Los lideres de la República del 2024 hacia el futuro y que por edad no veremos

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De cara a las elecciones presidenciales de mayo del 2024, lo normal es que la mayoría de los medios de comunicación y tanto escritos, electrónicos y en internet y los que están como burdeles mediáticos en las infames redes sociales, se pronuncien respecto a quienes son sus candidatos favoritos o a los que ven con mejores probabilidades de ganar y por lo tanto de otorgar prebendas, canonjías y grandes contratos publicitarios y contratos de servicios como suplidores del Estado.

Al darse esa circunstancia, las mentes más lúcidas entre los ciudadanos de este país, de inmediato caen en cuenta que el periodismo está promoviendo candidaturas en la medida que sus intereses están a resguardo o son salvables y ni hablar con la ola de manipulaciones y desinformaciones de los periodistas y medios que en la actualidad son beneficiarios directos del pastel publicitario oficial.

A partir de esta realidad, la gente que piensa por sí misma o que no se deja manipular, razona, digamos “exoficio” y con tal de separar la paja del grano y determinar la realidad exacta de candidaturas y candidatos, al hacerlo, sin duda que es la ciudadanía la que se beneficia, porque entonces se da la ocurrencia, de que poco a poco, todos empezamos a darnos cuenta de quienes son los candidatos con más posibilidades y no por ser producto de la propaganda y sí porque cada uno ha hecho una labor efectiva y real a favor de la nación y de años, mediante la cual tienen una acreditada credencial de actuaciones dirigidas a mejorar el nivel y calidad de vida de sus ciudadanos.

Otros medios en cambio y como nosotros, preferimos concentrarnos en quienes sean candidatos presidenciales y por la simple razón, que del que gane entre ellos, está el eje y la dirección de las nuevas políticas que la nación tendrá para los próximos cuatro años y desde el gobierno y que apuntaladas si el candidato logró que su bandería se posicionara bien en las municipales de febrero, provocará de seguro un nuevo gobierno legal y legítimo que beneficiará y en líneas generales, a los dominicanos.

De este modo y en cierta forma, la etapa caudillista que la partidocracia ha querido mantener desde el 1978 al presente, por lógica deberá ir cediendo y para dar entrada a nuevos valores de conducción y no a la vieja escuela política y sí en correspondencia con el surgimiento de nuevos valores de conducción y de conciencia clara respecto al camino que la nación deberá de seguir de aquí al fin de este siglo.

En este sentido, el ciclo generacional nuevo y que creemos se presentará y no obstante que uno que otro candidato a cargos de elección y formados en la etapa reaccionaria de caudillismo autoritario, pudieran continuar teniendo una que otra manera de influencia y vigencia en la vida pública, esto no será el factor determinante de como ha sido ahora y por lo contrario, será puesto de lado y aun cuando sea paulatinamente y por los no menos 400 mil nuevos votantes de 18 años y los dos millones de 22 y 26 años que votaron en las dos últimas elecciones anteriores.

Es posible que los tantos medios, periodistas, comunicadores e influenciadores que todavía están detenidos en el 2020, no caigan en cuenta del fuerte cambio generacional que las nuevas elecciones del año que viene producirán.

Sin embargo y siguiendo el hilo de nuestro análisis político de Estado del pasado día 14: “Un desafío entre presidentes maestros de las mañas y las trampas y en un país de oportunistas ilusos y metido en un alarde de instrumentación estructural sistémica” en el que llamamos la atención respecto a los tres más importantes y decisivos candidatos presidenciales, el presidente Luis Abinader, el expresidente Leonel Fernández y el alcalde Abel Martínez.

Por lo que se ha visto, Abinader de 56 años, Abel de 51 y Leonel, el más mayor de los tres con sus 69 años, tienen cada uno determinadas características que hacen profundizar sobre sus experiencias políticas de Estado y aplicadas al interés permanente de la República.

