Prioridades

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Todo es cuestión de prioridades, se dice por ahí, y no hay sabiduría más cierta que la popular. La polémica por el 4 % del PIB para la educación es un típico ejemplo de cómo los gobiernos deben definir sus prioridades con mucha claridad.  Ayer, tras una discusión con sectores interesados y a petición de la vicepresidenta Raquel Peña, se llegó a un acuerdo para que organizaciones no gubernamentales presenten propuestas urgentes que permitan evitar que sobre 4,000 millones de pesos destinados a la educación sean redistribuidos en el presupuesto hacia otros sectores. La solución mágica de la vicepresidenta es sabia y ella recalcó ante las organizaciones el compromiso del gobierno para continuar con destinar el 4 % del PIB a la educación, una lucha que ella misma dio.

Ahora, le preguntó yo, ¿había que llegar a esto? ¿Por qué no se previó este tema antes y se llegó a una solución proactiva para evitar una de reacción, como la ocurrida ayer?

Ahí pasaron dos cosas. Primero, el pasado ministro Roberto Fulcar no cumplió evidentemente con su rol y dejó pasar una oportunidad evidente para concretar proyectos que adelanten la agenda de la educación nacional. Y, segundo, el gabinete gubernamental falló en supervisar esa gestión y ha tenido que salir a apagar un incendio que podría restarle importantes puntos de aprobación al presidente Luis Abinader, quien ha sido enfático en su compromiso con la educación.

De eso se tratan las prioridades. A Fulcar había que ponerlo como prioridad y fiscalizar su gestión, porque no solo pecó por ineficiencia, sino que lo hizo también por omisión. Quizás quisieron dejarle la cancha abierta para que jugara su juego, pero ahora las cifras evidencian que lo hizo mal. No vale la excusa de que esto haya pasado antes, esa no es razón para justificar lo mal hecho.

Ojalá este acuerdo, que pende de la palabra y la buena voluntad de los involucrados, se concrete. Sería un gran triunfo del consenso social y una muestra de que gobierno que escucha a su gente, es gobierno que puede ser reelecto. Por: Benjamín Morales Meléndez [Diario Libre]