Ya no es posible guardar las formas en materia de comunicación ríspida, viendo que el presidente Luis Abinader ha permitido que su gobierno se apandille con lo peor de la delincuencia de cuello blanco desde el Consejo Nacional de Competitividad, permita que se cometan los peores latrocinios y encima, no mueva un dedo para impedir la bárbara represión policial contra la población indefensa.
No es posible y en ninguna circunstancia, que el gobierno se haya convertido en el peor enemigo de la nación y lo que se demuestra con su accionar canallesco en materia de no enfrentar la corrupción de sus funcionarios e imponer leyes abusivas mediante su Poder Legislativo convertido en su sello gomigrafo.
Se está pues, ante una situación de grave atentado a la sobrevivencia de nuestra nación, que tiene que ser respondida y sí usted no habla, con un paro continuo de todas las fuerzas vivas nacionales y como el único modo de enfrentar al poder de maleantes de cuello blanco, que, escondidos detrás de Competitividad, han logrado crear una asociación de malhechores en sociedad con el PRM y la que que cada día descalabra más y más a la nación.
Abinader y esto hay que recordarlo, llegó al poder mediante una apabullante compra de conciencias fundamentada en la propaganda de esa prensa mercancía tradicional que le apoya y cuyos dueños, diez de los más importantes 48 millonarios que controlan Competitividad y llegándose al extremo, de romper todos los limites de la prudencia, la decencia y el respeto a la ciudadanía.
La grosera sentencia de ayer, de una jueza presumiblemente vendida por diez millones de pesos, es más de lo que la nación puede aguantar. Basta ya presidente Abinader. Si usted no es capaz de reordenar la administración pública y erradicar la corrupción que ahoga a su partido y tenerle respeto a la ciudadanía, entonces renuncie y entregue el poder a un gobierno provisional que complete su mandato.
Es un solo grito a este respecto, el que cunde por toda la geografía nacional y si aún no lo sabe, su gobierno se ha descalificado moralmente y no hay persona decente que no lo condene por el terrible retroceso institucional al que usted ha llevado a la República. Excúsenos si le ofendemos, pero usted anda mal y tiene que corregir. Por lo menos, háblele a la nación y corrija el rumbo, los dominicanos ya no aguantamos más. (DAG-OJO)
