euros protege contra la covid y la gripe

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Desde el inicio de la pandemia, la mayoría de los científicos han trabajado en la búsqueda de una vacuna que acabe con la Covid-19, pero la investigación no se ha quedado ahí. De hecho, aparte de las grandes farmacéuticas, se han puesto en marcha varias iniciativas para tratar de luchar contra un virus que tiene colapsado el planeta.

En España, también se ha trabajado desde el primer día en iniciativas que van un poco más allá a todos los niveles. Por poner un ejemplo de alto nivel, el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) trabaja en una vacuna contra la covid que protege del contagio. Es un spray que se aplica en los orificios nasales para que llegue a los pulmones y cuando el virus trate de entrar se le rechace y evite la infección.

Otro más modesto, pero mucho más rápido y con una eficacia muy alta es el que han puesto en marcha Antonio González Cuevas, director de la agencia de comunicación Ideas Agitadas, y Marcos Isamat, biólogo y doctor en Genética Molecular por la Universidad de Cambridge.

Durante el confinamiento, González Cuevas, como buen publicista, tuvo tiempo de darle muchas vueltas a la cabeza. Una de los proyectos más “sencillos” y ambiciosos en los que pensó era el de crear un chicle que protegiera contra la covid. Una inspiración que pensó que podría ser disparatada, pero al hablar con Isamat, la idea fue tomando forma. ¿Por qué no?

El punto de partida era correcto. El chicle se come con la boca, principal lugar de entrada y de salida del virus y que sobrevive en la saliva. Una saliva que está presente en la boca pero también en la parte trasera de la nariz y en la parte alta de las vías respiratorias. Con este planteamiento, había que encontrar la manera de acabar con el virus mediante los ingredientes del chicle.

Y ahí fue fundamental el trabajo de Isamat, que elaboró un cóctel con tres ácidos de origen natural y que se encuentran en muchos alimentos que lograban rebajar el Ph de la boca y destruía los lípidos que envolvían el coronavirus. El resultado, un gel hidroalcohólico para la boca en forma de colutorio. Sólido, eso sí. El usuario, al mascar el chicle libera los ácidos, que se mezclan con la saliva y acaban con el virus presente en ella tanto en la boca como en las vías aéreas superiores.

Además, la gran ventaja de este producto es que acaba con todas las variantes de la Covid-19, incluso Ómicron porque el cóctel “desarma” las defensas del virus. Por ello, también es efectivo contra la gripe estacional.

El único problema es que la efectividad del cóctel depende de la salivación del individuo, pero no supera los 5 minutos. Es decir, reduce la carga viral existente en la saliva, pero no protege de exposiciones posteriores. Eso sí, evita el contagio durante al menos seis horas, que es el tiempo que tarda el virus en replicarse.

El chicle, que comenzará a ser comercializado en las Islas Canarias bajo la marca “Chewing Mask” (mascarilla masticable) ha pasado todos los controles a lo largo de los últimos 20 meses y que han determinado que tiene capacidad de destruir el virus, no es tóxico y no perjudica la salud bucal. La recomendación es tomar 3-4 chicles al día como máximo y seguir manteniendo las medidas de protección como hasta ahora: Distancia social, uso de mascarillas y pauta completa de la vacunación. Su precio rondará los dos euros y se podrá comprar en supermercados y pequeños comercios. [La Razón]