En el polémico caso legal, Gómez Canaán vs. Estado Dominicano y ahora que en la tarde de ayer el presidente de la República regresó de Washington, D.C. en su furtivo y raudo viaje de contactos oficiales, muchos sectores entienden, que es hora de que la autoridad nacional de respuesta a los planteamientos e interrogantes levantados por las serias imputaciones que el empresario tecnológico hiciera en días atrás y que, por tocar aspectos sensibles de la seguridad del Estado, es indudable que el llamado a responder lo sea el mismo presidente Abinader.
Ya no es un asunto de pretender colocar al gobernante contra la pared, sino que simplemente y por razón de Estado, Abinader no puede eludir por más tiempo el no responder a las serias imputaciones que fueron formuladas por su antiguo colaborador tecnológico y por lo visto, eficaz experto en los asuntos que trata.
Más aún, nadie acepta y a menos que se sepa estúpido, que el aludido, contra quien el ministerio público ha volcado todos los códigos habidos y por haber y con un rosario de imputaciones, que, de tan coloridas, evidencian que la autoridad del ministerio público tiene como solo objetivo obligarle a callarse y lo que ahora ha desnudado la juez que le autorizó a salir del territorio nacional en un viaje privado familiar de esparcimiento.
Dicho sea de paso, la magistrada actuante, quien como se conoce, todo juez, sus decisiones nunca y en la generalidad de los casos están ligadas o supeditadas al ministerio público y porque este tiene autonomía propia y fundamentada en su libre albedrío y raciocinio propio y esta jueza, al disponer que el imputado o investigado a su disposición exclusiva, de ahí el término subjudice, vale decir, a disposición de un juez, le hubiese dado el permiso correspondiente para abandonar el territorio nacional, directamente y con su decisión, parecería que ha estado diciéndole a la sociedad, que casi no cree el rosario de imputaciones que el ministerio público ha utilizado contra el subjudice.
Entonces, se entra a un escenario muy particular, que los fiscales, en vez de haber salido a caja destemplada a cometer el error y falta de tacto de acusarla por supuesta “complicidad manifiesta”, deberían examinarse y haber indagado que vio y entendió la magistrada y en cuanto a que la mayoría o todas las acusaciones no las entiende ciertas.
El arrebato incurrido es más que delicado, pues en este país nadie cree en el ministerio público y nunca, nadie ha creído que la procuraduría general de la República, que constitucionalmente es la parte del aparato judicial represivo que es potestad constitucional del Poder Ejecutivo, haya actuado en este o en parecidos casos, con la supuesta independencia de acción que el mismo Abinader, a jura de Dios quiere hacer creer que existe.
Más bien lo que se está viendo y a razonamiento a contrario, es que parecería, que el Poder Ejecutivo y al no tener respuestas creíbles a los planteamientos del empresario tecnológico, ha preferido y en lo que “la mente se le aclara”, dejar que sea la Justicia la que le facilite un camino intermedio que le permita al Poder Ejecutivo elaborar una mejor estrategia….o elaborar un mecanismo de arreglo “institucional” y como la mejor manera de salirse y hablando coloquialmente, de la patana que le han tirado encima.
Todo esté mangú y no de plátano, lo que nos hace ver, es que lo dicho por el empresario electrónico no es tan falso como los fiscales han querido hacer creer y que más bien, el gobierno, al no haber podido llegar a un arreglo “de caballeros” con su antiguo colaborador, prefiere que este abandone el escenario y consciente, de que por las pruebas gráficas y documentales que el sujeto tiene, preferible es ganar tiempo y en lo que el asunto tan espinoso de seguridad se congela y que con los días se le pueda dar respuesta pública creíble.
¿Por qué hay que hablar de que está es la probabilidad de actuación tan errática?, porque es evidente que al gobierno le preocupa que el empresario tecnológico, que ha dicho que no rehúye ninguna de las acusaciones que se le formulan y que al contrario, está dispuesto a constituirse en prisión y con tal de que su caso sea conocido en un juicio público, oral y contradictorio y lo más importante, que un juez escuche y compruebe lo que dirá y todos los documentos e imágenes que acompañan al mismo.
A todo esto, nosotros continuamos dándole el beneficio de la duda al presidente Abinader y porque racionalmente, entendemos, que no es verdad que el gobernante se va a incriminar así mismo, cuando lo que en realidad estamos observando, es que funcionarios civiles y militares y de seguridad, director de Intrant, asesor publicitario o el asesor jurídico para asuntos privados, los tres son muy cercanos a su entorno, pudieran ser los verdaderos autores y responsables de la sarta de errores y entramado delictivo que las circunstancias aparentemente, pudieran presentar a responsabilidad personal y como autoría de Abinader.
Para Abinader, su problema básico, es que, ya que aprendió el oficio de presidente de la República y en cierto modo se ha convertido en un diestro gobernante, poco que mucho, parecería que su ego y a ratos le traiciona y desde que se observa ese comportamiento suyo de características tan autocráticas, que obliga a la burocracia del Estado a replegarse y a sus funcionarios, callar sobre la realidad que manejan y administran en el día a día.
Y lo decimos con la autoridad que nos da, que hemos hemos sido y somos críticos de todos los presidentes que hemos tenido desde Balaguer, Guzmán y Jorge Blanco y en algún momento una especie de colaborador mediático institucional ad hoc y de los recientes, desde el dos mil a la fecha: Mejía, Fernández y Medina y siempre a distancia e incluyendo al mismo Abinader.
Por lo tanto y al tener más de 60 años en esta práctica independiente a todos los intereses públicos y privados de observación y análisis continuos sobre el aparato político y gubernamental y en lo que nuestros análisis políticos de Estado no nos hacen mentir, podemos exhibir cierto tipo de curiosidad manifiesta respecto al quehacer de cada uno y hasta entender sus implicaciones, resultados y derroteros y no obstante que sabemos y hasta comprendemos, que ninguno ha querido saber de nuestros planteamientos y desde luego, sin que Abinader sea la excepción.
Por eso y al ellos (esos presidentes) haberse dado cuenta de una realidad que otros periodistas y medios no tienen, que hemos aprendido a administrar nuestra hambre y que es la razón de que los corruptos de la prensa tradicional nos mantienen la especie de ostracismo en los últimos treinta años y al que también se han sumado y por ignorancia y envidia, muchos medios y comunicadores en las redes sociales y hasta ciertos soportes técnicos. La mayoría, un grupete de individuos que pudieran ser nuestros hijos e incluso nietos y empeñados en borrar nuestra memoria de los archivos digitales y en muestra de persecución tenaz tan difícil de entender.
Ahora vemos y con preocupación, que muchos problemas y asuntos no resueltos se agolpan en el escritorio presidencial y alimentados por la característica del mismo gobierno, de ser el primero plutocrático y teniendo de herencia envenenada la existencia del Consejo Nacional de Competitividad (CNC) que es el inelástico gobierno en la sombra que actúa como singular peso muerto para las ejecutorias del presidente.
No vamos a decir más y por la determinante razón de que esperamos que el mismo Abinader y por su experiencia como gobernante, resuelva por sí el terrible entuerto que sus más allegados le han creado y que en el fondo, es el origen del contencioso con el empresario tecnológico sub judice y que nos hace decir, que mientras el papá coloca a Abinader en un pedestal, al hijo, su gobierno lo ensucia y patea llamándole delincuente y después de que este y como empresario de inteligencia y data, le manejó y controló por años organismos ligados al espionaje electrónico y documentos de identidad. ¿Quién entiende? Con Dios. (DAG) 09.05.2025