Solo un país de delincuentes y analfabetos funcionales o de políticos corruptos que no velan por sí mismos y su nación, es que ha podido pasar la inundación del pasado martes, cuando una gran parte del Gran Santo Domingo, ceca de cuatro millones de habitantes, fue inundado en menos de dos horas por un diluvio que no se veía ni recordaba desde hacía 40 años.
En este sentido, los incompetentes, incapaces y maleados legisladores que nos gastamos, debieron de haber elaborado una que otra ley especializando los recursos económicos y financieros que hicieran falta para corregir la situación, por lo menos de limpieza permanente y a gran escala de los imbornales en ciudades y pueblos, vía sus respectivos ayuntamientos.
Por eso, lo del pasado viernes, fue la muestra más patética de la terrible degradación moral en la que vivimos los dominicanos y el reflejo más ruin de la clase gobernante depredadora y corrupta que no solo saquea a esta nación y hasta ahora impunemente, sino que induce a millones de ciudadanos a que se roben así mismos. (DAG-OJO)