….Es poco lo que institucionalmente podría hacerse para que esos grupos de ricos pudieran ser limitados en su ejercicio abusivo de amenazar y hasta secuestrar presidentes de la República, imponer sus propias reglas e incluso, bloquear con la amenaza de un golpe de Estado al presidente que entienda va contra sus intereses.
Esto último y no otra cosa, fue lo que le ocurrió al presidente Luis Abinader con su fallida reforma fiscal y por la que pretendía “desregularizar” los incentivos fiscales, que por más de 60 años habían enriquecido al empresariado, grupos industriales y clanes financieros quienes ahora tienen bajo secuestro a la misma República y para colmos, responsables del ciclo de evasión fiscal que, por 600 mil millones de pesos, todos los grupos económicos y financieros son autores.
A nivel público nada de esto ha sido conocido y porque la alta burguesía y al poseer la concentración de medios en pocas manos, modela y moldea a la atrapada opinión pública, que en representación de un país, cuya gente y en más de un 80 por ciento está ahogada en la corrupción a gran escala, no tiene capacidad de respuestas frente a las bandas de gansterismo económico y financiero que los gobiernos han permitido que se les impongan y desde el momento que los presidentes que el país ha tenido desde el 1978 al presente y con la excepción de Balaguer, han sido comprados y envilecidos y también sus familias, por el llamado “oro corruptor”.
Para mayor escarnio, el gran capital económico y financiero se ha aliado con ese gansterismo estadounidense de supuesta raíz dominicana dueño de los carteles de drogas, contrabando y lavado de activos y dando por resultados, la creación de un formidable estamento de economía paralela de la droga y la extorsión que ha penetrado totalmente el 90 por ciento de la vida de los dominicanos y que tiene su asiento en centros turísticos y residenciales en La Romana, Punta Cana, Samaná, Cap Cana y Puerto Plata.
Es decir, de buenas a primeras, parecería y si Dios no mete su mano y ve a la nación con ojos de piedad, que República Dominicana está condenada en ser vista como una isla de piratas de toda especie y manejada su economía binacionalmente, mientras al mismo tiempo y para entretener, se hace creer que los haitianos se estuvieran robando la República.
Igualmente, y como hay carencia de conducción moral desde el gobierno de la nación y desenfreno inmoral absoluto en los grupos económicos y financieros y por más que se quiera ocultar, la República es lo más parecido a un barco a la deriva enfrentando una muy seria tormenta en alta mar.
Por ejemplo, ya Abinader sabe que él no es nadie frente a los grupos económicos y financieros que se disputan el control del país y conoció de primera mano cómo y comenzando con los empresarios hoteleros que tienen el monopolio desde Punta Cana, todos ellos estaban bien dispuestos a derrocarle y lo que se lo dijeron en su propia cara, si continuaba con su proyecto de reforma fiscal.
De acuerdo a nuestras fuentes, la presión que recibió fue de una magnitud tan significativa, que tenemos entendido, que hubo unos días en los que Abinader estaba contemplando muy seriamente renunciar al cargo, pues se dio cuenta de que él es un jefe de Estado y de Gobierno que realmente carece de poder de sustentación propio, salvo lo que hace creer en base a su apabullante mecanismo de prensa y propaganda con el que le hace entender a la ciudadanía que su gobierno va bien e incrementando la riqueza de la República.
Ciertamente, Abinader se ha convertido en la práctica, en la especie de capataz o mayordomo que, desde la presidencia de la República, solo justifica su posición porque cuida de los intereses de esa plutocracia insaciable a la que él le ha entregado su poder constitucional, mientras otra parte del poder institucional está en manos del expresidente Hipólito Mejía que no hay día que no socave lo poco de gobernanza que Abinader pudiera disponer.
