Ojo avizor. Canadá anuncia presupuesto especializado “para proteger a los haitianos en la frontera”

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Cuando se trata de Haití. Canadá y los países Caricom tienen una enorme capacidad para solo entender la problemática social y de estado fallido transfronterizo, solo desde la óptica, de que supuestamente la nación vecina siempre está “desprotegida” frente a la República Dominicana.

A partir de perspectiva tampoco objetiva, cada vez que la nación norteamericana y las islas-estados del Caribe Oriental se reúnen y como ahora está ocurriendo en la ciudad de Nassau en Las Bahamas, con su 44 cumbre del Caricom, siempre quien lleva la parte de perder en materia de propaganda y accionar diplomático, somos los dominicanos.

Recién se está celebrando la susodicha “reunión comercial” entre esos países y como en la generalidad de los casos, este país no fue invitado ni siquiera como observador y para más inri sin que se hubiese sabido que el gobierno nacional hubiese solicitado que se le permitiera asistir, dejadez inexplicable que no debió de ocurrir.

Desde el momento que el escenario es el descrito y ahora con mayor peculiaridad, por lo expresado por el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, parecería, que si el gobierno del presidente Luis Abinader no se aviva, podría encontrarse en una ensombrecida situación nada diplomática y de la que podrían derivarse series muestras de irracionalidad anti dominicana.

Por lo pronto, supimos que Trudeau se reunió con su igual haitiano y enfatizándose que fue a puertas cerradas y en la que Ariel Henry, prácticamente le dio a entender que “la agresividad dominicana” le afectaba sobremanera en sus planes de encauzar a Haití.

En razón de ese conversatorio, Trudeau anunció luego, que en las próximas semanas enviará buques de la Armada Real Canadiense a Haití “para realizar labores de vigilancia y recoger información” y enfatizando que su gobierno “invertirá 12.3 millones de dólares adicionales en ayuda humanitaria y otros 10 millones de dólares para apoyar a la Oficina Internacional de Migración en la protección de mujeres y niños haitianos en la frontera con República Dominicana”, al tiempo que una crónica periodística enfatizaba, que el gobernante canadiense había puntualizado, algo así como que “el año pasado (República Dominicana) deportó a decenas de miles de migrantes haitianos y personas de ascendencia haitiana”.

Cierta o no, la incisiva y chocante observación periodística que recoge la agencia de prensa AP y que se la atribuye a Trudeau, arroja material y conjeturas suficientes como para que los dominicanos entendamos, que nos viene una respuesta nada apropiada a los extraordinarios esfuerzos que este país hace a favor de Haití y ante lo cual es menester aumentar el fortalecimiento militar que hacemos en la parte de la frontera que es dominicana y en particular, tomar nota, de que si Canada enviará naves de guerra "para patrullar las aguas", necesariamente haya que verlo como una agresión y potencial amenaza contra nuestra nación.

En consecuencia y si se razona a contrario, parecería que Canadá se apresta a interpretar a su modo las deportaciones de indocumentados haitianos por parte dominicana y lo que sin duda abre una expectativa un tanto surrealista, de si Canadá se atrevería a intentar afectar la soberanía dominicana con el pretexto de que “va a normalizar” la vida del lado haitiano en la franja fronteriza y al momento que este país continua con las repatriaciones de haitianos hacia su nación y que de suceder, sería una injerencia inadmisible en los asuntos dominicanos.

Si esta es la situación que se presentará a resultas de la iniciativa canadiense “de ayuda” y con la complicidad del gobierno provisional de Henry, lo sensato sería esperar una inusitada situación de tensión, que de algún modo pudiera sugerir que las tropas canadienses tratarán de impedir que el gobierno dominicano no ejerza su soberanía al repatriar haitianos indocumentados y lo que de presentarse, generaría una situación políticamente explosiva que no traerá nada bueno para los tres países implicados.

Asumimos, por lo tanto, que ya el presidente Abinader habrá dado instrucciones a su embajada en Ottawa o habrá llamado a consultas al embajador canadiense en la capital dominicana y para inquirir del gobierno canadiense y vía de nuestra Cancillería, los alcances de lo que su primer ministro denominó tan sibilinamente y respecto “a la protección de mujeres y niños haitianos en la frontera con República Dominicana”.

Pues la historia reciente nos dice, que cuando Haití siente que una potencia regional como Canadá, donde existe una fuerte migración haitiana de más de 300 mil personas y un fuerte nicho de canadienses de origen haitiano y al punto, de que uno de ellos fue gobernador general canadiense, su clase política haitiana y profundamente anti dominicana, hará lo imposible para trastornar el clima de relativo entendimiento de las dos naciones en su frontera común.

Desde luego, puede que nos adelantemos a los acontecimientos, pero cuando lo dicho por Trudeau se observa y se entiende desde el punto de vista del clima pre electoral dominicano y la perspectiva de una probable reelección presidencial constitucional, necesariamente habría que entender, que nada sería imposible para que el clima político interno se deteriore y por el simple hecho, de que los grupos de dominicanos racistas y anti haitianos, todos una pila de fanáticos y con sus apoyos mediáticos, pudieran crear una serie de interrogantes, que  a nuestro modo de ver, ciertamente que afectarían el proceso de gobernabilidad como el clima pre electoral.

En consecuencia, Abinader sabrá a qué atenerse y cómo reaccionar al interés de “pura complicidad” entre Trudeau y Henry y el que desde ya apuntamos, que es uno que comenzará con parámetros de evidente animosidad contraria a los intereses dominicanos y lo que ciertamente, obligaría a que ciertos aspectos calamitosos de determinadas inversiones mineras canadienses en nuestro país, pudieran ser confrontadas por las pruebas más que continuas, de penosas violaciones al medio ambiente y las que si no han sido tocadas desde el punto de vista gubernamental, se hacía y por el entendido, de que Canadá es una nación amiga y no cómplice con lo peor de Haití en términos anti dominicanos.

Lo táctico pues, es esperar el desarrollo de los acontecimientos y a la vez que lo estratégico debe ser, que el gobierno se prepare a estar listo para una confrontación nada santa y que de darse, le será materialmente imposible eludir e incluso, entender la posibilidad de actos terroristas de militares canadienses en la parte dominicana de la franja fronteriza. Y ahora más, cuando EEUU se ha vuelto a destapar como país terrorista. Por eso advertimos y decimos, que ojo avizor. Canadá anuncia presupuesto especializado “para proteger a los haitianos en la frontera”. (DAG)