El innoble voto 14 en la OEA en 1965

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El 6 de mayo de 1965, reunida en Washington, la Organización de Estados Americanos (OEA), en forma violatoria de sus propios estatutos constitutivos y de manera irregular “aprobó” el envío de una Fuerza Interamericana de “Paz” a la República Dominicana. Votaron a favor de la resolución: Estados Unidos, Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Haití, Honduras, Nicaragua, Panamá, Paraguay y El Salvador. En contra: México, Uruguay, Chile, Ecuador, Perú. Se abstuvo: Venezuela.

Según los propios estatutos de la OEA, se requerían 14 votos de los países integrantes para determinar una decisión de esa naturaleza. No tenían el voto 14 para legalizar la “Fuerza Interamericana” y sacarle las castañas del fuego a la Administración Johnson. El presidente Johnson quien había dispuesto el desembarco de 42 mil marines el 28 de abril de 1965, con el pretexto de impedir la toma de los comunistas del Poder, estaba   en la picota internacional ante el repudio universal a esa invasión, contra un movimiento democrático para la reposición en el Poder del presidente Juan Bosch y la progresista Constitución de 1963.

Nunca los comunistas dominicanos tuvieron la dirección o el control militar de ese movimiento. Gran problema se le presentó a Johnson ante la comunidad internacional, sobre todo cuando se hizo evidente que el movimiento constitucionalista había pulverizado a la tropa élite de la Base de San Isidro en la batalla del puente, y que ese movimiento estaba, luego del asilamiento del presidente Molina Ureña, dirigido por oficiales de raigambre democrática, entre ellos el presidente Francisco A. Caamaño, escogido por el Congreso Nacional dominicano en sucesión constitucional.

Entonces Johnson apeló a la OEA para disfrazar la “metida de pata” en Santo Domingo, con la complicidad de varios países del continente cuyas administraciones les eran incondicionales. Voces altas de Estados Unidos manifestaron su rechazo a esa invasión nefasta, y manifestaron de una manera u otra su admiración al movimiento constitucionalista dominicano.

El gran drama se presentó en la reunión convocada de la OEA, cuando los estatutos de esa organización requerían 14 votos para aprobar una decisión de ese tipo y solamente tenían 13 votos. Sin el voto 14 la OEA no podía formar esa fuerza encubridora de la grosera invasión del 28 de abril. Entonces ocurrió lo indecible, buscaron al exembajador ante la OEA del Triunvirato, el señor José A. Bonilla Atiles. Este señor había cesado como Embajador en el mismo momento en que el Triunvirato fue derrocado hacía 11 días. Entonces lo habilitaron sin calidades legales ni éticas y lo pusieron a votar.

Ese voto 14 fue el voto de la ignominia nacional. Y lo digo con pena, con tristeza. Bonilla Atiles fue un gran luchador anti trujillista, de una honestidad señera y padeció cárcel y persecución del tirano. Su familia honorable, digna, ha sido ejemplo social y humano de decencia y decoro. Familiares suyos murieron en la gesta del 14 de junio y participaron en la expedición de Luperón en 1949. Pero hay un momento, un instante, una edad en la vida de la gente, de la cual el hombre no debe pasar, es cuando se debilitan sus defensas morales, claudica y se somete a los dictados de la sinrazón y del oprobio. Por: Tony Raful [Listín Diario]