Los límites de la ficción

0
211

María Amalia León, presidenta de la Fundación Eduardo León Jimenes, en su discurso en ocasión del 25 aniversario del Premio Nacional Eduardo León Jimenes de la Feria Internacional del Libro de Santo Domingo, se refirió al libro como “el disco duro de la Humanidad”.

Esas palabras me hicieron recordar que las bibliotecas, en donde se conservan libros y otras manifestaciones del saber del hombre desde que logró transcribir sus conocimientos en soportes como las paredes de las cavernas hasta el papel pasando por el papiro de los egipcios hasta que el genio de Gutenberg logró perfeccionar su invento que permitió reproducir ese objeto que desde hacía siglos se llamaban manuscritos, luego incunables y finalmente libro, como se le conoce hoy día.

El Laureado cineasta francés, Alain Resnais, realizó en 1956 un fabuloso documental que obtuvo un premio en el Festival de Cannes de 1957 y que tituló, mucho antes de que la informática estuviera al alcance del común de los mortales: Toute la mémoire du monde. Documental que la presidenta de la Fundación Eduardo León Jimenes emulaba en su discurso antes de que se anunciara la novela Morir en Bruselas (Santo Domingo, Búho, 2021), de Pablo Gómez Borbón, seleccionada por un jurado heteróclito Premio Nacional Eduardo León Jimenes 2022.

Morir en Bruselas es una novela y, en ese sentido, el novelista se puede permitir licencias que no les son autorizadas al historiador ni al periodista de investigación que tienen que ceñirse a los hechos, aunque tienen en común con el buen autor de novelas, que no están llamados a demostrar lo que escriben o cuentan sino a mostrar dejando al eventual lector sacar sus propias conclusiones a la luz de los hechos expuestos o narrados.

Pablo Gómez Borbón investigó y se documentó sobre un acontecimiento que desde la primavera de 1971 figura entre los grandes enigmas político-judiciales que conciernen a la izquierda revolucionaria dominicana: la trágica muerte en Bruselas del máximo dirigente del Movimiento Popular Dominicano (MPD), Maximiliano Gómez (El Moreno) el 23 de mayo de 1971 y, unos meses después de ese mismo año, el sádico asesinato de la viuda del también dirigente del MPD, Otto Morales, Mirian Pinedo.

El autor de Morir en Bruselas ha sabido manejar con destreza de novelista las informaciones que le ha dejado su exhaustiva investigación de los hechos que golpearon de lleno a la izquierda radical dominicana en medio del represivo “gobierno de los doce años” (1966-1978), en que el entonces presidente Joaquín Balaguer aceptó poner en práctica la política de la Pax Americana tras la salidas de las tropas de ocupación de Estados Unidos en 1966, de aniquilar a la izquierda radical dominicana y evitar así una segunda Cuba en sus narices.

Gómez Borbón revive, precisamente 50 años después, el más renombrado Cold Case de la historia política dominicana reciente. Como se trata de un caso no resuelto, el autor se sirve de un narrador que cuenta los hechos en donde intervienen personajes ficticios que interactúan y conviven con personajes reales, y logra lo que el teórico de la literatura Roland Barthes llama efecto de lo real. Un recurso literario que le permite contar la muerte de Maximiliano Gómez y el sádico asesinato de Miriam Pinedo sin sacar conclusiones. Su fabuloso manejo de la narración es lo que le permite mantener el interés del lector que conoce las preguntas que caracterizan el famoso enigma: ¿mató la CIA a Maximiliano Gómez? ¿Lo hizo Miriam Pinedo para vengarse por la muerte de su marido asesinado el año anterior? ¿Quién la descuartizó? ¿Fue un escape de gas que ocasionó la muerte del Moreno?

El narrador de Gómez Borbón cuenta el acontecimiento desde todos los ángulos y logra atrapar la atención del lector gracias al dominio de la escritura que es lo que busca todo buen novelista con su relato, también logra extraordinarias descripciones de Bruselas y París, ciudades en donde se desarrolla el trabajo de los dos policías que dirigen la investigación. Quienes conocen París o Bruselas, podría reprocharle algunas descripciones, pero como decía Campoamor, “todo es según el color del cristal con que se mira”.

Quien se acerque a Morir en Bruselas pensando que va a encontrar la solución a un enigma que obsesiona a los dominicanos desde 1971 saldrá decepcionado; quien lea consciente de que se trata de una obra de ficción, no una investigación histórica, podrá, si logra hacer la part des choses, conocer bastante bien cómo la izquierda revolucionaria no sólo dominicana de esa época ya remota que los milennials no conocieron; verá cómo la calumnia, el chisme y las amplias espaldas de la CIA daban categoría de verdad a burdas mentiras que todavía hoy siguen campantes su camino. Mientras Manolo Plata, que ya ronda los ochenta años, no salga de su escondite y entregue la clave del enigma que nos cuenta Morir en Bruselas, la extraordinaria novela de Pablo Gómez Borbón, Premio Nacional Feria del Libro 2022, tendremos que sacar conclusiones leyendo esta extraordinaria obra de ficción. Por: Guillermo Piña-Contreras [Diario Libre]