Aunque algunos se ofendan, lo cierto es, que dado que el sistema partidario dominicano, que es uno de arreglos y desarreglos continuos en materia de afectación y reconstitución de intereses, la práctica enseña, que es una gran pérdida de tiempo el efectuar jornadas de actos de alianzas partidarias, que solo se fundamentan en encuestas manipuladas y excesos de interpretación por parte de seguidores fanatizados, cuyas ambiciones personales les nublan el entendimiento.
En razón de ello y entendiendo que casi todos los políticos y los que se dicen aspirantes a candidaturas, actúan partiendo de una relativa buena fe en materia de respetar las decisiones y escogencias de los demás y en particular de todos los ciudadanos que puedan ser disidentes a sus políticas, entendamos como una agresión incalificable, que cualquier bando pretenda hacerse sentir mediante una ola de encuestas por encargos, cuyo único objetivo es lograr manipular las inclinaciones o preferencias de sus correligionarios y lo que de hecho, es una trampa o estafa contra la libertad de escogencia de cada ciudadano militante.
Teniendo entonces esta realidad muy presente, es imposible que podamos creer en lo que las muestras demoscópicas pregonan, cuando el solo hecho del apresuramiento de tantos lideres y candidatos por “amarrar alianzas”, es el mayor desmentido a la pregonada amplia popularidad que sus encuestas dicen que sus patrocinados tienen.
Desde luego, no es que consideremos que tampoco los políticos no pudieran hacer las alianzas que quisieran y en el tiempo que les importe, pero resulta muy cuesta arriba entender todo ese circo de supuestas “alianzas” con partidos de alquiler en tiempos electorales, que para lo único que sirven, es para presentar la especie de fuego fatuo y generar nerviosismos entre candidatos que todavía no se sienten seguros de que definitivamente serían escogidos.
Distinto es cuando los principales partidos reconocidos ante la Junta Central Electoral presentan sus candidatos y ya definitivos y haciéndolo en un gran escenario que no deja dudas de que la fuerza política va en serio y por lo que se ha visto, llevan y aplauden a sus definitivos candidatos presidenciales y sin importar el método escogido “a lo dominicano” para designarles.
Y esto así, porque la escogencia por excelencia es la que acontece en elecciones primarias internas de voto libre y en asambleas registradas y avaladas por la JCE. Sin embargo, ahora vemos que las escogencias son, unas, por sorteos y otras, mediante encuestas, pero nunca por escogencia directa que refleje la voluntad del militante partidario.
Sin embargo y dado que el tribunal de primera instancia electoral, la JCE, las ha avalado y el Tribunal Superior Electoral (TSE) no las ha objetado, a todos los ciudadanos no nos queda otra, que aceptar semejantes como curiosas reglas de juego y aun cuando todos sabemos que estas no reflejan en ningún caso la voluntad popular.
Con todo, ya las tres principales formaciones políticas tienen sus respectivos candidatos presidenciales y quienes en su momento deberán de señalar a su correspondiente candidato vicepresidencial y cuyo papel en la generalidad de los casos, representa los intereses de sectores externos a cada partido o de complicidad con los barones mediáticos dueños de la concentración de medios en pocas manos, que a su vez están respaldados por los principales agentes económicos y financieros y todos, dueños de los principales negocios demoscópicos que ofrecen supuestas “encuestas” realizadas “por profesionales”.
Ahora el proceso preselectivo se encamina hacia unas elecciones municipales, que, por su misma naturaleza, decidirá en sus resultados a que nivel de popularidad se encuentran realmente las banderías políticas y a partir de la cantidad de votos que cada una obtenga en las elecciones municipales.
Al hablar de proceso preselectivo, justamente, lo que queremos es llamar la atención sobre este hecho, de que los resultados de las municipales son las que definitivamente determinarán el nivel y realidad de las alianzas y los cambios que a último momento y por el imperativo de lo que han dicho las urnas, obligará a todas las formaciones políticas a imponer las verdaderas alianzas partidarias de cara a las presidenciales y legislativas de mayo y en razón de que por sus resultados, se impondría el nuevo referente de nuevas contra alianzas y teniendo en la mira, quien gane o no a la primera vuelta electoral. De ganar todo queda en definitivo, pero de ir a la segunda vuelta treinta días después del 19 de mayo, el panorama es otro y hasta maniqueo.
