Cómo la mayoría de los legisladores son personas, que como ciudadanos dejan mucho que desear y como creadores de leyes por encargos ni se diga. La mayoría de ellos, entienden que deben actuar con prepotencia y abuso de poder queriendo que los ministros de Estado tengan que comportarse frente a ellos como subalternos y lo que es contraproducente, absurdo e ilegal.
Recién, tres diputados se presentaron ante el despacho del ministro de Educación, Angel Hernández y junto a otras personas entre asistentes y reporteros y estos últimos con cámara en mano pretendieron invadir y por sorpresa el despacho del ministro.
Al actuar de modo tan poco correcto, hicieron ver que ellos y “como primer poder del Estado” no tenían que pedirle permiso a nadie para presentarse cuando ellos quisieran y plantear y como si fuesen jueces de un tribunal especial, que el ministro de que se trate tenía que responderles sobre lo que querían preguntar.
Ante tan semejante falta de civilidad y de poca compostura, al advertírseles que esas no eran las formas de presentarse ante un despacho que nada tiene que ver con el Poder Legislativo, montaron un espectáculo de reclamos y desvergüenzas que terminó con la susodicha comitiva marchándose desde el ministerio invadido y poniendo de inmediato en marcha la maquinaria mediática que difundiría su versión de los hechos protagonizados por la pandilla visitante.
Para colmos y llevándose de lo que le dijeron, el presidente de Diputados, Pacheco, tronó contra el ministro Hernández y reclamándole a los diputados que no hay que ir a ningún despacho y sí convocar a los ministros y para ver quien se atreve a no asistir.
Es lamentable que esta situación tan irregular se haya dado y que no habla bien del tigueraje que domina a la Cámara de Diputados. Ahora hablan de que no pueden permitir “que se nos falte el respeto”. He ahí otra prueba más del bandolerismo que agita a determinados funcionarios públicos en los tres poderes del Estado y a la cuadrilla mediática que pagan y que los acompañan. (OJO-DAG)