Sobre este tema y en específico, también hay que entender, que tanto el CONEP como la AIRD y organismos afines como la ABA se entiendan con más poder que el Estado y el presidente en ejercicio no quiera entender, que cuando a él los ricos le acosan y presionan y le exigen que tire a la basura su reforma fiscal o cualquier otra como la del código laboral, que lo quieren sin el derecho a la cesantía, automáticamente todos ellos están cometiendo el delito de subversión contra el orden constitucional y ante lo cual, un presidente de la República con pantalones bien puestos, debió ejecutarlos sumariamente y de esa forma, seguro que esos plutócratas entenderían quien es el que en verdad manda en la República.
Y es que cuando un presidente y por sus errores en el mando, muestra debilidad y carencias de autoridad moral, de milagro es que las bandas de forajidos de cuello blanco que ningunean su gobierno, no se hubiesen decidido por tumbarle o en el peor de los casos, azuzar a lo peor dentro del ánimo popular, a que fueran tras él y lo lapidaran públicamente.
Mientras tanto, la República se encuentra anestesiada y funcionarios y pandilleros del PRM robando cada uno por su lado y el presidente cada día se encuentra más solo y si se nos permite el término, harto de ser gobernante. ¿Y esto por qué?, porque Abinader se da cuenta de que no tiene opciones y que está atrapado y sin salida por su ejercicio de debilidad de carácter e institucional, pues desde el mismo momento que se reunió en Punta Cana a raíz del debate fiscal, con el multimillonario que entiende que manda allí y desde allí, ahí mismo debió de haber tenido el carácter y haber reaccionado con firmeza y determinación.
Con razón que ese sujeto y con la catilinaria que le tiró, le hizo ver al presidente, quien es el que realmente manda o mandan: Los principales ricos de este país y con el añadido de la asociación de Abinader y también por razones económicas y de sangre, con miembros de la alta burguesía haitiana.
Lo lógico debería de ser, que dado que, en este país, decir que no hay gobierno efectivo y sí una caricatura, y no mentimos, debería pensarse, en que ya es hora de que desde el corazón de las fuerzas vivas y de su clase media emerjan nuevos valores de conducción que estén dispuestos a jugarse sus vidas y con tal de rescatar a esta nación secuestrada y junto a sus instituciones de gobierno por lo peor de la delincuencia de cuello blanco. Y en ese quehacer, no debería dudarse, en generar la probabilidad de un accionar de cuchillos largos, en el que los que tienen todo que perder, se les confronte con sus propias muertes y vivamente.
¿Quiénes lo harán?, ¿cómo actuarán? Es cosa de determinación y coraje y en lo que la edad no debería de ser obstáculo, mientras tanto y para mayor escarnio, nuestras fuerzas armadas han sido convertidas en un 60 por ciento de sus efectivos, en un despreciable nicho de facinerosos y militares enriquecidos con todo tipo de actos de corrupción y coroneles y generales siendo espalderos y sicarios de ejecutivos de los grupos económicos y financieros, mientras la policía, es la institución canalla en materia de corrupción y crímenes de Estado a favor de esos intereses.
Desde luego, parecería que exponemos como si realmente estuviésemos desgarrándonos nuestras vestiduras, pero es que no hay más y antes que huir de la realidad abusiva que nos abruma como país, hay que tratar de levantar las conciencias dormidas y de tantos dominicanos de buena voluntad a los que la desfachatez y osadía de tantos corruptos, han sido acobardados.
Nuestro país no se merece lo que está ocurriendo en materia de degradación moral y robo a gran escala desde el gobierno y el poder económico y empresarial y para ello, los dominicanos de buena voluntad y dispuestos hasta a perder sus vidas, debemos dar un paso al frente y elaborar un mecanismo expedito de rescate de nuestra nación.
Justo por ello es por lo que decimos, que mientras el Poder Ejecutivo esté supeditado a los grupos económicos y financieros que han logrado evadir más de 600 mil millones de pesos en impuestos desde hace 63 años y el Estado sea un organismo débil por la corrupción oficial…hay que salvar a la República y a como dé lugar. Con Dios. (DAG) 29.11.2024