En un pueblo como el dominicano, donde la gente es novelera y por cualquier cosa dan un brinco, apuestan y se doblegan, que muchos se tiren a las calles cuando a su frente pasa una caravana de políticos y sin importar de que bandería esta sea, viene siendo la cosa más natural del mundo y por lo que nadie en su sano juicio entiende que todo ese montón de gente está a favor de la bandería a la que se une.
Simplemente, es una manera de salir del aburrimiento y del ahogo de vida en que se vive y si el caso, también es una oportunidad para gritar abajo al gobierno o a quien sea, ningún tigueraje se lo va a perder.
Por eso, ese tipo de espectáculo hay que entenderlo y dejarlo pasar y para nada creer que en verdad es una demostración de oposición o amor y menos si el “búscame lo mío”, es el patrón por seguir por quienes participan en el jolgorio.
Ahora bien, quien sí tiene que chequear su cartón es el oficialismo y darse cuenta de que ya se inició la etapa paralela del alquiler de lealtades y ante lo cual, en el gobierno, antes de golpear al que entiende disidente, deberían preocuparse por ganar amigos y retener a los que ya tiene o porque son colaboradores y en ese punto lo que cuenta, es si lo que se prometió se cumplió.
De ahí que haya que decir, que un amplio sector de dirigentes del PRM y porque entienden que su partido supuestamente va a perder, han empezado a dar pasos que tipifican elocuentemente al tránsfuga de sentimiento y voluntad y de lo que inequívocamente, este “movimiento a contrario” a lo interno de su partido debe llamar la atención del presidente Abinader y porque sería el más perjudicado, en particular, cuando desde su aparato de propaganda se actúa como una curiosa Gestapo “detectando” supuestos enemigos.
Además, asúmase que sí, que el PRM va a perder o que Abinader no se repostulará o que no logra su reelección constitucional, ¿acaso no es un político joven con oportunidad de volver en el 2028? Y si es así, ¿dejaría un cementerio de enemigos que pudieran esperarle en la bajadita? (DAG-OJO) 11.06. 2023 -el país político-
