Dos muestras: La pérdida de soberanía sobre nuestras fronteras marinas frente a Países Bajos y el festival de alquileres de inmuebles y de ñapa, el latrocinio en Cabo Rojo y para que los contribuyentes financiemos los negocios de los empresarios turísticos e inmobiliarios. Más no se puede pedir.
¿Resultado inmediato?, que como nunca el patrimonio nacional está siendo destruido, fragmentado y enajenado por una mafia de empresarios delincuentes agazapados detrás del Consejo Nacional de Competitividad, verdadero desgobierno oculto, auspiciado y apoyado, no por el Gobierno Nacional y sí directamente por su responsable principal, el presidente de la República, Luis Abinader.
Ante una situación semejante que atenta directamente contra el patrimonio nacional, no cabe ningún tipo de situación huidiza o cobarde y sí de paso al frente y para impedir que la riqueza nacional, que nos pertenece a todos los ciudadanos, sea destruida o enajenada por un grupo de delincuentes de cuello blanco y quienes en los últimos 63 años, es que ahora se viene a descubrir y por sus excesos, que como alta burguesía, su afán no es solo saquear el patrimonio nacional, sino destruir al completo a la República.
¿Cómo es posible que el presidente Abinader y más como empresario de origen libanes asociado a la burguesía haitiana, en donde radican una parte de sus raíces, haya tenido el coraje de conspirar contra la República y creyéndose, que como jefe de Estado y de Gobierno puede hacer lo que se le antoje al patrimonio nacional?
Semejante crimen de lesa patria solo puede darse, cuando los ciudadanos han dejado de serlo y para convertirse en serviles del gran capital y facilitadores como burócratas oficiales, cuya única misión es convertirse en las herramientas humanas cuya obligación es destruir a su país, a su economía y para que un grupito de empresarios sanguijuelas se enriquezcan y de ñapa indecentemente nos roben nuestra nación.
Quién ha dicho, por ejemplo, que los grupos Rainieri-Punta Cana, ¿el Gobierno utilice 88 mil millones de pesos para crear las infraestructuras necesarias que hagan de Cabo Rojo, su nueva fuente de riqueza y de explotación? Y como ese grupo, también el de los Vicini, Corripio, Estrella y toda una mafia compuesta por los más fuertes empresarios del ramo de la construcción.
Habría que preguntarse, ¿es qué los dominicanos no tenemos sangre en las venas o nos hemos convertido en sumisos esclavos de todos esos grupos empresariales explotadores, quienes para colmos, son los principales capitalistas del sistema financiero y los mayores empleadores de una economía que solo ese nicho de “empresarios”, son los que tienen derecho y como si fuera el pernicioso reducto vil de explotación humana y siendo esta la razón, de que a los ciudadanos, todos esos capitales salvajes y explotadores nos hubiesen robado nuestro libre albedrío?
Por lo tanto, es hora ya de recuperar nuestra nación y sus riquezas y patrimonio y al costo que fuere y tanto si haya que anular el gobierno de Abinader o pegarle fuego a toda la República, pero está situación de abuso y explotación total, ya hay que ponerle término.
De entrada, las fuerzas vivas nacionales, así como la sociedad civil deben de encararse y junto a la ciudadanía, frente a todos esos mercenarios y sicarios, periodistas, comunicadores, panfleteros, prostitutos de la palabra, etc., que están al servicio de la infame y abusadora concentración de medios en pocas manos y quienes como parte del tinglado criminal de empresarios mediáticos que hemos bautizado como los barones mediáticos, son los verdaderos culpables de que el periodismo se hubiese convertido en el peor reducto enemigo de los intereses permanentes de la República.
Y ahora con sus ramales de los lupanares mediáticos en las infames redes sociales y todos, al ser sirvientes y voceros de esa mafia maldita de capitalistas salvajes que tiraniza a la República desde hace 63 años y contando con el apoyo vil de una partidocracia corrupta, corruptora y corrompida, cuyos integrantes y como Judas y fariseos, han vendido a la nación y contando con el apoyo de los corruptores y corrompidos gobernantes que hemos tenido: Hipólito Mejía, Leonel Fernández, Danilo Medina y ahora Luis Abinader y los cuatro con el fantasma del narcotráfico y el lavado de activos a gran escala, a sus espaldas.
Es por eso, que ninguno tiene autoridad moral para hablar a nombre de la nación y dirigir a sus conciudadanos, solo hay que ver en que madriguera del cohecho, la extorsión y la prevaricación convirtieron a sus gobiernos y la manera canallesca de cómo se asociaron con las mafias de drogas y lavado, de estadounidenses de origen dominicano en Nueva York y el nicho criminal de comerciantes lavadores de activos enlazados con el narcotráfico, así como el reducto mafioso de determinados inmigrantes dominicanos, quienes ahora tiene esos seis legisladores narcotraficantes solicitados por la DEA y a los que Abinader y la partidocracia y por sus complicidades se resisten a entregar.
Simplemente, ya esta abusiva situación abusiva que se vive no se puede sostener más, es imposible aceptar que nuestras instituciones tutelares hayan sido penetradas por el narcotráfico y el sicariato y que todo un gobierno de políticos y partidos mafiosos y cobardes, secuestren la Constitución y las leyes y estén llegando a unos niveles de degradación general, que si ahora no la combatimos y le hacemos frente, nuestra República y a más tardar el 2028 habrá desaparecido como una y soberana y para dar paso como estado asociado a la Unión Americana.
Lo decimos sin ambages, Abinader nos ha decepcionado y peor, el nicho delincuencial de ese periodismo tan degradado, abusador y delincuencial que en líneas generales se tiene.
Reclamamos pues a la ciudadanía y en donde todavía hay una mayoría de gente decente y moralmente firme, que dejen a un lado su cobardía y que todo el conjunto de dominicanos entienda, que, en nuestras propias caras, gobierno, partidocracia y grupos económicos y financieros, están al punto de robarnos nuestra nación.
Con razón que digamos, que es como si una plaga de escorpiones y desde el Gobierno, estuviera azotando a la República. ¿Peor? ¡Imposible! (DAG) 09-11.2024