El rey más «pobre» y el mito de Pegasus

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Pegasus o Pegaso era el caballo de Zeus, dios de dioses en la mitología griega. Un corcel blanco y alado, indomable, que el héroe Belerofonte pudo montar para matar a la Quimera, la bestia de múltiples cabezas.

Belerofonte, que personifica el vicio de la «ambición excesiva», una vez que dominó a Pegasus le obligó a llevarlo al Olimpo para convertirse en dios. Zeus no lo permitió. Envió un mosquito que picó a Pegasus, se asustó y precipitó al vacío a su jinete. No murió, pero quedó lisiado y condenado a vagar por el mundo.

Quimera no es la Cataluña «indepe» y Pegasus es un «software» de rastreo, solo al alcance de los Gobiernos. Sin embargo, hay coincidencias. Los mitos son fábulas que explican falsamente la realidad y en el mundo «indepe» catalán ha habido mucha «quimera», entendida como dice el diccionario de Oxford: «Ilusión producto de la imaginación y que se anhela pese a ser muy improbable que se realice».

Carles Puigdemont, que existe, por otra parte, recuerda a ese Belerofonte caído del caballo y condenado a vagar sin fin, mientras en la Cataluña real, sus partidarios –con Borrás a la cabeza– y los de Junqueras –con Aragonés al frente– se pelean entre sí, al mismo tiempo que aprovechan el asunto Pegasus para recuperar resuello.

Indepes de toda clase y condición y otros aliados del Gobierno y varios de sus integrantes, con Iglesias de ideólogo, se rasgan las vestiduras y les molesta que el CNI –en donde ahora fuman en pipa– haga su trabajo, eso sí, desde la legalidad y, si no, atenerse a las consecuencias si son cazados en un error.

«Indepes» y demás piden la cabeza de Margarita Robles, porque esta allí y hoy es posible –¡habrá que verlo!– que dejen al Gobierno colgado en una votación importante, pero que tiene remedio. No llegará la sangre al río. Todos contra Sánchez, pero siempre que Sánchez siga en la Moncloa, es la máxima de «indepes» y otros socios del Gobierno, en el país de la envidia en el que destaca la anomalía, no menos importante, de tener al Rey más «pobre» de todos los reyes, con ese patrimoncito de 2,5 millones de euros y que está condenado a no ser mucho menos «pobre» siempre, porque en España cualquier riqueza –incluso la honrada– es sospechosa. Así nos va. El rey más «pobre» y el mito de Pegasus. Por: Jesús Rivasés [La Razón]