…Desde luego, Trump sabe que nadie le hará caso, salvo países en los que haya gobiernos vasallos de Washington como es el caso dominicano y lo que dudamos, conociéndose que el pueblo dominicano nunca permitirá semejante imposición que lesionaría su propia soberanía y sin importar el costo que hubiese que pagar como el derrocamiento del régimen e imponiendo un régimen militar-populista al estilo de los 10 países africanos del Sahel.
Teniendo en cuenta ese interés que ya luce tan porfiado y dejando a un lado este repaso de la historia y geografía y política mundial, advertimos al presidente Luis Abinader que no intente “hacerse el sabroso” más de la cuenta con Washington y ahora menos, cuando en estos días le llegará una embajadora que no viene como tal y sí como supervisora de un gobierno lacayo.
Abinader, debe recordar que él no está en su mejor momento y teniendo una fuerte mayoría nacional que prácticamente le rechaza y reprueba su sistema de gobierno tan corruptor e impopular y que esos 231 fallecidos en la conflagración de Jet Set, en cierto modo, son los abanderados de su probable derrocamiento o renuncia forzosa, para que ahora quiere hacerse simpático con un Trump que en lo particular desconfía.
Hablamos específicamente, de que estos no son tiempos para nada de improvisaciones y sí de cautela extrema y sobre todo para un gobierno estructuralmente tan débil como el de Abinader y el que, a la desesperada, a base de cañonazos de papeletas convertidos en ayudas sociales y dejando que las instituciones se corrompan, pretende dividir y reinar.
De ahí que de entrada y no yéndonos por la tangente, puntualicemos, que, aunque parezca extraño. Pocos han caído en cuenta de que en EEUU hay un proceso irreversible de autoritarismo personal e institucional extremo que procura una dictadura global y dirigido por un matón. Con Dios. (DAG) 17.04.2025