El Metaverso

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El muchachito dueño de Facebook le cambió el nombre a su empresa y ahora le llama Meta. La apuesta de Mark Zuckerberg surge como medida de distracción a las demoledoras revelaciones hechas contra el gigante tecnológico y como una estrategia para llamar la atención sobre su nuevo paso: el de construir una realidad paralela digital que sustituya a la vida humana concreta.

Eso de que Facebook pretenda acumular más poder del que tiene sobre las vidas de la gente que no sabe autocontrolarse, es para ponerse muy nervioso.

En la realidad actual, la influencia de Facebook ha crecido tanto, que la plaforma social se ha convertido en el campo de batalla ideal para que el radicalismo se propague a niveles insólitos y tengamos sociedades mucho más polarizadas.

La empresa no ha querido asumir su cuota de responsabilidad por esa realidad y su conducta reprochable quedó retratada en los documentos y testimonios que la exempleada Frances Haugen facilitó al Congreso estadounidense, donde dejó claro que el emporio tecnológico entró en un “conflicto de intereses entre lo que es bueno para el público y lo que es bueno para Facebook”.

En sus declaraciones, Haugen describió cómo dentro de la empresa se bromea cada vez que la inestabilidad social llega a un país de la mano de la plataforma y cómo se han hecho oídos sordos cuando se plantean situaciones delicadas, como el intento de golpe de estado -así reconocido ya por las autoridades- ocurrido en Estados Unidos el pasado 6 de enero.

En medio de ese escándalo, Zuckerberg anuncia el cambio de nombre de la empresa y el futuro de su negocio, una plataforma integral que llama el “Metauniverso” y que permitirá la inmersión de las personas en un mundo cuasi real que será controlado por Meta.

Esa es una idea descabellada y a estas iniciativas hay que ponerles coto. Nadie debe tener el poder de alterar la realidad de los seres humanos a esos niveles, menos para hacer dinero. Así como el mundo se puso de acuerdo para regular los impuestos y proteger el medioambiente, toca regular estas plataformas digitales, porque se nos está haciendo muy tarde y el daño será catastrófico. Por: Benjamín Morales [Diario Libre]