Inteligencia artificial

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La Inteligencia Artificial (IA) ha dado un nuevo paso a nivel de consumo masivo, con el lanzamiento del prototipo Chat.openai.com, de la empresa OpenAI, el cual se ha convertido en la herramienta del momento en el mundo de la tecnología, revolucionando el mundo de las búsquedas en internet y poniendo en jaque al gigante Google.

La IA no es otra cosa que la capacidad que tienen los sistemas digitales de aprender por sí mismos y, en teoría, facilitar el acceso de los seres humanos a la información, a asistencia motora, investigación científica, movilidad, automatización, entre muchas otras posibilidades. Visto desde esa perspectiva, estamos hablando de buenas noticias para la Humanidad y el desarrollo tecnológico.

El problema con la IA es que se teme que los seres humanos cometamos el error de permitir que ella tome el control, o sea, de delegar en ella la capacidad esencial que nos hace humanos: el razonamiento lógico.

La revolución provocada por Chat.openai.com ha dejado por confirmada la posibilidad de que esa teoría se concrete, pues han surgido miles de incidentes sobre malos usos de la herramienta, desde delegarle la redacción de tesis o proyectos educativos, la elaboración de manuales de mejores prácticas o el desarrollo de códigos, hasta pedirle que escriba mensajes luctuosos sensitivos.

La peligrosa tendencia de los seres humanos a no querer pensar a profundidad ni dedicar tiempo a nada que signifique un esfuerzo es, por lo tanto, el mayor caldo de cultivo para que la IA crezca vertiginosamente y comience a decidir qué es correcto, qué no y qué debemos hacer.

Eso es muy peligroso y hay que tenerle mucho miedo, porque la posibilidad de que ocurra es alta. Y el terror es mayor sino sabemos quién alimenta esa inteligencia y con qué propósito. Entonces, nos expondremos a formas de pensamiento estereotipadas o controladas, siguiendo la línea que la IA y quienes la controlen nos dicten.

Creo que no hay que detener el crecimiento de la IA, para nada, pero sí defiendo la posición de ponerle regulaciones férreas a su alcance desde ahora, no cuando sea tarde. Por: Benjamín Morales Meléndez [Diario Libre]