Cuando una persona y sin importar lo intelectual que sea o se considere, deja que su ego se apodere de su personalidad y en función de ello arremete desconsideradamente contra quien entienda que no se ajusta a lo que desea, bien que puede decirse que esa persona va mal. Imagínese entonces si la misma ocurrencia se da en alguien que manda o peor, que sea presidente de la República.
Precisamente esta es la situación que se está viviendo en este país, donde parece que el presidente Luis Abinader se ha convertido en un esclavo de sus más turbias emociones y debido a lo cual, pocos entienden el porqué del comportamiento del jefe de Estado y de Gobierno, actuando en la mayoría de los casos como si fuera una persona que no tiene por qué dar explicaciones y mucho menos respetar las instituciones.
Por esta situación tan irregular, pasadas las elecciones municipales del 18 de febrero y las presidenciales y legislativas del 19 de mayo, cuyos resultados han sido absolutamente fraudulentos y creando la anómala situación, de que definitivamente, Abinader, no solo controla el Poder Ejecutivo, sino también el Poder Legislativo y a un grado tan estremecedor, que lo único que se tiene sospecha es de que el presidente ha perdido el equilibrio emocional y realmente cree que puede comportarse como un déspota y para no hablar de dictador.
El pasado martes, hubo una audiencia pública de una comisión legislativa que tenía vistas públicas “para que todo aquel que quiera, fuera y hablara” sobre el Código Penal, al menos, ese era el espíritu de la invitación pública.
Sin embargo, un grupo de senadores y diputados que presidían el encuentro, a duras penas se les notaba que se aguantaban para no replicarles a los ciudadanos y quienes en gran cantidad concurrieron y que se resaltó mucho más cuando le tocó el turno a una activista campesina y de buen hablar, que tan pronto dijo las primeras palabras y por su exposición tan precisa, se vio como generó disgusto entre los legisladores y al extremo, que de uno de ellos se atrevió a tirarle en cara a la dama, que supuestamente su vestuario no era el adecuado para estar en la sala y lo que la activista, con firmeza y fiereza ripostó poniendo en su puesto al atrevido legislador que así se le dirigió.
Esa pésima actitud y la forma displicente y arrogante de como los legisladores que allí estaban se comportaban, dio un indicador de que ese congreso de pacotilla que tenemos, no hará caso a los ciudadanos, que hablando a nombre del resto de la ciudadanía, expusieron con mediana claridad, no solo sus temores por una posible afectación del estado de derecho, sino que comprendieron que aquellos legisladores y bandidos de escritorios, harían lo que les dé la gana al supuestamente discutir y luego promulgar, lo que desde ahora será un Código Penal que no representa a nadie, salvo los intereses del presidente Abinader, quien evidentemente es el titiritero que está detrás de todo este desastre institucional.
Todavía más y por lo que se observa, es el mismo gobernante y no solo su gobierno quien está crispando la vida nacional y lo que definitivamente es extremadamente peligroso para la gobernabilidad.
Ahí está la muestra vergonzosa, de una policía que está imponiendo una ola criminal de asesinatos y ejecuciones a mansalva contra una parte de la juventud barrial de nuestras ciudades, que falta de oportunidades y por el estado de necesidad en el que vive, ha tenido que delinquir para sobrevivir.
O lo otro que ya se ha convertido en una mala práctica irregular, de patrullas de guardias y policías en las carreteras extorsionando descarada y abusivamente, que francamente, nadie entiende el por qué Abinader permite semejantes comportamientos que traen mucho desasosiego y peor, ánimo de retaliación y venganza, por parte de los ciudadanos afectados.
Mírese por igual el desastre que está ocurriendo en las escuelas públicas y por todo el país y de manos a directores y profesores inescrupulosos que han impuesto tarifas a las familias que quieran ver registrados sus hijos para este año escolar que se iniciará el 26 de este mes y lo que se esconde con esa irritante “exposición de motivos”, de esa prensa y lupanares mediáticos por paga que el gobierno tiene, para que se oculte semejante comercio ilícito y con el argumento de que, en apariencias, “los estudiantes haitianos están copando los cupos” y que es de una irracionalidad tan aberrante, que solo este comportamiento, veremos como generará desde nuestras familias, ese malestar y rabia sorda de comprobar como el gobierno ha dejado que el ministerio de Educación haya sido convertido en un mercado de Baltazar.
Ni se diga lo que está ocurriendo en los hospitales, donde los pacientes dominicanos se les niega acceso debido a que “las pacientes haitianas ocupan todas las camas”.
Es decir, Abinader y no entendemos por qué lo hace, está motorizando un fuerte malestar social que en cualquier momento deberá estallar y en particular, al verse que el gobierno y de buenas a primeras, se ha convertido en uno que ha desertado del estado derecho e imponiendo un clima extremo de ingobernabilidad.
Ciertamente que en el territorio nacional y debido a los miles de familias haitianas que aquí trabajan, existe un fuerte grupo de no menos 70 a 100 mil estudiantes de nacionalidad haitiana, pero no lo es menos, que nuestro sistema escolar está preparado para recibir más de tres millones de estudiantes a la vez e igual situación, pero en otra dimensión, se está dando en nuestro sistema de Salud Pública, donde lógicamente, paciente enfermo es paciente que debe ir a ellos.
Pero de ahí, a que, por ejemplo, las parturientas haitianas sean mayoría, no solo habla de exceso y falta de coordinación del ministerio de Salud Püblica, sino que, mirando las cosas a largo plazo, no se entiende por qué Abinader está permitiendo que estas dos situaciones se agraven y lo que parecería, que corresponde a un plan mayor de su política migratoria, para imponer una situación radical y de hecho a favor de la población flotante haitiana y lo que es absolutamente inaceptable.
Entonces y a más controversias, el presidente se silencia ante estos casos y su rueda de prensa semanal de cada lunes y como se ha visto, se convierte en un capítulo más de quienes como medios y periodistas, solo están para ensalzar el culto a la personalidad presidencial y no por llevar a conocimiento general, los aspectos más significativos de lo que afecta el día a día de sus conciudadanos.
Además, y como si todo lo anterior fuera poco, todo el mundo ve con preocupación como el gobierno no escucha a nadie y menos en materia de la reforma fiscal que anuncia y la otra constitucional y las que según los expertos, ambas son innecesarias, mientras la mayoría ciudadana las ve con aprehensión y experimentando justa turbación.
Al recapitular, nos damos cuenta, de que, y por las razones que fueren, senadores y diputados ya no son ni siquiera de los oficialistas que votaron por ellos y de ahí el trato grosero y desconsiderado que hablamos más arriba y lo más grave, que el presidente Abinader no está actuando como el presidente de todos, ni siquiera de los del PRM y sí de grupos empresariales y burgueses, quienes de sopetón han hecho presencia y se hacen valer.
Consecuentemente, lógico que le reclamemos al primer mandatario, por amor de Dios, frénese, no de pasos apresurados e imponga su autoridad para bien, llame la atención a la policía, hágase sentir como protector de la ciudadanía y no en el verdugo, que poco que mucho, sus allegados más íntimos dan la impresión de querer.
Ni hablar de que tenemos más de una razón para advertir, que esa desconsiderada rudeza parlamentaria de un grupo de senadores y diputados de postalitas, que quieren hundir a la República con un Código Penal que no la representa y quienes entregados al Poder Ejecutivo son sus esclavos, de continuar, nos pesará a todos. Con Dios. (DAG) 18.07.2024
