Leer al revés

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Los políticos dominicanos han leído muy bien el sentir de sus votantes en el asunto de la “haitianización” de la isla. Sin llegar a los extremos de la xenofobia de algunos, el resto ha mostrado firme apoyo a la línea trazada desde Palacio por el presidente Abinader. Postura por otro lado muy respaldada por la población.

No hay protestas por las repatriaciones, por ejemplo. Y ya no está tan mal visto como antes pronunciarse abiertamente en contra de las supuestas intenciones internacionales de una hipotética fusión con Haití.

Los que no están leyendo bien el sentir de la ciudadanía son los custodios de la frontera. Si la población sigue sintiendo que los repatriados regresan en un ir y venir simulado de expulsión, que hay corrupción en el paso de los migrantes; que son ellos, Cesfront, Ejército y Policía los que no vigilan lo que debieran, que se “distraen” demasiado o que directamente cobran peaje… no van a tener el apoyo ciudadano que necesitan para hacer su labor.

Ya se sabe que “la guardia lee como quiera” pero esta vez debería preguntarse si está leyendo correctamente lo que la población espera de ella. Lo que necesita ya se sabe.

Otro tanto ocurre con los sectores empresariales que abusan de las ventajas de contratar migrantes indocumentados o en situación irregular. Se complica su reputación, por mucha publicidad que hagan de su labor de responsabilidad social. No es incompatible apoyar las repatriaciones y lamentar y compadecer ese drama humano que podría evitarse si la ley se cumpliera, primero en la frontera y después en las empresas.

Es contradictorio ver a Haití como el gran problema de la República Dominicana cuando para tantos sectores es la gran solución a su esquema económico. Y es fácil olvidar que Haití es el mercado natural de las exportaciones de muchos sectores.  No, ya no es tan fácil leer al revés. Por: Inés Aizpún [Diario Libre]