Nuevos riesgos macroeconómicos

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Primer Tiro

La decisión pos­poner la Refor­ma Fiscal, y la de postergar (quizás para co­mienzo del próximo año) el inicio del retiro total de la fle­xibilización monetaria Anti pandémica, son dos elemen­tos que producen una total reconfiguración del panora­ma y el balance de riesgos ma­croeconómicos, aumentando las posibilidades de un ancla­je de expectativas de inflación permanente, y de una menor demanda de títulos de deuda pública.

Como en macroeconomía no hay almuerzo gratis, el pos­poner decisiones necesarias tiene como consecuencia un aumento en el costo de la solu­ción del problema.

Según estimaciones pre­sentadas en entregas anterio­res, en el escenario más adver­so de una caída significativa en la demanda de la deuda púbica, el posponer la reforma fiscal podría generar un costo de US$ 4,163.4 durante los próximos tres años.

Segundo Tiro

El Banco Central ha iniciado el retiro de la liquidez que colo­có para evitar los efectos rece­sivos de la Pandemia, lo cual contribuyó a evitar la paráli­sis, y más importante aún, a acelerar el proceso de rebote y aceleración de la recuperación postpandemia, completada con el restablecimiento del to­tal de empleos perdidos.

Pero aunque dicha institu­ción reconoce que “está eva­luando la transitoriedad del choque de oferta y su impac­to sobre la inflación, estan­do preparados para tomar las medidas necesarias para pre­servar la estabilidad de pre­cios y mantener ancladas las expectativas de los agentes económicos”, ha mantenido inalterada su Tasa de Política Monetaria, cuando el Pano­rama Macro está demandan­do su aumento desde hace meses, lo que ha implicado la aceptación del riesgo de per­der el anclaje de las citadas ex­pectativas inflacionarias, pues las evidencias de que la tran­sitoriedad será mayor que el horizonte de políticas son contundentes, lo cual ha si­do aceptado por otros bancos centrales.

Tercer Tiro

Un aumento de la tasa de in­terés es imprescindible para anclar las expectativas infla­cionarias, reducir el riesgo de refinanciamiento (el cual au­mentó con la posposición de la Reforma Fiscal), y para man­tener anclada también las ex­pectativas de estabilidad cam­biaria.

La recuperación post pan­demia se ha completado, su­perando el rebote necesario para recuperar lo perdido el año pasado, y el aporte de la política monetaria ha sido fun­damental para el logro de ta­les resultados.

Si los inversionistas y los mercados terminan de con­vencerse de la poca “transito­riedad” de la inflación, empe­zaran a tomar decisiones de protección contra la misma, y tomar posición en dólares (aprovechando la reducción del precio de dicha moneda), podría ser una de las primeras a considerar.

Las evidencias no son to­davía suficientes, pero el comportamiento del rendi­miento demandado a los tí­tulos de deuda pública en moneda local, y del tipo de cambio, observado durante los últimos días, son señales, y muy claras. Por: Rolando Reyes [Listín Diario]