El Kremlin lleva tiempo rechazando los rumores sobre la salud de Vladímir Putin. Un reto mayor es disipar la preocupación por la economía.
Las predicciones sobre un colapso inmediato han resultado erróneas. Es cierto que el PIB se contrajo un 4% interanual en mayo. Pero el paro cayó a un mínimo histórico. Los altos precios de la energía han hecho que los países de la UE envíen 70.000 millones de dólares a Rusia desde febrero. Y la caída de las importaciones le dio un superávit por cuenta corriente récord, también de 70.000 millones, en el segundo trimestre.
Al igual que en la última gran crisis de 2014, la hábil gestión de la gobernadora del banco central, Elvira Nabiullina, ha ayudado. Tras la invasión, duplicó los tipos hasta el 20% e instituyó controles de capital para evitar un pánico bancario. El rublo se ha recuperado frente al dólar, lo que le ha permitido reducir el tipo hasta el 8% (el viernes).
Pero la guerra ha hecho que la economía pase del estancamiento a la degradación. Incluso la encuesta de julio del banco central entre los economistas prevé una contracción del 6% este año y del 1,3% el próximo, antes de volver a un crecimiento estancado en 2024 y después. La productividad caerá a largo plazo, porque las sanciones están prohibiendo o desalentando las importaciones de maquinaria y tecnología, que hacen más eficiente la producción. Rusia podría redirigir a China e India gran parte de los 3 millones de barriles de petróleo diarios que Europa dejará de importar, pero redirigir todo el gas será imposible sin nuevos oleoductos.
Para que la economía tome una senda más estable, tendrá que sustituir las importaciones por productos caseros y revertir la caída. Tiene mal pronóstico. El reequilibrio requiere inversiones y un buen funcionamiento de los mercados, algo que Putin no ha sido capaz de lograr en dos décadas, incluso cuando los mercados estaban boyantes.
La corrupción y el escaso respeto por el Estado de derecho llevan mucho tiempo frenando la inversión, y la guerra ha exacerbado la fuga de cerebros. Ninguna política macro hábil solucionará estos problemas a corto plazo. [CincoDías- Reuters Breakingviews]