Desde ahora la partidocracia objeta la creación y manejo de un software por parte de técnicos de la Junta Central Electoral y así se llegará al 2024 con las elecciones en un hilo. Una advertencia a tiempo

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La capacidad maléfica de mentir y enredarlo, todo que tienen los delegados de los partidos políticos, es de una dimensión tan alucinante, que la mayoría tiene bien establecido el oponerse a toda resolución o decisión que tome el pleno del tribunal electoral de primera instancia y en base a ello y con sus aliados mediáticos, desacreditar el proceso electoral y con el propósito de hacer que los electores se confundan y no caigan en cuenta, de que al final, lo que la partidocracia quiere es afectarles el libre ejercicio de escogencia.

Por esta razón, nuestras elecciones y con sus más y sus menos, siempre han sido una vil demostración de que al elector no se le permite decidir por sí mismo y sí por lo que quieran los partidos y sus grupos de activistas y mediáticos de manipulación contra la ciudadanía.

Las elecciones pasadas del 2020 fueron un vivo ejemplo de lo que decimos y en las que brigadas de periodistas y comentaristas activistas a favor de un candidato, lograron y como dice el campesino dominicano, “enredarle la cabuya” a todo el mundo y al extremo, de que hasta la misma presidencia de la JCE participó en el golpe final contra la libre escogencia ciudadana y al suspender las elecciones a la hora y media de haber sido iniciadas.

Gracias a semejante mecanismo tan distorsionador, más el apoyo fuerte de activistas mediáticos desde la Plaza de la Bandera, resultó, que un partido, el Revolucionario Moderno (PRM) logró imponérsele al entonces gobernante De la Liberación Dominicana (PLD) y el que por más mañas que quiso implementar y junto a la prepotencia y arrogancia de sus activistas y militantes, terminó cayendo derrotado ante la espiral de confusión generalizado que aquel colapso electoral produjo a primera vez.

Hoy, que el PRM es el que está en el poder, parecería que los mismos pasos que el PLD dio para quedarse en el poder, es el actual partido en el poder el que quisiera imitarlos y lo que es preocupante. Y no estamos hablando de si los resultados electorales al final resultaron en buenos o malos, toda vez que fue evidente, que las circunstancias y los intereses creados los hicieron manejables.

Ante esta realidad, ni siquiera vale la pena criticar la forma del manejo que provocó el nacimiento del gobierno actual y sí en cambio, detenernos en un hecho, que cuando lo descubrimos nos dejó francamente anonadados: Que como el presidente Luis Abinader llegara de manera tan accidentada al poder constitucional, es su propio partido, el PRM y sus cabecillas, el que ahora muestra preocupación por si el primer mandatario no pudiera sacar hacia adelante su reelección constitucional y de ahí que los cabezas del PRM estén decididos a adelantarse a cualquier situación sorpresiva.

Justo por ello fue lo de la visita política entre los expresidentes Mejía y Medina Sánchez con el pretexto de las fiestas de fin de año y cada uno tratando de amarrar “la perra de mamá Bélica”, de la que tanto habla Mejía cuando quiere salirse con la suya.

En otras palabras, lo que estamos viendo, es que desde la dirigencia del PRM se desconfía, de si Abinader pudiera ser el candidato vivo y viable que a la formación política le interesaría tener y en momentos, que críticos a escondidas del PRM, enarcan las cejas, viendo o entendiendo que los pasos de Abinader supuestamente no son los correctos.

Realmente, tampoco sea que el presidente no esté actuando y desenvolviéndose como se espera de un político de su experiencia y coraje, pues si los indicadores de popularidad son observados detenidamente, se verá que Abinader ha logrado mantener ese pie de amigo de todo presidente, que es ese 25 por ciento de apoyo firme que el cargo le otorga a quien sea jefe de Estado y de Gobierno y que de suyo, le facilita y mucho, para que por sus propios logros, terminar obteniendo un triunfo reeleccionista decididamente exitoso.

Pero ni así los capitostes partidarios confían y Mejía es el primero y por eso de búsqueda de contactos y perspectivas de acuerdos partidarios futuros y los que no tienen nada que ver con los propios acuerdos que en este sistema presidencialista solo son determinantes y exitosos, si quien  los puede realizar sea el presidente de la República y que es la importante migaja de poder fáctico que tiene Abinader en sus manos y la decidida ventaja comparativa, frente al resto del aparato político y no solo el gubernamental.

La experiencia nos dice, que todo acuerdo que no implique al presidente de la República en ejercicio siempre será uno fallido y en función de esta verdad, tampoco nos sorprende, que el otro expresidente, Fernández, busque a la desesperada un posicionamiento que le otorgue cierta firmeza para fines de negociaciones electoralistas y el que, por lo visto, parecería que ya obtuvo con el apoyo directo del barón mediático dueño del oligopolio periodístico más importante del país, Pepín Corripio.

Para entender lo que está ocurriendo tras bastidores, digamos, que el “performance” de los expresidentes, viene siendo la distracción para que sus respectivos partidos tiren el pleito dentro de la JCE y para tratar de quitarle principalía a la misma y poder de imposición de veto y que es la razón, de que ahora se esté en los inicios del “espectáculo asociativo” de los delegados políticos poniendo en dudas el software que la resolución preliminar 34-2022, establece.

Es decir, a ojos de la atrapada opinión pública, la partidocracia quiere dar un golpe de timón generando un espectáculo mediático al estilo de aquel de la Plaza de la Bandera de 2020, pero circunscrito a la discutidera sobre la modalidad de las elecciones del 2024 y las primarias de octubre próximo, que incluye la elaboración de un software para el cuadre de las actas de votación y es con ese objetivo el inicio del debate que ya se está conociendo.

Tanto es así, que, si nos vamos al fondo, veremos y aunque no lo parezca, que se trata de una trampa contra el mismo Abinader y una especie de relanzamiento del enfermizo ánimo partidario, de negarle el derecho a la libre escogencia a los electores del 2024.

Consecuentemente, estamos viendo, como supuestos amigos, relacionados o colaboradores de Abinader y quienes, en el fondo, todavía no están seguros del paso de la reelección constitucional, empiezan a manipular e imponer presiones de todo tipo y mediante el chantaje publicitario, para obligar a medios y periodistas determinados o que entienden que el mandatario les presta cierta atención, a que solo respondan a ellos y al PRM y no al presidente y lo que nos parece una enorme canallada.

De esto suceder, dentro del seno de instituciones del gobierno central como de organismos descentralizados y en particular financieros, solo tiene una explicación: Dentro del PRM quieren crear una especie de “precandidaturas al instante”, que sirvan para desviar la atención de los militantes partidarios respecto a las probabilidades electoralistas del mismo Abinader y de ese modo obligarle a negociar su capitulación. ¡Qué después no se diga que no se hizo la advertencia a tiempo! (DAG)