sábado, marzo 22, 2025
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Pero ¿será posible que cada vez que el presidente Abinader debe salir del país a compromisos oficiales, su misma gente le quiera armar un “Sambambé”?

Con todo y los 51 años que tenemos trabajando diariamente y todos los días de la semana en el análisis político de Estado, nunca habíamos presenciado como determinadas fuerzas políticas del mismo gobierno y de su partido y aliados y desde los tres poderes interdependientes del Estado, hacen lo imposible por obstaculizar las decisiones y actuaciones del mismo presidente de la República y por lo visto, sin importarle en lo absoluto las derivaciones perniciosas de su accionar tan inmaduro como infantil.

En este sentido, parecería como si determinados actores políticos y sociales e incluso económicos, quisieran que de súbito hubiese un retroceso institucional que pudiera poner en jaque la viabilidad de la continuación del sistema político establecido desde el 1966 al presente.

Solo hay que ver como de pronto, los titulares periodísticos saltan de una novedad en otra: “Diputados evalúan la posibilidad de postergar la entrada en vigor de la Ley de Extinción de Dominio” o lo del inicio de juicio político a miembros de la Cámara de Cuentas, en duda por falta de consenso” y continuando con lo de un supuesto robo en el ministerio de Agricultura o lo del recordatorio tan avieso y de mala fe, de ese titular que dice que la “cuenta regresiva: al presidente Luis Abinader le queda un mes para decidir sobre la reelección”, en tanto por todo el universo mediático institucional, los medios propiedad de los barones mediáticos, hacen lo imposible por poner en duda que el gobierno actúe bien o que el presidente esté haciendo lo correcto.

Es decir, y no estamos hablando de los discursos mitad apocalípticos y mitad subversivos de la mayoría del liderazgo político opositor y una parte gubernamental, dándose la peligrosa percepción y que es lo que nos alucina, como si de buenas a primeras todo el mundo se hubiese vuelto loco e increíblemente, que determinados sectores anarquistas agazapados a las sombras de instituciones de poder fáctico quisieran fraguar algún tipo de conspiración lesiva a la institucionalidad.

Y es que el problema de cuando se tiene un gobierno plutocrático como el que encabeza Abinader, el primero de su tipo en toda la historia de la República, es que las apetencias desenfrenadas  de determinados sectores y en particular en el último año de un mandato de cuatro,  se presentan a la desesperada y cada quien tratando de imponerse y si el gobernante no está alerta e impone el poder del Estado, hablando coloquialmente, esos sectores sublevados contra el sentido común, podrían intentar hasta comérselo vivo y sin importar las consecuencias nefastas para la gobernabilidad.

Por ejemplo, al presidente le fue estupendamente bien en su viaje a Bruselas para la Cumbre UE-CELAC y sus intervenciones fueron juiciosas y nada extremas, lo que significa, que habló y se comportó como un estadista y que es lo que se espera de un gobernante de su talla. Pero ese éxito, a sus adversarios internos y externos le sabe a hiel, pues es indudable, que estando ya en el inicio de una precampaña electoral autorizada y sin importar que la prensa le censure su quehacer, todo el mundo entiende, que Abinader, con ese viaje de Estado ha tenido un fuerte impulso para su posible aceptación de la nominación a la reelección constitucional.

De ahí que el ambiente nacional se muestre como si realmente existieran sectores ocultos que quisieran que este se enturbiara y paralelamente, los medios de prensa, pero sobre todo los informativos en las redes sociales, aumenten sus anárquicas soflamas e insultos tratando de poner a la mayor cantidad de ciudadanos unos contra otros, en tanto el sistema alofoque de insultos a granel, haga lo suyo de crispar a la gente e incentivándolos para que los teteos se conviertan en la mascarada de lo más parecido a una anarquía absoluta entre los habitantes y principalmente jóvenes de las periferias de nuestras ciudades.

Otros sectores, asumen que esa incitación tan vulgar a la anarquía social y dirigida por comentaristas que son gratos a la partidocracia, solo tiene el objetivo de afectar la precampaña electoral y para desorientar a la atrapada opinión pública y peor, aterrorizar a la mayor cantidad de ciudadanos de clase media, quienes de pronto se encuentran acosados por ese lumpen proletario de delincuencia juvenil encubierta y enormemente subversiva.

Pese a esta realidad aparentemente tan confusa, consideramos que lo mejor de las fuerzas vivas nacionales, aún está a tiempo para que la nación sea reconducida institucionalmente desde el aparato mediático, al tiempo que  en paralelo, el presidente Abinader empiece por decidirse a ponerle carácter, a una situación de aparente rebeldía social “espontanea”, cuyo único objetivo y a nuestro modo de ver, es su propia persona y en lo que -hay que decirlo- conocidos expresidentes de la República, que parecería son la especie de agente encubierto y tanto, que quienes manejan a los políticos, están utilizando para darle un barniz de seriedad o respetabilidad a los discursos y soflamas contestatarias, que por lo menos, uno de esos expresidentes, parecería que las emociones fuera de foco de algunos de sus parciales, le quieren inducir a caer en el delicado papel de querer afectar el estado de derecho.

Mientras tanto, creemos que todos debemos estar contestes ante esos titulares periodísticos amarillistas, inusuales en asuntos de política, en cuanto a que sus propiciadores, quisieran de alguna manera que hubiese un lío y no de ropa, con el que se pudiera arrastrar a los más emotivos a dar pasos de los que después pudieran arrepentirse.

De otro lado y si fuéramos vocero del gobierno, le prestaríamos la mayor atención al devaneo desinformativo que medios y periodistas que dependen del apoyo publicitario oficial, están haciendo y en con el claro propósito de restarle fuerzas y autoridad moral al mismo presidente Abinader y a su gobierno. Lamentablemente, nosotros y como solo somos periodistas y no pertenecemos a ningún partido político, asociación empresarial, grupo económico o religioso o esos extranjeros de presión disfrazados de ONGs, o ser parte de los círculos de amiguetes de los poderosos y mucho menos, a nada que se parezca a organizaciones profesionales de apoyo mutuo y que en un gobierno como el que se tiene, esta caracteristica nuestra, sabemos que no ayuda a que se pueda estar atentos a ahondar en lo que decimos y lo que es un craso error, pues ninguna persona con poder y un gobernante menos, puede darse el lujo de subestimar a nadie y menos, cuando sus peores adversarios y como lobos quisieran o intenten acosarle.

Ojalá que se entienda el por qué decimos:  Pero ¿será posible que cada vez que el presidente Abinader debe salir del país a compromisos oficiales, su misma gente le quiera armar un “Sambambé”?  (DAG) 19.07.2023

 

 

 

 

 

 

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