Policías

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La reforma de la policía entra y sale de las noticias. Es un tema urgente al que todo el mundo concede plazos muy largos. Como ha habido varios intentos, el actual no es que haya despertado emociones encendidas o grandes expectativas.

Pero la reforma actual es ambiciosa y tiene algunos aspectos que la hacen diferente a las anteriores. Por ejemplo, el hecho de que se haya decidido unificar los presupuestos de Politur, Digesett y la Policía Nacional.

Alguien concentrará mucho poder, es cierto, pero es más fácil fiscalizar un presupuesto que tres, pedir cuentas a un funcionario que a tres. Y como se sabe, en la policía el dinero es muy importante y los sistemas de recaudación de fondos (ortodoxos y folclóricos) también.

El tiempo de formación de los agentes, confían los expertos, marcará una diferencia. Ahora los aspirantes pasarán un año formándose, cuando antes, a lo sumo y en el mejor de los casos, salían a la calle después de seis meses de instrucción. La educación será continua y de mejor nivel académico lo que, en principio, suena muy bien.

Se trabaja a buen ritmo. En aspectos de tecnología, presupuestos, gestión, recursos humanos, inventario, burocracia… Todo dirigido a lograr una policía más eficiente, primero, y más cercana y con presencia en la calle.

En otro renglón, los programas del Ministerio de Interior siguen adelante y sus planes de seguridad ciudadana se amplían en los próximos meses a 13 territorios más. Entre ellos la Ciudad Colonial, donde la noticia ha caído muy bien y se espera un descenso en el robo de retrovisores y ruidos descontrolados.

(Que tampoco es mucho pedir). Por: Inés Aizpún [Diario Libre]