Cuando a principios del primer gobierno del presidente Joaquín Balaguer, entre él y el presidente Francois Duvalier se llegó a la elaboración de un acuerdo migratorio a favor del bracero haitiano, su propósito era facilitar mano de obra haitiana al corte de la caña de los ingenios azucareros públicos y privados dominicanos.
Por ese acuerdo, aquello obreros y tan pronto terminaba la zafra eran embarcados en navíos de corte cabotaje y llevados de vuelta a su país, para el primer año todo fue cumplido, pero a partir del segundo año, cuando esos obreros descubrieron la mejor calidad de vida dominicana, se dieron los primeros “huecos o vacíos” que facilitaron que traficantes militares y azucareros boicotearan el acuerdo binacional y ya para el tercer año, los braceros que venían, necesariamente no terminaban sus contratos de trabajo temporales y en gran mayoría desertaron de sus trabajos y se quedaron ilegales…hasta que la política de varilla y cemento reclamó abundante mano de obra.
De ese modo, fue que empresas constructoras dominicanas se decidieron por captar esa mano de obra haitiana y la que a los seis meses ya se había especializado en los primeros pasos de la industria de la construcción, hasta que a los cinco años ya eran obreros formados por capataces e ingenieros dominicanos.
Y hablamos para principios de 1970 que el obrero haitiano de la construcción y siguiéndole el obrero en la industria agrícola, conformaron el nicho de cerca de 10 mil obreros haitianos y con los cuales, el gobierno lograba que su programa de construcción aumentara y que la agricultura aumentara sus cotas de producción.
A los diez años nacieron paralelamente las alianzas legales o de hecho entre parejas de dominicanos y haitianos de ambos sexos y comenzaron a darse el nacimiento de hijos, que por razones de que sus padres o uno de ellos estaba ilegal, sus hijos carecían de calidad legal y aun habiendo nacido en el territorio nacional, para que pudieran ser registrados como dominicanos. Pero había otro punto que dilucidar, el referente a si la madre o el padre son dominicanos…a los que jurídicamente les valdría la nacionalidad de estos.
Pero llegó el PRD al poder en el 1978 y extendiéndose hasta el 1982, para que se ignoraran los dictados y mandatos migratorios sobre la población haitiana flotante y que provocó que aumentara en cerca de 50 mil personas y todas indocumentadas, pero con un mecanismo de reproducción continuo y al extremo, de que cuando Balaguer volvió al poder en el 1986 hasta el 1996, tuvo que enfrentar una realidad que ciertamente el mismo Estado había permitido.
Esta aumentó a más y ocurrió en los gobiernos siguientes de Leonel Fernández y Danilo Medina y cuando Abinader llegó al poder en el 2020, entonces fue que, a su administración, prácticamente le importó poco, que en el país hubiese una población de ilegales haitianos y sus hijos que se acercaba a las 300 mil personas.
Con el gobierno siguiente al de Leonel Fernández, el de Danilo Medina, hubo un intento más o menos serio de regularización del haitiano ilegal e inclusive ese presidente elaboró decretos y propuestas de leyes que buscaban resolver el amplio segmento de haitianos ilegales y quienes para el 2020 casi llegaban al medio millón de personas. De ese proceso, documentados fueron unos 7 mil y de «contrabando» más de cien mil que fueron favorecidos de a dedo.
Paralelamente, hubo llamados de atención de amplios círculos sociales de ciudadanos, pero ocurrieron dos hechos determinantes: 1. las oneges controladas por grupos de la ONU, montaron una campaña desinformativa, alarmista y mentirosa con apoyo de la ONG Participación Ciudadana y su fundador el periodista, Juan Bolívar Díaz, presentando a la nación como un estado “racista” y reclamando que a esos ilegales se les otorgara su residencia legal y 2- que el sector militar y policial entró a tambor batiente a traficar con haitianos ilegales y creando un nicho de “negocios” que mensualmente producía millones de millones de pesos.
