Desde el pasado martes en el Líbano y Siria, ocurrieron una serie de casos de beepers (localizadores de personas) que a partir de las once de la mañana estallaron en los dos países y en casi veinte ciudades y provocando 11 personas asesinadas, más de 4 mil heridas y de estas cerca de 300 en estado de gravedad, ante el hecho, lo procedente, es que de inmediato todos los países y pueblos deben empezar a reevaluar sus métodos de seguridad en materia de cómo enfrentar el inicio de la guerra cibernética.
Agravándose ayer miércoles con un operativo mayor, por el que hubo explosiones de automóviles, motores, radios y otros dispositivos como Pager, walkies Talkies, reconocimiento digital, sistemas de energía solar y 60 edificios y 15 autos incendiados y arrojando 14 muertos. Hoy la grave situación continua y Occidente calla.
Y no estamos expresándonos por el simple hecho de estar al día en lo que acontece, sino porque sencillamente, los dominicanos, quienes de hecho ya estamos en guerra contra el Haití oficial, el de las pandillas y el de la diáspora y sabiendo que estamos hablando de sectores del país transfronterizo que tienen recursos para adquirir los aparatos que viabilizan la nueva modalidad de guerra cibernética, que entonces haya que alertar a las fuerzas vivas de nuestro país y para que cada quien tome las medidas precautorias de lugar.
Por lo pronto, hay que considerar donde meter o colocar los celulares que cada persona tiene y hasta el no usarlos directamente en determinadas horas del día y ni hablar entre personas del gobierno y el mundo económico y financiero, pues por lo acaecido en el Líbano (la patria chica del presidente Abinader) ya absolutamente nada se puede descartar en materia de que aquí nunca podría ocurrir.
Ahora mismo y aunque muchos no quieran admitirlo, desde hace cuatro años, Haití y de hecho hay que calificarla como nación enemiga de República Dominicana, ha intensificado su pretensión de ocupar a largo plazo a nuestro país con el uso de la invasión de vientres para que sus mujeres, sus hijos nazcan en nuestra nación y eventualmente nuestras autoridades les otorguen por el simple hecho de nacer, la nacionalidad dominicana.
En paralelo y como ocurre en el gobierno del PRM, es evidente que hay una tendencia haitianofila, que procura, que no menos de medio millón de indocumentados haitianos se les otorgue la nacionalidad dominicana y que de suceder, facilitaría para que, en menos de dos años, esta nación de 9 millones de dominicanos se encuentre con un aumento de un millón de “dominicanos” de origen haitiano.
Agréguese a la situación tan insólita y que se conozca, nunca se había dado, de que los nacionales de un país se prestaran a nacionalizar indocumentados de otro país y para hacerlos pasar como ciudadanos suyos y que parecería, es la situación que el gobierno del PRM quiere viabilizar y como justificativo para que los estadounidenses y canadienses de origen haitiano, más de medio millón de personas de clase media, financien la compra de aparatos electrónicos del tipo que se entiende Israel hizo explotar al unísono en el Líbano y Siria y enviarlos de regalo a altos cargos civiles y castrenses dominicanos así como a miembros de la alta burguesía, e igual a profesionales destacados y de lo que no son ajenos, pues la diáspora haitiana fue la que envió dinero para la construcción del canal de trasvase en territorio haitiano cerca del borde fronterizo.
Es decir, estamos llamando la atención, respecto que está visto que en estos tiempos lo impredecible puede suceder y en particular electrónicamente, por lo que nada hay que pasarlo por alto en materia de seguridad nacional.
A sí como también, que ahora que Abinader quiere imponer su democracia totalitaria pretendiendo una reforma constitucional que afectaría los derechos ciudadanos y viendo como está imponiendo un clima de estado policiaco por el que las autoridades de uniforme están vulnerando los derechos ciudadanos, que no haya que descartar, que la rama más violenta del gobierno y ahora que esta tiene al uso la autoritaria ley 1-24 y con los recursos mega millonarios que tiene, apele a la compra de esos artilugios electrónicos y para afectar a sus adversarios políticos y mediáticos.
Mientras tanto y en lo que el hacha va y viene, sería de prudentes que todos los personajes públicos, civiles o castrenses, busquen una manera de abstenerse de utilizar con regularidad sus teléfonos celulares y descartar los beepers, tabletas, etc. y si quieren evitar que los halcones del PRM y como son tan “imaginativos”, no fueran capaces de favorecer la probabilidad de hacer aquí en chiquito, lo que ahora en el Líbano y Siria le atribuyen a Israel y por su guerra contra el grupo combatiente islámico Hezbolá.
Algunos podrían suponer que nos pasamos de imaginativos, pero cuando se comprueba que un fuerte segmento de automóviles eléctricos puede ser dirigido a distancia quitándole su control de conducción y otros, estallando al mismo tiempo, que se imponga, que países y ciudadanos debemos entender que las nuevas amenazas contra las vidas de todos no solo están manifiestas sino también vigentes.
Entonces y como la cabeza no se hizo solo para peinarse y sí para pensar, nos apresuramos por tocar estos “tips” y como el mejor modo de que todos nos pongamos en salvaguarda, “mosca” diría cualquier hijo de pueblo y que, si bien se mira, a resultas de lo ocurrido en el Líbano y Siria, cualquier día la seguridad aérea podría exigir que nadie viaje o se traslade por ningún medio de locomoción portando beepers o celulares. Ojalá se nos preste atención.
Mientras tanto, solo nos preguntamos: ¿Explosión en cadena de beepers y eventualmente de teléfonos celulares? Se impone una revisión nacional sobre medidas de seguridad. La diáspora haitiana podría adquirirlos y enviarlos a nuestra nación. Con Dios. (DAG) 19.09.2024
