En una de las actividades de la feria turística Feria Internacional de Turismo (FITUR) que usualmente se realizan en la capital española, todos vimos al presidente Luis Abinader avalar con su persona, que las instalaciones turísticas y de esparcimiento de este país, el Estado Dominicano las garantizaba y lo que significa, que si por la conflagración ocurrida en la discoteca Jet Set, donde su techo se vino abajo el martes ocho y teniendo más de 500 personas y de la que por el trágico hecho, resultaba que todavía ayer se apuntaba la muerte número 232, aparte de los ciento y ochenta y pico de heridos y fuera de los todavía no encontrados.
Que definitivamente, en el gobierno deberían de estar lo suficientemente atentos respecto a que, si a nivel de ministerio público se formula un expediente escandalosamente falso y lo decimos, por los intereses extranjeros que están pendientes al manejo que el Estado le dará al proceso legal, que entonces hay que advertir, que se correría el peligro de que la tasa de turistas bajaría de plano y ni hablar de nuevas inversiones hoteleras y turísticas.
Por lo tanto, el mismo presidente Abinader debería de ser el primero para que todo el entramado investigativo judicial y sus resultados, se formulen dentro de los mismos parámetros de transparencia, que en hechos como ese, los países institucionalmente responsables actúan.
En consecuencia, el solo hecho de que fuera de este país nadie crea en las indagatorias y que se recele del proceso investigativo judicial en sí o que no hayan responsables detenidos y que estos, hay que recalcarlo, no se encuentren apresados y enfrentando a los tribunales, es más que suficiente para que y de golpe, lo que no ha podido la competencia turística cercana, se entienda que por una mala actuación engañosa del Estado Dominicano, se genere una repulsa pública amplia desde el exterior y el subsiguiente rechazo a que se pueda dar como bueno y válido que en este país, siquiera hayan garantías mínimas de seguridad para el turismo extranjero y para no hablar del local.
Y lo que debe advertirse, porque por primera vez, más de seis millones de turistas por año podrían dejar de venir y lo que provocaría una quiebra general de hoteles y lugares de esparcimiento más miles de negocios relacionados y el resultado fatal de miles de empleos que se perderían y con el subsiguiente paro y pérdida de ingresos para el mismo Estado Dominicano y esto, entre otros perjuicios.
Pero hay más, como todos conocemos, en este país, los ricos, empresarios o financieros e industriales, ninguno es procesado o condenado cuando un hecho parecido ocurriera en sus negocios e instalaciones y esa grosera impunidad que se sustrae a la responsabilidad civil o penal que entrañe el hecho punible de que se trate y ahora con la ocurrencia de este desastre criminal, no de accidente, ocurrido por la irresponsabilidad empresarial y también la del Estado, se hace evidente, que si el gobierno mete la mano queriendo ocultar responsabilidades, el daño económico que sufrirá esta economía sería de una magnitud realmente escalofriante.
Entonces, lo menos que se le puede pedir a Abinader, es que él no permita que esos intereses creados burlen la justicia y que en el caso de los extranjeros que perecieron o quedaron heridos en Jet Set, no piense que los familiares de esas personas no buscarán las vías de derecho para exigir reparaciones y ni hablar de las familias dominicanas perjudicadas y en luto por las muertes de sus parientes o relacionados.
Debe recordarse, que en EEUU y para citar un caso, hay una ley, que autoriza que el ciudadano de ese país que sea víctima de un hecho en el exterior, el Estado le proteja y respalde en la formulación del expediente acusatorio de lugar y para elevarlo al estado en donde ocurriera la conflagración y en este caso, la iniciativa iría a más, toda vez que el dueño de la discoteca nació en Nueva York y por lo tanto es ciudadano estadounidense.
Esto significa, que cuando aquí empiecen a llegar las demandas y contrademandas y el Estado Dominicano y de golpe comience a recibir reclamos de organismos internacionales para que devuelvan los recursos que se le facilitaron para inversiones turísticas, al gobierno plutocrático de Abinader y el PRM, ciertamente que le faltará dinero para cubrir todas esas demandas y pedimentos.
Lo que nos recuerda, el por qué el presidente Joaquín Balaguer no asistía a todas las invitaciones que se le hacían para inaugurar emprendimientos de negocios o industriales y precisamente, porque aquel estadista sabía perfectamente, lo que significaba su presencia avalando una obra pública o privada o su palabra, apoyando determinada inversión y en particular extranjera.
Concretamente hay que plantear que ahora y como el Estado Dominicano es manejado con una irresponsabilidad y clientelismo por parte de los gobiernos y hablamos a partir del 2000 y tanto, que se conoce de presidentes que desde el mismo Palacio Nacional han intervenido como mediadores en negociaciones de ricos y hasta como promotores inmobiliarios ó intervenido directamente en quiebras bancarias colectivas o han participado en la creación de empresas o como en el caso de Abinader, que violentó el decreto del presidente Jorge Blanco que protegía las antiguas tierras de la Alcoa que contienen bauxita, tierras raras y un gran potencial turístico de desarrollo y para crear un fideicomiso para su explotación turística en Cabo Rojo, Pedernales, enajenando brutalmente esa propiedad nacional y para que caiga en manos de empresarios privados que se lucrarán de las mismas y lo bestia, sin haber aportado ni un solo centavo y sí los contribuyentes.
Que entonces haya que advertir y ahora con lo de la conflagración de Jet Set, que, si se descuida y su gobierno no ofrece un resultado investigativo creíble y sancionador, sea porque no quiera o porque no desee perjudicar a la parte empresarial que se encuentra en el Consejo Nacional de Competitividad, que se fije bien en lo que sus asesores y subalternos están haciendo y para que después no se encuentre en una situación, que luego la nación toda tenga que reclamarle directamente.
Precisamente por esa inquietud, es que recordamos, que no a todo acto público el presidente de la Republica debe asistir, pues ahora y por su aval en FITUR respecto a la seguridad de los establecimientos hoteleros y de fiestas, la responsabilidad del Estado Dominicano queda fuertemente comprometida. Con Dios. (DAG) 18.04.2025