De pronto… pasan muchas cosas a la vez. Llegan las sentencias del Caso Odebrecht con pocas sorpresas. Se cierra así, por lo menos para una parte de la opinión pública, uno de los casos más desalentadores de la corrupción público/privada nacional. Ver que el soborno (quién engatusaba a quién no está todavía muy claro) estaba tan organizado y asumido en las estructuras de poder, ofendía el bolsillo del contribuyente y la conciencia cívica del ciudadano.
La derrota del PRM en las elecciones de la ADP puede tener muchas lecturas, pero ninguna es favorable al oficialismo. En algunas escuelas las clases no se reanudan hasta el lunes, como escribe en una carta la ganadora de la seccional de La Romana: “Con motivo de las elecciones de la ADP y el arduo trabajo realizado por los docentes declaramos regocijo magisterial y no docencia este viernes!!!! Retornamos a las aulas el lunes Dios delante.”
Pues eso, con Dios delante y los alumnos retrasados… Con el sindicato en contra, el Minerd lo va a tener todavía más difícil. A los partidos les gusta controlar los gremios, son pequeñas batallas dentro de su gran guerra.
Pero también se complica el gran éxito del Gobierno: la vacunación. ¿Es mejor vacunarse? Por supuesto. ¿Es obligatorio? No hasta ahora, y probablemente ni siquiera es constitucional obligar a hacerlo. El Senado francés, el Tribunal Constitucional en España, han emitido opiniones muy claras en contra de saltarse el debido proceso a la hora de limitar los derechos ciudadanos.
Y la reforma fiscal que cada vez parece menos pacto y la tarifa eléctrica que sube en “la percepción” de la gente. (A veces hace falta detenerse un minuto…) Por: Inés Aizpún [Diario Libre]