Después del discurso de Putin de ayer, ya es casi seguro una ampliación mayor de la guerra que EEUU-Reino Unido y la UE libran contra Rusia y que, de suceder, los gobiernos en países geoestratégicos no estarán seguros y sus pueblos en veremos

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Desde luego que en el análisis político formal no caben interpretaciones en base a subjetividades y mucho menos a suposiciones, sino que, al contrario, el mismo debe ser lo suficientemente táctico y prudente y si al final se quiere que el país que se quiera defender se le facilitaran los hechos para crear su propia estrategia de supervivencia institucional.

Y hablamos de supervivencia institucional, porque esa es precisamente la gran lección que ese tipo de nación debe tener en cuenta y mucho más si su territorio se encontrara en el medio de todos los caminos y que es el caso de las dos naciones que componen la isla de la Española y sin importar las desigualdades sociales, económicas y culturales que las diferencian, pero que separan y como debería suponerse, a sus pueblos respectivos.

Pues si la guerra llegara a nuclear y aunque fuere regional, sus efectos aéreos y marítimos se harían sentir con pura fuerza destructora, mientras que, si sus gobiernos no saben actuar dentro de la prudencia calculada que los hechos les impondrían, fácilmente que ambas experimentarían serios desajustes institucionales en los que sus propios sistemas de gobierno podrían caer en una situación de modificación impuesta por los resultados del teatro de la guerra.

Es decir, debe analizarse, que la guerra no sería solo en Ucrania sino en cualquier parte y con mayor intensidad geoestratégica, en lo profundo de las aguas marinas de este tipo de naciones. Solo hay que tener en cuenta, que no menos de seis submarinos y nucleares, tanto de EEUU como de Rusia, se encuentran navegando permanentemente entre el Océano Atlántico y el Mar Caribe, al tiempo que EEUU tiene su ejército de área, el Comando Sur, en pie de alerta y mucho más, después del cruce de palabras de ayer entre Putin y Biden.

Uno desde Moscú y el otro desde Polonia. EL primero, advirtiendo que no cederá en lo absoluto en la defensa de la Madre Rusia y el segundo, replicando que no dejará que Rusia se alce con el triunfo en Ucrania. En uno y otro caso, de lo que se trata también, es de la especie de prueba de fuerza entre las dos potencias nucleares y que, como tales, al momento que se desate el infierno global, ninguna de las dos tendrá en cuenta las vidas de naciones y pueblos del resto del planeta.

Si esta actitud radical por partida doble se impone y lo que creemos, ninguna frontera en las naciones geoestratégicas sería respetado. Por ejemplo, Haití podría ser ocupada militarmente y República Dominicana tendría que aceptar verse convertida arbitrariamente en una base militar de tierra en el centro del Caribe y con lo que todo ello signifique en pérdida de sus respectivas soberanías.

Se podría ver también, que el gobierno provisional haitiano sería un mecanismo títere de las fuerzas de ocupación, mientras que para República Dominicana y por su propia condición de nación económicamente emergente y mejor estructurada en lo institucional, no dudamos que experimentaría un retroceso democrático grave y al extremo, de que su gobierno pudiera experimentar una de estas dos variables: Auto militarizarse o que las circunstancias internacionales le impongan un gobierno militar de autonomía propia y por tener un ejército vasallo del Pentágono y vía el Comando Sur.

Desde luego, la situación podría modificarse y no ser todo lo crispante que ahora mismo se pudiera suponer, si en ambas naciones, sus respectivas clases gobernantes  llegan a entender, que oponerse no tendría sentido y que tratar de mantener cierta equidistancia que no afecte el juicio de los estrategas en Washington debería ser lo prudente y quienes para este tipo de escenario, su historial indica que nunca se han ido en chiquitas o que no actuarían sin escrúpulos alguno y como sucedió en el pasado cuando el interés por entrar a la Segunda Guerra Mundial a EEUU no le importó sacrificar vidas, armamento, aviones y buques de guerra en Pearl Harbor y como pretexto para irse a la guerra contra el imperio japones y entrar a tiro limpio por Italia y hasta derrotar a la Alemania nazi en el sector occidental de la península europea mientras que en el oriental, la Unión Soviética hacia lo mismo  y con una brutalidad tan terrible, que por donde peleó y pasó a sus militares, fueron territorios que ocupó de inmediato.

Por supuesto, no estamos diciendo que los escenarios que intuimos y si se aplica la lógica en un escenario de guerra ampliada, sea precisamente lo que podría ocurrir, pero sí que puede dar pie para que las dos naciones actúen en consonancia con la situación que se le impondría desde el exterior. Aunque, sí no nos cabe duda alguna que Haití sería ocupada y tanto por EEUU o por Canadá, mientras que los dominicanos, no solo veríamos la cara más áspera de un Tío San en guerra por su propia supervivencia, sino que tendríamos que saber cómo maniobrar sin que por ello la soberanía se pudiera perder al completo.

Pero y conociéndose ese espíritu tan servil que caracteriza a muchos y más a nuestros efectivos de uniforme, ¿no podría ocurrir que los militares a los que les toque accionar contra el orden constitucional, quisieran aprovechar la incursión del Comando Sur y para imponer una especie de dictadura militar con supuesto apoyo civil y con un presidente de la República que tendría que maniobrar muy hábilmente y para evitar que los sucesos que acontezcan no se lo pudieran llevar de paro y sabiéndose que en circunstancias extremas, el dominicano es más que dócil y genuflexo?

Es ahí donde radica nuestra preocupación y por eso creemos pertinente, que de antemano el gobierno y en particular el presidente Abinader, explore las diversas variables de un teatro de operaciones de guerra que no manejaría y sí sus efectos, para desde ahora procurar el escenario menos dañino y en base a negociaciones de Estado con el mismo Washington y lo que sin alarma pero con método pragmático ya debería de estarse estudiando o explorando y por aquello, de que es mejor prever a tiempo que ser agarrado de sorpresa y sin espacio para lograr algún tipo de supervivencia.

EEUU es un imperio que ya está en guerra y no en un simulacro frívolo de extinción y enfrentado a una Rusia -también imperio- que, hablando en dominicano y en términos beisbolísticos, tampoco es ningún “flay al quécher” y que, por lo dicho ayer por sus dos presidentes, parecería que ninguno está dispuesto a ceder y sin importarle la suerte que corra el resto del mundo.

Entonces en este país nadie puede actuar como si no viera ni entendiera lo que está ocurriendo y menos, cuando tenemos tan cerca los navíos y efectivos del Comando Sur y estratégicamente cerca los submarinos nucleares de las dos naciones. Por lo tanto, lo que se impone, es una política de guerra: Contención absoluta en el gasto superfluo, revisión de nuestras potencialidades en materia de energía y de suministro de combustibles y mecanismos de aprovisionamiento para la población y crear pues, un esquema de supervivencia en estado de emergencia.

Si no pasa nada y todo queda dentro del ámbito europeo. Viva Dios, Respiraremos y tendremos que ajustarnos a salvar los vidrios rotos. Pero nunca quedarnos cruzados de brazos cuando el mundo parecería que está al estallar. Y lo que nos obliga a decir, que después del discurso de Putin de ayer, ya es casi seguro una ampliación mayor de la guerra que EEUU-Reino Unido y la UE libran contra Rusia y que, de suceder, los gobiernos en países geoestratégicos no estarán seguros y sus pueblos en veremos. (DAG)