El insólito ataque contra la milicia Hizbulá en varios puntos de Líbano ha hecho saltar las alarmas en las cancillerías occidentales ante el riesgo de una guerra abierta entre Israel y esta organización libanesa. Muchos en el país de los cedros creen que las explosiones coordinadas de miles de buscadores o localizadores portátiles en Siria y Líbano es obra de Israel. Dirigentes de Hizbulá apuntan a los servicios de inteligencia hebreos, el famoso Mosad, como autor material del ataque, en el que murieron 12 personas y al menos 2.800 fueron alcanzadas con heridas en la cara, las manos o el estómago, dijo el ministro de Salud, Firas Abiad.
Hizbulá usa desde hace tiempo buscapersonas en lugar de teléfonos móviles que pueden rastrearse y usarse para localizar ataques con misiles contra sus comandantes. Estos dispositivos, muy usados para recibir mensajes de texto cortos antes de que se generalizaran los móviles, no utilizan la red móvil de los teléfonos sino una tecnología de transmisión de ondas de radio.
Fuentes de la seguridad libanesa han asegurado a la agencia Reuters que el Mosad habría colocado microexplosivos dentro de los buscas usados por miles de miembros de la milicia. La carga letal se habría efectuado en el momento de su fabricación o de su entrega. Según el New York Times, citando a fuentes de seguridad estadounidenses, Hizbulá realizó un pedido de 5.000 aparatos, que llegaron a Líbano a principios de este año procedentes de una empresa húngara, aunque la marca es taiwanesa. La modificación de los aparatos incluía un sistema de activación remota que se encendía mediante un mensaje aparentemente inocuo recibido por el usuario. Según la cadena Al Jazeera, la cantidad de explosivos no superaba los 20 gramos.
El martes por la tarde, miles de «buscas» usados por la milicia chií recibieron un mensaje codificado que parecía enviado por algún miembro de la cúpula de Hizbulá. En ese momento, se activaron los explosivos incrustados en el interior de los dispositivos y explotaron. La detonación simultánea provocó el caos y la destrucción que hirió a miles de miembros de la milicia, enemiga acérrima de Israel, y también al embajador de Irán a Beirut, que ha perdido un ojo. Fuentes libanesas citadas por Reuters afirmaron que los artefactos explosivos eran difíciles de detectar con los métodos de escaneo convencionales.
Expertos en seguridad consultados por el diario Haaretz sugieren otra hipótesis según la cual la operación consistió en un ciberataque que provocó que las baterías de los dispositivos se sobrecalentaran y explotaran. «Fue un mero ciberataque», afirmó uno de los expertos que habló con Haaretz, que explicó que «lo único que se necesita es instalar una actualización de software malicioso y pulsar Enter». La misma fuente añadió que una batería de litio de 50 gramos completamente cargada genera un calor equivalente a la explosión de siete gramos de TNT. «Si se produce un cortocircuito en una batería de litio, se calienta extremadamente rápido, en cuestión de segundos», explicó.
El Gobierno taiwanés ya ha dicho que la empresa Gold Apollo que fabrica estos buscapersonas no ha efectuado exportaciones de dispositivos al Líbano en los últimos años, siendo la responsable de producirlos una empresa afincada en Hungría y denominada BAC. En un comunicado, la empresa taiwanesa asegura que autorizó a BAC a «utilizar nuestra marca registrada para la venta de productos en regiones específicas, pero el diseño y la fabricación de los productos son gestionados íntegramente por BAC». (La Razón-ggm)