Ahí será a lo salvaje, la de todos los partidos y candidatos contra un partido y sus candidatos, el presidencial y los legislativos y con el inquietante factor sorpresa de una abstención electoral que, dependiendo del humor o decepción de la ciudadanía, determinará la legalidad y legitimidad de quienes resulten gananciosos.
A nuestro criterio y el que, desde luego, solo es una exposición de lo que consideramos nuestra verdad y siempre sujeta a confrontación con todas las demás verdades de los ciudadanos en capacidad electoral. Lo que a esta nación le conviene, es presentar una amplia lista de candidatos de personas jóvenes no mayores de 60 años y en base a ello, deducir, que, si ahora mismo hay tres candidatos presidenciales y de ellos, dos son jóvenes y un tercero adulto mayor.
Que, por lógica y sentido común, se entienda y razone, que la mejor alianza de cara a la primera y segunda vuelta debería de estar entre los dos candidatos más jóvenes y en un país en el que de sus 11 millones de habitantes, 8.5 millones y la mayoría, nacidos a partir del primero de junio de 1961 y como la mejor respuesta al futuro dinámico que le espera a esta nación en el presente siglo.
De ahí lo importante de que el discurso electoral no conlleve agravios de ninguna especie y menos imputaciones alegres y sin comprobar que terminen por agrietar las relaciones personales entre estos candidatos y lo que debe hacerse, porque a unas elecciones se va a ganar, a exponer sus ideas, iniciativas y programas y no zaherir estúpidamente al contrincante y mucho menos cuando todavía está muy lejos el punto definitorio y final de las alianzas electoralistas.
Mientras tanto y a este martes 24 de octubre el posicionamiento de las candidaturas presidenciales, lo entendemos del siguiente modo: Un Abinader (56 años) que aparentemente va adelante en posibilidad de ganar a primera vuelta, pero que tiene el punto débil de no tener un candidato vicepresidencial que le sume, dado que los pocos que se han mencionado, mujeres, una senadora y otra alcaldesa, tienen una estigmatizante tabla de rechazo que no las ayuda para ser tomadas en cuenta. Sin embargo, entre la alta burocracia, Abinader tiene determinados prospectos jóvenes y administradores de éxito, como los señores que dirigen la administración del Banco de Reservas, Pereyra o el otro que ha sido tan exitoso y pragmático en las Aduanas (Yayo) y los que bien encauzados podrían ser aspirantes más que aceptables.
Del lado de la Oposición, se hace evidente que el PLD va con pasos positivos al disponer de un candidato presidencial Abel Martínez (51 años) más joven que Abinader y de una amplia experiencia de Estado como presidente de la Cámara de Diputados y en la actualidad, como exitoso alcalde de la ciudad de Santiago y quien si se hace acompañar de una probable candidata vicepresidencial tan exitosa como Margarita Cedeño (58 años) seguro que la boleta morada podría dar una gran sorpresa a nivel nacional y mucho más, cuando se recuerda, que el jefe del partido, el expresidente Danilo Medina, es el único presidente que ha ganado unas elecciones nacionales, nada menos que obteniendo un 61.7% de los sufragios y lo que le convierte en un poder fáctico que nunca podría subestimarse.
El otro candidato presidencial, Leonel Fernández (69 años) el adulto mayor del grupo y con ostensibles achaques de edad, su movilidad parecería que es dificultosa. Todavía no tiene candidato vicepresidencial conocido, lógico que debería buscar a alguien bien joven o de lo contrario, apelar a la “herencia histórica” de hacerse acompañar de un hijo del líder nacional del PRD, PRM, PLD y FP, Peña Gómez y en este caso, “el armador de alianzas”, Peña Guaba. Pero todos y aunque pueda parecer extraño y para saber si ganan, todos deberán esperar los resultados de las elecciones municipales de febrero y las alianzas nuevas que esos resultados les obliguen a presentar.
¿Se entiende el por qué decimos, que Las elecciones municipales de febrero determinarán las alianzas para las elecciones presidenciales y legislativas de mayo? Además, cualquier elección, nunca se gana anticipadamente, pero los políticos no quieren entenderlo. Con Dios. (DAG) 24.10.2023