Es por eso por lo que la partidocracia en pleno: Partidos. Poder Económico, grupos afines de la sociedad civil y la misma prensa, se le van al cuello a la sentencia del Tribunal Constitucional que preserva la libertad de escogencia ciudadana y sin necesidad de ser “bendecido” por algún partido político.
Conociendo la trascendencia que significa la sentencia TC-0788/24, que declara “no conforme con la Constitución los artículos 156 y 157 de la Ley No. 20-23 Orgánica del Régimen Electoral” y en menor medida, la también TC-001-24 y en cuanto a que con las mismas se desploma el grosero monopolio y dictadura de la partidocracia y como mecanismo para robarle a los electores su derecho a la libertad de escogencia y derecho a ser candidatos a cualquier cargo de elección directa sin la necesidad de ser respaldado por algún partido político.
Observamos, como a lo inmediato ha sido montada una fuerte campaña de desinformación a gran escala y para tratar de convencer a los ciudadanos de que el TC se ha pronunciado “contra la democracia” y en razón de ello, queriendo hacer entender que supuestamente “desvirtúa los esfuerzos para fortalecer la democracia de los partidos” y como acaba de pronunciarse el vocero de la ONG Finjus, que es el brazo legal del poder económico y en especifico desde el sistema financiero y bancario y que es un mensaje manipulado para evitar que el sistema democrático de elección directa vuelva a estar directamente en manos de la población electoral.
¿Qué es lo que ha sucedido?, que en estos 63 “años de democracia”, los partidos políticos y como gran cartel mafioso dominado por los capos que los dirigen, no solo que han hecho lo que les ha venido en ganas en base a mantener una campaña propagandística masiva haciéndole creer a la gente, que la democracia realmente siempre ha estado en sus manos, cuando en la práctica son los poderes económicos y financieros, la burguesía, los medios de comunicación y todo el aparato político quienes deciden por la nación controlando todos los hilos del poder aprovechando la poca instrucción cívica ciudadana e incentivando la corrupción generalizada en base al profundo estado de necesidad que domina a las grandes mayorías y el que nos les hace pensar correctamente y menos como ciudadanos.
Ahora y cuando realmente nadie se lo esperaba, es el pleno del TC el que ha decido ofrecer la herramienta o mecanismo constitucional y que como ninguna otra decisión del TC nunca podría ser derogada y para que los ciudadanos nos demos cuenta, de que el más alto tribunal nacional entiende que la nación debe darle un drástico vuelco al actual sistema corruptor de una democracia representativa, que fundamentada en las decisiones que tomen los partidos políticos, es desde el cual la ciudadanía debe crear los parámetros de autogobierno y lo que rotundamente nunca ha sido así.
Al contrario, la alta burguesía proveniente de los más reaccionarios grupos antitrujillistas logró y desde sus gobiernos del periodo mitad 1961 a mitad 1966, imponerle a la nación un sistema político absolutamente injusto y de privilegios, en el cual, el ciudadano era relegado a dejarse manipular como un simple matasello esclavizado y en base a fomentar la corrupción política y moral más execrable.
Y ahora cuando parecería que la dictadura partidocrática no podría ser detenida y eliminada, viene la sentencia del TC-TC/0788/24 a ofrecer el necesario pie de amigo que la ciudadanía requiere para imponer un nuevo orden mucho más ajustado al estado derecho que debió de haber sido y en base a que el fundamento del sistema político no descansa en los partidos políticos y sí en el ciudadano elector.
Entonces y por el aluvión propagandístico partidocrático, se pretende confundir a la nación, cuando el TC viene en rescate, de que, si se quiere dinamizar el sistema político y limpiarlo de la corrupción que lo maniata, los ciudadanos con derecho a ejercer el voto, tenemos que ejercer nuestro derecho a ser candidatos independientes sin necesidad de contar con el aval de ninguna agrupación política.
Consecuentemente, llamamos la atención de los ciudadanos y en mayoría jóvenes (cerca de 4 millones de ciudadanos) quienes en mayo de 2028 son quienes van a decidir el derrotero final que nuestro sistema democrático deberá de encauzarse y si realmente queremos que se imponga la separación de los tres poderes del Estado: Legislativo, Judicial y Ejecutivo, que hasta ahora han sido fundidos en un solo poder superior: El Ejecutivo.
De este modo, las redes sociales y los influenciadores son quienes deberán encabezar la fuerte batalla institucional que ya se avecina, mediante la cual, el caudillismo a la vieja usanza deberá de dar paso al nuevo liderato de juventud hacia futuro que ahora mismo comienza a mostrarse en las redes sociales y en el nuevo tipo de liderato social que representan los influenciadores y lideres de opinión no contaminados con el periodismo mercancía que tanto ha contribuido a la existencia de la dictadura partidocrática.
Porque no es que el Tribunal Constitucional quisiera que se desvirtúen los “esfuerzos para fortalecer la democracia de los partidos”, sino al contrario, que, ante el fracaso de esta, se impone un sistema democrático abierto y renovado e impuesto a imagen y semejanza de aquello que nuestra población joven anhela y para desprenderse definitivamente del pasado oprobioso que hasta ahora a encadenado a la República.
Si esta realidad se tiene en cuenta, entonces las redes sociales y sus influenciadores tienen que dar el paso de enfrentar la anacrónica partidocracia y enterrarla. Mientras tanto, esta y dando los últimos zarpazos antes de morir, lanza a sus lacayos en una feroz campaña desinformativa que impida que la juventud se de cuenta del tremendo poder de cambio que tiene en sus manos y para imponer nuevos lideres, nuevas políticas y con un solo propósito de devolverle el país al pueblo.
Resumimos: Con la TC 0788/24 se le devuelve el país al pueblo. Es por eso por lo que la partidocracia en pleno: Partidos. Poder Económico, grupos afines de la sociedad civil y la misma prensa, se le van al cuello a la sentencia del Tribunal Constitucional que preserva la libertad de escogencia ciudadana y sin necesidad de ser “bendecido” por algún partido político. Con Dios. (DAG) 23.12.2024






