En este país la corrupción se acepta mientras se es lumpen proletario que quiere trepar a pequeño burgués, luego la justifican

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Un repaso amplio de todo el fuerte proceso tan desmoralizante para la gente honesta y decente, que le ha significado que otros hubiesen creado la utilización del poder, de sus recursos y como parte de quienes en este lapso de 62 años se han enriquecido al amparo de las funciones públicas que han detentado, lo que habla, es que por lo menos, con las generaciones actuales nacidas hasta el 31 de diciembre  de 2013 no se puede contar para lograr el adecentamiento de la política como ejercicio limpio de servicio público.

Por eso, de que entendamos, que los nacidos del primero de enero de 2014 a este domingo 30 de abril de 2023 y porque los últimos aún son preadolescentes, necesariamente no debe tomárseles en cuenta como parte de las generaciones contaminadas con el dolo, y el robo a gran escala y tanto en el ejercicio del poder público como en el quehacer del sector privado y por el simple hecho, de que aún son mentalidades en formación que pueden ser guiadas hacia propósitos sanos y si sus padres, tutores o mentores tienen conciencia, de que al poder no se va a robar ni a dejarse corromper y de que definitivamente hay que parar en seco la terrible inversión de valores morales que afecta a la mayoría de las familias de esta nación.

POR EL OJO DE LA CERRADURA que es un medio de opinión independiente a todos los poderes públicos y privados, que precisamente nació el 19 de marzo de 1972 para combatir la corrupción política en todas sus vertientes públicas como privadas y sin importarle a su editor y como en efecto le ha sucedido, ser víctima de la persecución más encarnizada por parte de quienes abrazaron la corrupción como si fuese una hermandad para el crimen y el latrocinio, tiene la suficiente autoridad moral para enróstrales a todos los delincuentes de cuello blanco, que definitivamente debe llegar un momento para detener en seco sus tantas inconductas.

No es posible, que tres generaciones de dominicanos que han nacido en este lapso de 62 años y que ahora se compruebe, que muy pocas son las instituciones públicas y privadas que no han sido contaminadas por la corrupción y lo más grave como patético, que todos los gobiernos que se han tenido desde el del Consejo de Estado hasta el presente, de ninguno se puede decir que haya salido del lodazal sin mancharse.

Es al contrario, los dos primeros, Consejo de Estado y Triunvirato, fueron la esencia del robo y la corrupción del poder desde el sector privado y en particular desde la oligarquía y su cabeza principal la familia Vicini y la que desde cien años atrás desde el gobierno del obispo Meriño y afianzándose en los de Lilis, creara la estructura delincuencial que utilizó al Estado como la fuente principal de su enriquecimiento propio y proyectándose a todas las familias como la muestra poco edificante a seguir.

En descargo de esa familia, compuesta ahora por desarrollistas y emprendedores, debe puntualizarse, que, corrigiendo sobre sus actuaciones pasadas, sus últimas dos generaciones han significado un vuelco casi total respecto al comportamiento licencioso de sus ancestros y en años atrás, en sus tiempos del capitalismo salvaje que su cabeza principal creara y decididamente, en base a haber tenido un mayor sentido de la oportunidad y en función del servilismo reinante.

Luego, los gobiernos que sucedieron y haciendo abstracción del de Juan Bosch, que fue una especie de brisa fresca de siete meses y el paso del torbellino de los dos gobiernos provisionales pos asonada de abril de 1965 y el provisorio de García Godoy, de frágil institucionalidad y al ser uno derivado de una intervención militar extranjera que le mantuvo dentro de una especie de camisa de fuerza manipulada por la embajada estadounidense.

Definitivamente hay que iniciar la cuenta y comenzando por los de Joaquín Balaguer, el maestro del uso del poder para envilecer a los débiles de carácter y aun así, fue el creador de la chispa, que generó, que quien escribe creara este medio de expresión libre y el que con las fallas propias de todo humano, se ha mantenido constante en su lucha propia contra el envilecimiento amoral de sus conciudadanos e instrumentos de vida y de poder y este siempre impulsado por el oportunista y corruptor sector empresarial que controla su nicho mediático.

