Este es el único país en el que se permite que sus cineastas lo difamen. La ley de cine debe ser revisada

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Porque en República Dominicana y como en otros países, en algún momento de su existencia haya sucedido un hecho irregular y vergonzoso y como en definitiva debería calificarse las muertes aleves de tres mil haitianos en el 1937, no es razón para que se produzcan películas distorsionando el hecho ocurrido y de paso, difamando ampliamente a la nación y tal como si el tiempo no hubiese pasado.

Recién, una película que relató una noche de aquel 1937 y el que para nada se parece al millón de aborígenes asesinados por los colonizadores que les robaron sus tierras en Norteamérica o los más de 300 mil esclavos africanos asesinados por Francia en Haití y ambos casos, tipificados como parte de grandes genocidios y ni hablar de los más de 4 millones de aborígenes (indios) que España asesinó impunemente en el Continente en tiempos de su “colonización” , a su realizador le dio por presentar el infortunado hecho del 1937 en un fenomenal ataque contra la dominicanidad.

Lo más grave ha sido, que quien ve esa película, lo que le queda en la mente, es que el realizador, productor o director de la misma, entiende que los dominicanos que hemos nacido y hasta él mismo, después del 37, somos también culpables de aquella supuesta “ masacre” y lo que nos obliga a demandar del ministerio de Cultura, la supervisión enérgica de toda película que difame nuestra nacionalidad e idiosincrasia y exigiendo, que en esos casos se la censure antes de ser divulgada y exactamente como EEUU y países europeos hacen con aquellas filmaciones que afectan su reputación como país y personas. La ley de cine debe ser revisada. (DAG-OJO)