Esa peligrosa “cadena de valor” que no deja que la República sea libre y que sus ciudadanos no tengan libre albedrío y ahora con el metaverso…

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Cuando Leonel Fernández y el Partido de la Liberación Dominicana llegaron al poder en el 1996 y en aquel entonces siendo una entidad política de cuadros, de apenas 22 mil miembros registrados, a ese momento, los dominicanos que habían nacido en mayo de 1961 tenían 35 años. Y cuando retornaron al poder en el 2004 estaban en 43 años y al momento que abandonaron el poder en el 2012, ya llegaban a los 50 años.

Es decir, y si contamos los otros 8 años que el PLD mantuvo hasta el 2020 con Danilo Medina, tenemos, que entraban a los 51 años y lo que quiere decir, que quienes nacieron en mayo de 1961 y ahora solo nos referimos a ese solo segmento poblacional de dominicanos, al llegar a mayo de 2020 era un fragmento poblacional y hablando conservadoramente, de no menos 8 millones de personas que nacieron a partir de la caída del Trujillato, hecho que había ocurrido el 19 de noviembre de 1961.

Por eso y sin pretender abrumar con estadísticas que pudieran ser artificiosas y como todas las que muchos gobiernos y políticos han hecho en el mismo lapso, tenemos lo real, de que en el 1961, en este país solo existíamos 2.5 millones de habitantes, en tanto ahora y ya en el 2021, la República cuenta con aproximadamente 10.5 millones de habitantes y al descontar la suma inicial de la segunda, da como resultado 8 millones de dominicanos que nacieron luego de la Era de Trujillo y lo que significa, que a estos momentos, no menos de 4 millones de habitantes se encuentran entre los cero a 35 años de edad y que igual o parecida cantidad perfectamente que puede estar en la franja de los 40-60 años y como recuento lógico: 2 millones de personas más entre los 65-80 años y algunos pocos 200 mil y tantos, ancianos en el estricto sentido de la palabra.

Vale decir, la Nación dominicana está compuesta por jóvenes y maduros preponderantemente y quienes como clase media pueden pasar de los 5 millones de habitantes y divididos entre clase media pobre, media y alta y que es el segmento de donde sale el activismo político y el activismo empresarial y que sin lugar a dudas fue el factor preponderante, que desalojó al PLD del poder y se lo otorgó a Luis Abinader y al PRM, al tiempo de que paralelamente, ya se tiene no menos de un millón de jóvenes y maduros formados en internet  y toda esa población joven de 4 millones de personas con una educación excelente formada en centros educativos nacionales y del exterior y todos esos ciudadanos formando parte de la dinámica burguesía dominicana que no tiene nada que ver con aquella otra tan menguada de 1961.

La pregunta es la siguiente: ¿Cómo es posible que la mentalidad de cada una de las personas que conforman la clase media, ninguna a querido desprenderse de ese concepto tan frustrante,  en cuanto a que las personas para progresar tienen que guardar silencio, hacer como que son humildes y en la práctica, comportarse como vasallos que saben que no tienen que decir nada y si realmente quieren ascender socialmente y obtener posiciones de relieve dentro de las esferas económicas, políticas, sociales y gubernamentales?

Solo hay que ver el manejo francamente traumático y disoluto del empresariado, así como de los jefes políticos y con tal de dominar el libre albedrío de cada ciudadano y cortar de raíz lo poco que de iniciativa propia tengan los pocos nichos de mentalidades abiertas, que se arriesgan a desafiar el status quo creado por quienes mandan, para entender, que pese a tanta evolución, el dominicano es un pueblo mayormente castrado y si en verdad quiere ir hacia adelante y progresar dentro de circunstancias y modo de vida tan limitado, entregarse pleno a los poderosos y no discrepar.

La muestra más significativa la tenemos en el desenvolvimiento del periodismo. Uno, el amanuense a los factores de poder y otro y de muy pocos, que lucha porque se le acepte que tiene derecho a ser independiente y presentar una lectura de vida que contribuya a que el dominicano no se comporte como esclavo, indolente, servil y temeroso de que en cualquier momento “los de arriba” le destrocen, sea por lo que dijo o porque alguna iniciativa va contra los lineamientos de los poderosos del dinero y las finanzas.

Semejante proceder tiene un periodismo frustrado y de eunucos, que, por ningún concepto, no es una muestra por seguir para quienes y como parte del orden natural, tengan criterio propio y de paso, es la lápida movible que no deja que muchos piensen por sí mismos. ¿Qué hace con ellos el poder político, económico, religioso y social? Estigmatizarlos, reprimirlos, ahogarlos en carencias de todo tipo y hasta llevarlos a la ruina económica total o al ostracismo más oprobioso y al colocar al señalado como si este no existiera y como una forma, de que los otros en el sector mediático, sepan que pueden esperar y si se atreven a disentir y no obedecer.

¿Puede una nación y en estos tiempos de un internet super desarrollado y hasta de un inquietante metaverso con el que por lo menos, una plataforma tecnológica digital global, pretende que el futuro sea de mayor cerco a la libertad individual y al crear un mundo paralelo digital por el que haya que dudar del mundo físico que existe y se vive y para refugiarse en otro paralelo donde la creatividad, la inteligencia propia y el libre albedrío de a verdad deban desaparecer y simplemente, porque mediante este, la plutocracia mundial entiende que podrá dominar a la humanidad entera y sin importar razas, países, naciones o continentes?

De ahí que entendamos, que a naciones como República Dominicana, con tanto sentido de la individualidad cortado entre la generalidad de  sus ciudadanos y por parte de una minoría poderosa enquistada como alta burguesía depredadora, que solo acepta que los demás se inclinen y se humillen, la nueva como ominosa perspectiva de vida que se plantea con el fenómeno del metaverso y tal como ahora ha sido planteada su evolución, pudiera ser el peor mecanismo destructivo de la personalidad individual de cada quien y el poso terrible en el que la humanidad podría caer y si desde ahora no hay un cuestionamiento firme hacia lo que se pretende y en el que los mega millonarios y sin importar país, genero o individualidad están de acuerdo.

¿Disparate, el punto que reflexionamos y en función de la penosa idiosincrasia dominicana tan débil, maleable y voluble? El tiempo dirá si tenemos o no razón, al hacer un alto en nuestros análisis diarios y con el único propósito de poner a pensar a la mayoría de quienes nos honran con leernos y para que se entienda el por qué decimos o nos referimos, a esa peligrosa “cadena de valor” que no deja que la República sea libre y que sus ciudadanos no tengan libre albedrío y ahora con el metaverso como peligro mayor de dominio plutocrático universal absoluto. (DAG)