De Leonel, es poco lo que hay que hablar y siendo un expresidente de tres periodos gubernativos y con una impronta de realizaciones, que decididamente, de mezquinos sería desconocer y no reconocer. Pero ahora tiene un pero. Su aspecto habla de un anciano que entiende que puede revivir al viejo caudillismo y que si bien es una percepción que desde que habla y hace galas de su sapiencia, se desecha a lo inmediato, no lo es menos, que, frente a dos candidatos mucho más jóvenes y frente a un país de una fuerte mayoría de juventud, su posición no es tan firme como sus mayores seguidores quisieran creer.

Y cuando se analizan los otros dos candidatos jóvenes, nos encontramos con un presidente Abinader, que en menos de tres años ha podido demostrar y aun cometiendo yerros, que de un hombre sin experiencia política de Estado,  gracias a su agudeza mental ha podido presentarse como un presidente con la suficiente experiencia y visión de futuro, como para aspirar a repetir en el cargo y desde luego haciéndolo mejor.

Es decir, mientras ya al expresidente no se le da fácilmente el beneficio de la duda, sino que, por su experiencia, mucha gente entiende que no lo haría mal si llegara de nuevo al solio presidencial, con el presidente Abinader la confianza en sus capacidades se mantienen y las expectativas positivas que genera parecen ilimitadas, pero todo dependerá y esto hay que puntualizarlo, si sabe manejar y domesticar al caballo salvaje de ese PRM, cuyos agentes y en estos tiempos, han empezado a actuar con ese “efecto PRD” que tanto daño le ha hecho a la vida política,  de un nerviosismo preocupante e instigado por el frenesí de que hay que hacer lo que sea para no perder el poder y lo que es malo para Abinader y en razón de que los errores que se generen podrían significarle un gran peso muerto que iría en contra de sus posibilidades gananciales.

No así es el caso del candidato más joven, el alcalde Abel Martínez, cuya tasa de rechazo, no solo que es mínima, sino que sus expectativas personales y aumentadas por los miembros del equipo de gobierno de su partido, le dan una garantía de éxito rotundo, que solo si se alocara y hablando en buen dominicano y no siguiera haciendo lo correcto en materia de ganar prosélitos y afianzar lealtades entre la clase gobernante y las fuerzas vivas, es que podría venirle una pérdida electoral que hasta ahora no se delinea como del todo posible.

En conclusión, insistimos que el escenario que se está presentando con cada uno de estos políticos, es el suficientemente positivo como para extraer las siguientes conclusiones y para un lapso de proyección, de 10 a 40 años:  Si Leonel tiene ahora 69 años, debemos hablar de una vida útil de 10 años más al llegar a los 79 años.

Respecto a Abinader, sus 56 años le garantizan una vida útil de veinte más y para finalizar con 76 años. En el caso de Abel con sus 51 años tiene 30 años de vida útil o vigencia pública si también se le quiere llamar de ese modo, lo que significa, que a los 81 años ya estaría de retiro.

Ahora bien y obsérvese que ahora hablamos de lideres de cara al futuro inmediato y fijémonos en el candidato a senador de la FP, Omar Fernández Domínguez, quien con sus 32 años tiene una vida útil y de vigencia plena de 40 años y suficientes para terminar con 72 años y al hablar de este último, estamos pensando en el millón de jóvenes que están en el mismo techo de edad y lo que nos hace ver, que la República tiene nuevos dirigentes y conductores en abundancia y que para las elecciones siguientes desde el año 2028 aseguran la perdurabilidad institucional de nuestra nación y sin que la partidocracia continue imponiendo su arbitraria  tiranía institucional, toda esa en la que la libertad de escogencia ciudadana ha estado atada y apuntalada por la abusiva concentración de medios de comunicación en pocas manos.

Así pues, este mensaje de optimismo y positividad, de que hay República Dominicana para rato y que como nunca antes, todos debemos depositar nuestra confianza en los destacados candidatos ya mencionados y en la proyección de liderato joven, nuevo e innovador que vemos en el diputado Fernández Domínguez y con él, repetimos y como proyección del millón de jóvenes de su misma edad, que si no están en la política, deben entrar en la misma y servirle con honor, decoro, decencia y honradez a su nación, la República Dominicana de todos.

De ahí que digamos, que los dominicanos en capacidad de votar deberán fijarse en los lideres de la República del 2024 hacia el futuro y que por edad no veremos. Con Dios. (DAG) 17.11.2023