El congresista republicano George Santos, que se inventó toda una carrera personal y política plagada de falsedades y que se resistía hasta ahora a abandonar su escaño, se mostró este jueves por vez primera dispuesto a dimitir.
Asediado por los periodistas en los pasillos del Congreso estadounidense, Santos -electo por un distrito de Nueva York- dijo – “Si 142 personas me piden dimitir, dimitiré”, según se ve en un video difundido este jueves en varios medios.
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Aunque no aclaró qué significa esa cifra, coincide con los dos tercios del número de congresistas del Partido Republicano, que con 222 escaños tiene asegurada la mayoría en la cámara.
Santos se encuentra ante una presión cada vez mayor después de que el miércoles la plana mayor del partido del distrito donde fue elegido -el condado de Nassau, al este de Nueva York- pidiera inequívocamente su dimisión tildándolo de “mancha” para la formación y pidiéndole no volver a poner un pie en las dependencias del partido.
Sin embargo, el miércoles mismo se mostró altivo y escribió en su cuenta de Twitter- “NO voy a dimitir” (sic con mayúsculas), e incluso se mofó de un correligionario y excongresista, Adam Kinzinger, que le había pedido renunciar al escaño- “Vete a llorar a la CNN (cadena donde Kinzinger es comentarista)”, le espetó.
Los medios han venido subrayando en las últimas horas que si bien la rama local del Partido Republicano se mostró sin fisuras contrario a la continuidad de Santos, aún no lo ha hecho la dirigencia nacional del partido, lo que significaría la ruptura total con el congresista y su incapacidad para seguir adelante.
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Tras hablar este jueves de las «142 personas” que deberían pedir su dimisión, sin dar otras precisiones, Twitter se llenó de chistes de personas que decían ser “uno de los 142 votantes”, “uno de los 142 electores” o hasta “uno de los 142 habitantes del Condado de Nassau” para conminarle a la renuncia.
El político republicano, de 34 años, está en el ojo del huracán desde hace un mes, cuando el diario New York Times develó que numerosas informaciones en su currículum sobre su familia, su religión, sus estudios, su carrera y hasta su militancia animalista eran pura invención, tras haber contrastado cada una de sus afirmaciones.
Fuente: Hoy