Juan Bosch, mentor de gobernantes presentes, identificaba como atributo indispensable del político, anticipar acontecimientos para adoptar previsiones correspondientes.
A pesar de nuestra pujanza económica, las contingencias internacionales lucen tormentosas: pandemias y guerras interminables, con sus secuelas en desabastecimiento e inflación. Las medidas monetarias para encararlas causarán recesión y condiciones financieras más severas y costosas.
La vía expedita y efectiva para prepararnos es la de una fiscalidad estimuladora de producción. Tiene incidencia estratégica y hay gran espacio de maniobra. Al 08/07/22, las recaudaciones no alcanzaban para cubrir cargas fijas del Gobierno-gastos corrientes + amortizaciones-haciendo necesario procurar RD$19 mil millones de financiamiento.
Sumándoles gastos de capital, lo recurrible a financiamiento ascendía a RD$67 mil millones.
Por cada RD$100 que tributamos los dominicanos, 90 se gastaron en tres partidas: burocracia, intereses y subsidios. La burocracia-remuneraciones, servicios, materiales, suministros y mobiliario- tragaba 46 por cada RD$100 tributado. Intereses: 29 y subsidios: 14.
Solo 10 de cada RD$100 se dedicó a incrementar acervo de capital para que nuestra economía alcance su potencial productivo. Esta tendencia a depender del endeudamiento y la estructura misma del gasto, no reúnen condiciones ni calidad para resistir contingencias tormentosas avizoradas, por lo que resulta imperativo reformarlo. ¿Qué sucedería si merman recaudaciones al disminuir exportaciones de productos y turismo proveniente del exterior? ¿al disminuir demanda de reducirse remesas?
Si los gastos elevados se mantienen y reduciéndose ingresos, aumentarán los financiamientos. ¿Lo obtendremos debiendo 2/3PBI y pagando 1/3de recaudaciones? ¿A que tasa, ahora que se incrementan para combatir inflación? ¿Qué pasaría si manteniendo gastos no se obtienen financiamiento? ¿Se recurrirá a emisiones inorgánicas?
La preparación necesita también previsiones impositivas que afectan formalidad laboral que reduce tributaciones y aumenta gastos al estar desvinculados trabajadores de la seguridad social; haciendo imperativo simplificar tributación y reducir tasas que conducen al 58% de informalidad. Lo anterior forma parte de reforma fiscal. Como funcionarios han declarado que sería similar a las de los 90s, no debería causar temor alguno puesto en aquella ocasión no sonaron tiros ni hubo protestas, aún bajo condiciones políticas desfavorables al no reconocer Bosch legalidad gubernamental. Por: Guillermo Caram [hoy]