Ominosa actitud chantajista de la partidocracia. Partidos recriminan a la JCE que haga uso de sus facultades de administración y no les consulte.

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De buenas a primeras y cuando se creía que las relaciones institucionales entre partidos y Junta Central Electoral se encontraban en su mejor momento, ahora resulta, que ayer, los principales miembros de la partidocracia incoan un procedimiento insólito de llamarle la atención al pleno de la Junta Central Electoral y por el supuesto “pecado”, de que el tribunal electoral de primera instancia y como debe de ser de acuerdo a la ley, toma sus decisiones administrativas por sí misma y sin consultar a nadie y menos a los partidos.

La recriminación tiene su origen en la resolución 11-22, que dispone la conformación de los miembros titulares y suplentes de 58 juntas electorales y para lo cual y equivocadamente, los jefes de partidos y sus delegados ante la JCE, entienden que el pleno debía tomarles parecer.

Lo grave de la queja, es de tal magnitud y si nos atenemos a leer entre líneas el inusitado reclamo y el que dice, “que los partidos políticos de oposición se encuentran preocupados por la reiterada conducta del organismo electoral de aprobar y adoptar resoluciones sin consultarles a los partidos” y en lo que los miembros de la partidocracia están totalmente errados.

Sobre este particular, no hay ni siquiera que apelar a la Constitución de la República y a las leyes que rigen a la JCE y para que cualquier ciudadano entienda que la exigencia de los partidos no tiene razón de ser o que es absolutamente desproporcionada en términos estrictamente jurídicos en el orden constitucional.

Todavía más y conociendo la manera abusiva de actuar y funcionar de los partidos reconocidos ante el tribunal electoral de primera instancia, que ante la queja, de inmediato haya que suponer, que se está ante el primer brote sedicioso o advertencia de los partidos reclamantes: de la Liberación Dominicana (PLD) Fuerza del Pueblo (FP) Reformista Social Cristiano (PRSC) y la Unión Demócrata Cristiana (UDC) y dirigido a estructurar una situación mucho peor, si como se espera, el pleno de la JCE rechaza el atrevido pronunciamiento partidario y en el sentido, de que a razonamiento a contrario, a la nación se le está advirtiendo, que si la JCE no les complace, ellos y como partidocracia se abstendrían de ir a las elecciones generales de mayo de 2024.

Y si el razonamiento se corresponde a una deducción correcta, conociendo la cultura ácrata que los miembros de la partidocracia siempre han exhibido, que entonces y rápidamente, los medios de comunicación y de información de masas y tanto independientes a todos los poderes públicos y privados y como lo es POR EL OJO DE LA CERRADURA o los otros dentro de la prensa tradicional, pertenecientes y propiedad de los barones mediáticos, cabezas de la terrible concentración de medios de comunicación en pocas manos, debamos llamarles la atención y hacerles ver, que por ningún concepto, se permitirá que se salgan con la suya pretendiendo controlar directamente al pleno de la JCE y tratándolos como si fuera bocinas de la partidocracia y no los auténticos representantes de las leyes electorales a aplicar y las que los partidos políticos, todos, deben de acatar.

Pero, así mismo, creemos ver que hay algo más en el insólito pedido de los partidos a que hacemos referencia y como eventualmente podría ser, que al empezar a notar que la probable reelección presidencial constitucional de Luis Abinader, desde ahora cuenta con notorias simpatías y sin que el presidente hubiese manifestado su disposición para la misma, los miembros de la partidocracia desde ya quieran empezar a colocar los obstáculos que entienden necesarios para impedir el probable triunfo reeleccionista.

Entonces al entender que la situación que plantean tiene dos caras y peligrosas tanto la una como la otra, que rápidamente haya que denunciarla ante la atrapada opinión pública y en particular, para que el partido oficial, el Revolucionario Moderno (PRM) y sus aliados, tomen nota de la descabellada como abusadora actitud asumida ayer por parte de los partidos que se entienden quejosos y lo más increíble, quejándose porque la JCE está cumpliendo con la ley que la rige y no porque la viole.

Fijémonos, que por ahí es que va el predicamento partidario colectivo en su primera cara, cuando en sus planteamientos añaden: “Los partidos no fuimos informados previamente de esa preselección, nosotros queremos comunicar que nuestro disgusto e inconformidad es previendo que posteriormente también puedan adoptarse decisiones más trascendentales bajo este mismo patrón de conducta y queremos por eso manifestarlo en conjunto”.

Es decir, acostumbrados a los engaños y trampas que tienen como habito y experiencia, estos partidos tienen la cara dura de advertir, que mirando hacia futuro, “esas juntas electorales van a adoptar decisiones muy trascendentales en el curso de las próximas elecciones”, con lo que de hecho, advierten su disposición a entorpecerlas si las entienden no satisfactorias para sus intereses y con lo que atrevidamente asumen, que esas juntas electorales funcionarían con algún tipo de predisposición congénita contra los miembros de la partidocracia y lo que ciertamente es una temeridad de parte de ellos, el suponerlo.

Tampoco se puede dejar perder de vista, que, en su absurdo reclamo, los partidos llegan a decir por boca de sus delegados ante la JCE que “es una tradición, una costumbre desde hace décadas que todo tipo de decisión trascendental para el proceso electoral se consulte, se consensue con los partidos políticos, porque somos el sostén del sistema y de la democracia y tal como ya se ha dicho, hay varias decisiones que se han hecho de una manera unilateral y que nos enteramos por la prensa”. La queja pues está planteada y no en términos aceptables y decentes.

Ahora lo que faltaría y para que el futuro panorama electoral se enrareciera, que el pleno de la JCE, formado por burócratas y quienes por tradición quieren estar bien con Dios y con el Diablo, respondieran al temerario cuestionamiento, deshaciéndose en elogios a favor de los partidos que le están llamando a capítulo y lo que entonces sería lo más parecido a un serio atentado institucional contra la funcionabilidad y éxito de las elecciones pautadas y por la simple razón, de que terminaría por que la JCE se aviniese a lo que la partidocracia quiere y que de suceder, se impediría la libertad de escogencia por parte de los electores.

No obstante, y pese a nuestra inquietud, nos pareció correcta la rápida respuesta del órgano electoral y por boca de su presidente del pleno, de que “se advierte que la necesidad de una reforma no es antojadiza o aislada, es orgánica, nace de lo que la experiencia electoral pone de relieve que es necesario adoptar, instituir, modificar o eliminar. El proceso de reforma implica que se incorporen nuevas y mejores prácticas, soluciones que hagan posible un ejercicio de los derechos políticos de la ciudadanía, la militancia partidista y las organizaciones políticas, compromiso que sabemos tienen cada uno de los actores que participa en esta mesa al igual que nosotros como Junta Central Electoral”, manifestó.

En definitiva, llamamos la atención de la ciudadanía, por la insólita actitud partidaria de pretender negarle sus atribuciones jurisdiccionales y administrativas a la JCE, en su abusiva pretensión -de esos partidos- de entender que el pleno del tribunal electoral de primera instancia no debe ni puede hacer nada, sin que antes los partidos le den su opinión de aprobación y lo que sencillamente sería una monstruosidad.

De ahí que digamos y por entenderlo un grave peligro para las elecciones, que la ominosa actitud chantajista de la partidocracia. Partidos recriminan a la JCE que haga uso de sus facultades de administración y no les consulte. ¿Peligrarán las elecciones del 2024? Ojalá se nos escuche, pues de lo que se trata, es de un golpe de Estado partidario contra la JCE. (DAG)