Se entiende, que cuando se ejerce el poder y en cualesquiera de los llamados tres poderes interdependientes del Estado hay determinados “pecados veniales” que de suyo son cometidos por los actores políticos, pero que en la gran mayoría de los casos no son de afectación institucional y nunca constitucional, debido a lo cual, la ciudadanía deja pasar y mucho más, cuando que, por ellos, son muchos los ciudadanos que se benefician directamente de semejante ligereza del poder.
Sin embargo, desde el momento que el principal poder del Estado, el Legislativo, se hace cómplice del Poder Ejecutivo para perpetrar un atentado contra la constitucionalidad de las instituciones y del gobierno nacional que ha salido de unas elecciones supuestamente libres pero hermanadas a un escandaloso fraude electoral, el resultado inmediato que se desprende, es de un grado de ilegalidad e ilegitimidad tan extremo, que convierte su accionar en uno sin autoridad moral y que solo dependerá de cómo y por sus resultados, la ciudadanía lo entienda simplemente tolerable y para evitar un mal institucional mayor.
No obstante, lo que se entiende que hoy se escenificará en el Salón de la Asamblea Nacional como expresión de una Asamblea Nacional Revisora compuesta por legisladores hijos de elecciones fraudulentas, no será precisamente una muestra de un ejercicio democrático esencialmente cívico o civilista y sí la desagradable muestra palpable, de dos poderes del Estado coludidos para imponer un gobierno de facto a constitucional y que restándole autoridad moral a la funcionabilidad del Estado Dominicano, podría significar un retroceso brutal en materia de lo que debe de ser un gobierno legal, legítimo y constitucional.
Es importante puntualizar, que una reforma constitucional siempre es hija de una asamblea constituyente, cuyos miembros son hijos de una elección directa especial y no como ha resultado en la actualidad, que la Asamblea Nacional Revisora está compuesta por los legisladores nacidos en unas elecciones generales, en las que los partidos políticos son quienes han decidido sus participantes y en función de ello, hasta la misma Asamblea Nacional Revisora y solo por este aspecto, es tanto ilegal como ilegitima y retrata de cuerpo entero la absolutamente corrupta y corrompida vida política nacional y por el detalle a recalcar, de que sus constituyentes siempre deben ser electos por la población para esta ANR y no con miembros regulares de unas cámaras legislativas hijas de otras elecciones anteriores.
Lo que significa, que solo porque las fuerzas vivas nacionales entiendan que, para evitarle un mayor dolor de cabeza a la República, transigirán y en la medida que el gobierno de facto de Luis Abinader se comporte de la forma nada atropellante que de él se espera, podría suceder que se pudiera llegar sin mayores agravios y deslices a la culminación de este gobierno de facto el 16 de agosto de 2028.
Por lo pronto, dos premisas fundamentales: A partir de esa “proclamación”, Abinader se ha convertido en un presidente de salida a fecha fija y sin posibilidad alguna de volver a ejercer el Poder Ejecutivo y lo que es fundamental y para entender, que, al no tener futuro político constitucional, por lógica y sentido común, deberá entenderse como un presidente de un sector de la Nación y de un partido tramposo y vil
Y la otra, que, al no tener autoridad moral en sus decisiones, la nación le observara con cuido y determinación y lo que significa, nada dispuesta a que el gobierno y su congreso puedan atropellar a la población y por más ley 1-24 que haya.
Esto hay que precisarlo, pues Abinader y su PRM no van a gobernar para la República y sí para favorecer a una parte de ella desde los enclaves de la burguesía económica, mediática y financiera a la que se deben.
Aun más, a la República e institucionalmente, se le abre una nueva perspectiva de renacer político y democrático, al conocerse, que las nuevas enmiendas constitucionales impiden o bloquean y vetan el ejercicio de la política a los tres expresidentes de la República, Hipólito Mejía, Leonel Fernández y Danilo Medina y quienes al estar impedidos de ser candidatos a nada en ninguna elección nacional, deberán retirarse de sus cargos impuestos en sus respectivos partidos, PRM,PLD y FP y todo el conjunto de partidos de alquiler que les acompañan, quienes estos últimos y por su misma naturaleza espuria de estar marginalmente en el poder, no tienen calidad moral alguna para continuar ejerciendo como tales.
Esta inusitada situación, que tanto advertimos a Abinader y a todos esos políticos de salida que les ocurriría y desde el momento que fuera proclamada la “nueva Constitución de la República”, facilita las cosas para que las nuevas generaciones políticas se lancen al ruedo público con decisión y bríos y les arrebaten los protagonismos que hasta ahora han tenido todos esos expresidentes y generando una verdadera ruptura con el tenebroso pasado que todos y junto a Abinader ya representan.
Al mismo tiempo y de manera subsidiaria, ahora las fuerzas vivas nacionales y la misma sociedad civil y con todo y sus complicidades con políticos, gobiernos y empresarios, podrán dar el decisivo paso hacia adelante para imponer los frenos de lugar a ese capitalismo salvaje, que a través de esos mandatarios, ha sido beneficiado de manera tan abusiva y al extremo, de hacerse ricos en base a robarle al pueblo dominicano su legítimo derecho de beneficiarse directamente del crecimiento económico que corresponde a quienes trabajamos en todas las actividades económicas y que le hemos dado a esta economía y cuyos beneficios les fueran robados en los últimos sesenta y tres años y por parte de las camarillas de mafias empresariales que se han hecho ricas a la sombra del poder.
Lo que también quiere decir, que el resultado al futuro inmediato de esta mostrenca reforma constitucional que ahora se proclama, es que de los doce millones de habitantes que tiene este país y los ocho millones de electores que de este componen ese nicho electoral, se encuentran en la mejor de las condiciones para imponer una fuerte y nueva generación de dominicanos entre los 15 y los 55 años que tomen el poder, lo moldeen a su imagen y semejanza e impidan, que lo peor de las generaciones pasadas, trujillista y postrujillista, continúen explotando la riqueza nacional y al tiempo que concomitantemente, hunden en la miseria más absoluta al pueblo dominicano.
Si todo esto se tiene presente y si Abinader no se aloca y pretendiera ejercer la dictadura abiertamente, la nación joven se encontrará en condiciones de resurgir y haciendo de su país uno genuinamente libre, independiente y soberano.
Todo significa, que los dominicanos aprendamos a medir nuestros pasos y tanto civiles como uniformados y para que de una sola vez erradiquemos lo peor de la sociedad y comenzando por los prostitutos y prostituidos medios de comunicación y de información de masas, sus periodistas, comunicadores y productores de radio y televisión y en las redes sociales en internet y quienes han sido la zapata vil en la que la burguesía y los políticos se han apoyado para hundir en el cieno amoral a nuestra nación.
De ahí que expresemos, que, por la promulgación de la reforma constitucional de hoy, tanto el Congreso Nacional como el Poder Ejecutivo son instituciones ilegales e ilegitimas y gobernando de facto. Grave error institucional que nos afectará a todos. Con Dios. (DAG) 27.10.2024
