Noche oscura de Haití

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Circula una carta que la Conferencia de Pastores Haitianos (Copah) habría enviado recientemente a los embajadores de Alemania, Brasil, Canadá, España, Estados Unidos, Francia, de la Unión Europea y a los representantes de la OEA y de las Naciones Unidas.

Son los países que forman el llamado Core Group y   que sostenidamente han organizado las ayudas para Haití en cada crisis humanitaria, los que mantienen relaciones diplomáticas y presencia institucional a pesar de la violencia que no cesa. Los que canalizan la ayuda humanitaria en cada crisis ambiental o política y los que insisten en que no hay otra solución para los problemas de Haití que la que decida el pueblo haitiano.

Los representantes de Copah, institución independiente del sector protestante haitiano, no lo entienden así. Muy al contrario, la misiva acusa muy duramente a estas naciones y organizaciones de ser las responsables de absolutamente todas las carencias y problemas de Haití. No solamente del expolio colonial o postcolonial (Haití debió pagar “una compensación” considerable a Francia por su independencia hasta bien entrado el siglo XX), sino de todas las tragedias actuales, incluido el poder de las bandas de secuestradores, la crisis económica o la inoperancia de los servicios de salud, judicial y policial.

No es posible ponerse en su lugar; la convicción o el sentimiento de que no hay futuro viable es sin duda la losa más difícil y pesada. No ven futuro para su patria, ni salida política o económica. Ni siquiera a largo plazo.

Pero… ¿es sensato, es útil, culpar a los países que ayudan, a las democracias que no les han abandonado? ¿Qué ganan estas naciones con seguir enviando personal y ayuda? Y sin ver cambios, todo hay que decirlo… Por: Inés Aizpún [Diario Libre]