Ninguna persona sensata que viva o resida en el circuito residencial de Verón-Friusa-Bávaro-Ciudad La Palma, Punta Cana y Cap Cana, desmiente el hecho, de que la marcha cívica anti ilegales haitianos que había sido programada para que se diera ayer, nunca podrían decir que los manifestantes provocaron desórdenes o que haitianos en la zona afectaron la marcha.
Al contrario, la población se mantuvo ansiosa y expectante, pero alejada de todo interés de impedir la marcha o de provocar desórdenes. Sin embargo, fue evidente y testigos hay y quienes puntualizan, que la policía y el ejército fueron quienes supuestamente iniciaron la agresión contra los manifestantes y lo que no era del todo cierto e inmediatamente diseñaron el mecanismo de control, mediante el cual, la marcha solo podía transitar por una vía especifica y a su alrededor todas las demás calles cerradas y para impedir que la población se desplazara y siempre con la premisa de la salvaguarda de todos los presentes.
Fue por eso, que partir del momento que alborotadores pagados y financiados por el antisocial Santiago Matías, iniciaron el conato de desorden, militares y policías, quienes ya tenían unidades de control desde edificios de dos o más pisos y en determinados puntos con armas largas, iniciaron la represión contra estos y tirando cañones de agua y bombas lacrimógenas y hasta balines, mientras a muchos los atacaban con pistolas eléctricas y aun así, los manifestantes no reaccionaron con violencia y solo hicieron por protegerse ante la sorpresiva agresión de la que eran víctimas y básicamente por parte de los agitadores que dirigía Matías.
En este aspecto, fue evidente que el gobierno y el grupo Punta Cana no querían la marcha y por eso sus agentes hicieron lo que entendían aceptable para lograr su objetivo de disuasión. Por eso, a la media hora de iniciada la marcha y de la que conservadoramente se evidenció un apoyo de no menos cinco mil personas, la misma fue fragmentada en grupo no mayores de 400 a mil personas y de esa manera, la marcha quedó condenada a terminar antes de lo programado.
Todavía y racionalmente, no se comprende la política represiva utilizada y frente a manifestantes que marchaban pacíficamente sin generar ningún tipo de agresión. Sin embargo, sí salió a traslucir, que el desorden comenzó cuando un antisocial del PRM y sus 50 espalderos fueron quienes provocaron el desorden y denunciando específicamente al antisocial Santiago Matías, quien responde al expresidente Hipólito Mejía. Pese a todo, a algunos les extrañaba que no veían haitianos al paso de la marcha y menos cuando el desorden. No debe olvidarse que como era domingo, era festivo y la gente de trabajo hacía lo de siempre, descansar en sus casas o recogerse con sus familias.
Por eso y en una escala de cero a diez puntos, el gobierno y sus guardias y policías parecería que y si nos llevamos de los sicarios mediáticos que acechaban y manipulaban los hechos, se anotaron un diez con su firme actuación y subiendo y lo más preocupante, que al escucharse las muestras de frustración y coraje de gente que tuvo a mano las cámaras y micrófonos de medios alternativos en internet y en las redes sociales, se notaba esa especie de rabia sorda, que a nuestro modo de ver y dentro de unos días se verán sus resultados contra el grupo de antisociales y mediáticos que protagonizaron el desorden que en menos de diez minutos fue controlado.
Hay que entender, que ayer, la supuesta etapa democrática que la población vive desde hace 63 años fue resquebrajada y ahora cabe esperar que una gran parte de la población y en particular la que está en capacidad electoral, enfrentará punitivamente a quienes realmente intentaron sabotear la actividad, al tiempo que también debe decirse, que ya se comprobó, que ni Abinader o su partido el PRM, no tuvieron responsabilidad en el desorden originado y al contrario, el gobierno mostró control absoluto de la situación, mientras que las delegaciones casi clandestinas de los partidos opositores principales, por medio de sus activistas, hicieron ver que otra República Dominicana no estuvo de acuerdo con la agresión perpetrada.
Por otra parte, y por más que se quisiera decir lo contrario, la realidad fue, que ni Abinader, el gobierno, la policía o los militares no generaron ninguna situación moralmente cuestionable y que por lo contrario actuaron con extrema prudencia, cuando se observan las imágenes que muestran al grupo de Matías y con el soporte de miembros del lumpen barrial, tirando piedras y provocando a los uniformados.
Igual situación crítica hay que verla con relación a los medios de comunicación y de información de masas tradicionales, quienes prácticamente brillaron por su ausencia, como también llamó la atención, la actitud de olímpico desprecio de los oficiales militares y policiales y para no hablar de la tropa, que no hicieron ningún caso a los conocidos influenciadores que pretendían exigirles que dejaran que los manifestantes se movilizaran libremente.
Pero también hay otro aspecto que debe analizarse, que si bien fue cierto que entre dos a cinco mil dominicanos se trasladaron desde el interior a Friusa para respaldar la marcha, hubo así mismo una fuerte mayoría nacional, que cansada del activismo social y político en los lupanares mediáticos y ese protagonismo abarcador de sus influenciadores, que prefirió no ir y de ese modo, presentar muda protesta a quienes desde las redes sociales, entienden que tienen el monopolio de la palabra y de la verdad y ayer viéndoles correr y ahogarse con los gases lacrimógenos mostraron que ni para payasos sirven.
Es decir, lo de ayer en Friusa, fue un notorio destape del dominicano de estos tiempos y no necesariamente por muchos quienes participaron y sí por los que no fueron o no estuvieron en los primeros planos y dando la impresión de que hubo más de aquello de bulto, allante y meneo. Sin embargo, el grupo que motorizó la marcha la llamada vieja Orden y su cabeza principal, actuaron racionalmente, se mantuvieron comedidos y dejando claro su mensaje testimonial de que es necesario controlar la inmigración apresurada de haitianos ilegales y el reordenamiento de las fuerzas laborales.
Mientras que, de cara al poder, Friusa y en resumen: Abinader demostró control del gobierno, la Orden Dominicana mucha responsabilidad cívica y los hechos no le dieron la razón, a Rainieri, quien lució que estaba en pánico. Políticamente, el gobierno se supo manejar, pasó la prueba. Las consecuencias vendrán para sus enemigos internos. Con Dios. (DAG) 31.03.2025