Siguieron después, los gobiernos de Antonio Guzmán y Salvador Jorge Blanco, el primero, un hombre de palabra y el segundo, un jurista, que haciendo abstracción de sus errores institucionales, fue también una personalidad seria y como Guzmán, también reciamente integra. Pero en los dos casos, sin poder decirse lo mismo de sus principales válidos y asistentes, protagonistas a ese tiempo de muestras significativas de enriquecimiento ilícito desde el poder.

La nota popular y pintoresca la dio Hipólito Mejía, quien queriendo ser el hombre decente y correcto que el hogar le enseñó, la vorágine del poder y su misma inexperiencia, le hizo chocar con su realidad, de estar rodeado de tantos malandrines y busca vidas y de quienes a duras penas y por su carácter volátil, pudo salir del ejercicio del poder, no del todo limpio pero tampoco no tan sucio y en materia de una administración tremendamente populista, cuya gente no pasó del fango y de la mediocridad casi absolutos.

Ahora, donde hubo el estallido más significativo de corrupción a gran escala, sin duda y con un diez, en una escala de cero a diez puntos, fue en los tres gobiernos de Leonel Fernández, el auténtico padre de la corrupción política y privada y quien envileció a un nivel tan reprochable el ejercicio del poder y al prostituir a tantos, que ahora y queriendo volver a ser presidente, experimenta su peor pesadilla.  La de sentirse, que, por sus actos de ejercicio de gobierno amoral, confronta el más amplio rechazo de la población y queriéndolo ocultar con la terrible manipulación que les ha hecho a sus seguidores más jóvenes, quienes todavía no tienen idea del político farsante y amoral que es.

La “experiencia” de Leonel fue retomada por Danilo Medina y con él, la graduación absoluta del ejercicio del poder con fines de corrupción y envilecimiento amoral y lo más increíble, que, habiendo creado amplias infraestructuras desarrollistas, estos dos últimos presidentes, todavía no pasan la auditoría moral que haga reconocer la parte significativamente buena de sus mandatos.

Con Leonel y Danilo el lumpen proletario se “graduó” de pequeño burgués dispuesto a todo con tal de enriquecerse desmedidamente. Fue en masa que sus seguidores se dejaron corromper y dañar todo cuanto tocaban y aun así y por sus grandes realizaciones materiales y porque fueron los presidentes autores del paso de una economía subdesarrollada a esta emergente que Balaguer creara, tampoco pueda decirse que están acabados políticamente y si se parte de la realidad, de que, en política, mientras se está vivo y viable, siempre habrá la oportunidad de renacer y de esto, Balaguer fue el mayor exponente.

El resultado general entonces, es que el lumpen de ayer, burgués hoy, rico y altanero, arrojado y prepotente siempre, parecería que no se arrepiente de nada del asalto a gran escala que hiciera de la cosa pública y que para mayor escarnio, disfrutando ahora y como sucede con los principales altos cargos del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) de pensiones de por vida de cien a novecientos mil pesos mensuales, tiene el carácter de pretender guiar y dictar normas de conducta a quienes de súcubos, se dejan engañar.

Mientras tanto, estamos en la parte final del gobierno de Luis Abinader, una especie de extracto resumido del gobierno de Hipólito, pero con más animo desarrollista y comportamiento que quiere ser decente y siendo el primer presidente nacido después de la Era de Trujillo.

Juzgar ahora sus actuaciones, no tiene sentido, cuando todavía tiene un último año de ejercicio y que es el que definirá su administración y la que todavía no termina. Pero sí hay que destacar, que, por su juventud, Abinader tiene a favor el beneficio de la duda y una cuenta de realizaciones positivas, que francamente podrían abrirle el camino hacia su reelección constitucional y siempre y cuando los efectos geopolíticos de la guerra en Europa o la guerra comercial que abate al mundo, no sean el imponderable que afectara para mal la institucionalidad política de esta nación.

Así se tiene y como corolario de estos últimos 62 años de intensa vida política. Que, en este país, la corrupción se acepta mientras se es lumpen proletario que quiere trepar a pequeño burgués. Luego la justifican. Con Dios. (DAG) 01.05.2023