El peligro de un «error de cálculo»

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Unas declaraciones del subsecretario de Defensa británico han provocado una irónica pero contundente respuesta de la portavoz rusa, no carente de la lógica utilizada por el primero: «Es absolutamente legal que Ucrania ataque en profundidad a Rusia para interrumpir la logística, ya que si no se interrumpen esos suministros provocarán la muerte y el derramamiento de sangre en Ucrania».

María Zakharova le ha replicado: «Si es posible golpear en lo más profundo de Rusia para interrumpir el suministro de armas, ¿entendemos que Rusia puede atacar objetivos militares en el territorio de los países de la OTAN que suministran armas al régimen de Kiev? Al fin y al cabo, esto también provoca derramamiento de sangre en Ucrania. Que yo sepa, Gran Bretaña es uno de esos países».

Ciertamente la lógica de la respuesta de la portavoz no oculta la gravedad de la amenaza que contiene, si bien utiliza la misma que el británico. Sorprendentemente zanja la discusión con una ironía que parecería más propia del británico que de la rusa: «La profundidad de pensamiento de los dirigentes del Ministerio de Defensa británico, solo es superada por la inteligencia de los dirigentes del Foreign Office».

Este cruce de declaraciones muestra hasta qué punto un «error de cálculo» puede desencadenar una escalada militar por una simple escalada verbal. La experiencia muestra que se sabe cuándo empiezan las guerras, pero se ignora cuándo y cómo terminan. Un ejemplo singular de esto fue el inicio de lo que acabó convirtiéndose en la Primera Guerra Mundial, con el atentado de Sarajevo cometido por un terrorista serbio.

De momento, Putin ya exige a EEUU que deje de suministrar armamento a Ucrania, a lo que contestan que ellos buscan «el debilitamiento de Rusia». En el trabajo «Berlín 1961» de Frederic Kempe, considerado como obra de referencia sobre la crisis de Berlín que llevó a Kruschev y Kennedy al borde de una guerra nuclear, se insiste en la preocupación de ambos dignatarios porque un simple «error de cálculo» de cualquier intermediario pudiera precipitar el desastre.

En estos momentos Biden y Putin no tienen interlocución alguna, y Boris Johnson tampoco, lo que debería llevar a extremar el celo de otros escalones intermedios para no alimentar un conflicto que al parecer interesa se prolongue todo lo posible. El secretario de Defensa estadounidense Lloyd Austin así lo ha afirmado al convocar una cumbre con colegas de cuarenta países aliados: «Hay que reforzar militarmente a Ucrania, que puede ganar la guerra…». Si alguien cree que Putin aceptará ser derrotado en Ucrania estamos ante algo más que un mero error de cálculo. Por: Jorge Fernández Díaz [La Razón]