También hay que recordar, que cuando en el 2010 ocurrió el terremoto en Haití, en solidaridad, este país -era el gobierno de Leonel Fernández y en Haití, René Preval García, haitiano de origen dominicano, se abrió la frontera para que todo haitiano que quisiera residir aquí lo pudiera hacer y fue debido a los tres escenarios anteriores, que se crearon las condiciones para que a este día, se hable de que en el territorio nacional hay más de un millón de haitianos ilegales y con cerca de 200 mil hijos nacidos en nuestros hospitales, pero quienes al tener padres migratoriamente ilegales, se imposibilitaba que pudieran tener sus documentos de identidad en orden, aparte de que los gobiernos haitianos y taimadamente, se hacían los desatendidos y no les daban documentación alguna a sus ciudadanos.
¿Resultado? Que como Abinader constituyó un gobierno plutocrático con socios millonarios haitianos, precisamente el grupo que explotaba a sus conciudadanos inmisericordemente, se dejó que esos “socios” trajeran por todas las vías, cuanta mano de obra haitiana así quisieran.
Y aquí la nueva situación, esta economía y por ahora, requiere mano de obra haitiana, solo la construcción requiere 78 mil obreros. Pero como el tribunal constitucional emitió una sentencia que paró en seco la probabilidad de conceder o reconocerle la nacionalidad dominicana por nacimiento a muchos de esos ilegales y sus hijos, la nación se encuentra en un fuerte callejón sin salida.
Así se tiene, que debido a todos los errores, irresponsabilidades y complicidades incurridas, vemos como para este jueves, Abinader ha convocado a una conferencia entre presidentes y por un asunto de alta seguridad nacional, a los expresidente Mejía, Fernández y Medina y no solo para ponerles en conocimiento de la situación actual, sino para elaborar juntos una política que viabilice una solución final de reglamentación o regularización del haitiano ilegal, pero sin abandonar las deportaciones de ilegales de los últimos cinco años.
En este sentido, lo sensato debería de ser, que de los miles de haitianos ilegales que hay, las autoridades elaboren un censo y escojan de entre estos a los que tienen experiencias de trabajo en los sectores que demandan de esa mano de obra y sea de ese nicho, que se cubra la cuota de empleos que requiere esta economía, por lo menos hasta que la mano de obra dominicana quiera sustituirla.
Al mismo tiempo, mientras desde los lupanares mediáticos en las redes se aboga por medidas extremas de profundo anti haitianismo y de deportaciones masivas y que es poco realista, voces empresariales claman por una vía intermedia a la regularización migratoria per sé y en cuanto a otorgar contratos de trabajo temporales a fecha fija de cese y que en los hechos sería una reedición del acuerdo de obreros haitianos suscritos en los años sesenta entre Balaguer y Duvalier.
Hace dos días, el expresidente Hipólito Mejía anunció que él está de acuerdo con la regularización y recordó las iniciativas que tuvo al respecto en su gobierno de los años 2000-2004 y que bien mirado, frente a las voces extremistas que piden la deportación de todo haitiano ilegal, viene siendo un punto de vista a estudiar y tener en cuenta.
Lamentablemente y a nivel de una parte de la población, los ánimos están caldeados y como tantos influenciadores en las redes sociales y todos los días y a cada hora que amenazan con el fuego del infierno a los que busquen una solución pragmática como la que propone Mejía o la parte empresarial a la que nos referimos anteriormente, creemos más que pertinente, que el gobierno y como un asunto determinante de política de Estado, se aboque y en uno o en otro sentido a definir la política migratoria seguir.
De ahí que veamos con interés la reunión o conferencia que los tres expresidentes tendrán pasado mañana con el presidente Abinader y a instancias de este y para buscar, por lo menos, un punto común para que el gobierno elabore una política realista y no dañina para los intereses dominicanos y sobre la población ilegal haitiana y de la que hay que reconocer, que, si ha llegado a los niveles en los que está, se debe única y exclusivamente, a la complicidad dominicana.
Por eso decimos, que La solución a la problemática migratoria haitiana, no es con odio que se resolverá y sí con gran pragmatismo. Con Dios. 13.05.2025
Ultima actualización: 12:50 pm