¿Qué clase de amigo es EEUU o es nuestro peor enemigo a largo plazo?. El XXV Foro Económico Internacional de San Petersburgo

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Viendo la forma y con cierta característica atropellante de como nuestro primer socio comercial se comporta en sus relaciones con el resto del mundo y lo que en cierta manera, es un recordatorio de cómo en siglos pasados Washington se ha comportado con las dos naciones que comparten la isla de la Española, que necesariamente haya que preguntarse si en algún momento los dominicanos deberíamos prepararnos para un eventual retorno de la vieja política del gran garrote, que resultó en las invasiones militares y como ejército de ocupación, de 1916 y 1965.

Y esto así, porque no obstante y en nuestro caso, que  siempre hemos considerado que la opción estadounidense y de cara a los intereses permanentes de la República, es la más aceptable para nuestros intereses, no lo es menos, que como nación, los dominicanos debemos sentirnos alarmados al ver como el Tío San la emprende contra naciones y gobiernos entendidos como socios dentro de la comunidad internacional y al grado de estar llevando al mundo a una conflagración y tanto de guerra militar y económica, como hacia tiempo la Casa Blanca no protagonizaba.

En este aspecto, parecería que la conjunción de intereses y fuerzas internacionales lidereadas por EEUU y ya decididas al todo o nada, se han lanzado de manera paulatina como persistente a colocarse a través de la OTAN a pocos kilómetros de las fronteras de la Federación de Rusia y teniendo ya 15 grandes bases militares de contención y ataque en torno al inmenso territorio ruso y lo que ha provocado una reacción rusa realmente previsible, si se toma en cuenta que por más de cinco años el Kremlin ha estado advirtiendo respecto a que podría llegar el momento de que entendiera tales aprestos como una accionar de guerra en toda regla.

Menos pudiera extrañar y dado la lógica de los acontecimientos que se suscitaron hace tres meses y al momento que Rusia lanzó su operación militar especial sobre Ucrania, que la nación eslava se decidiera por protagonizar un escenario bélico, que como ya se ha visto, va dirigido a proteger y cuidar las fronteras rusas y su área de influencia más cercana.

Cómo se suponía, la reacción estadounidense ha sido realmente violenta y escondida detrás de armar y entrenar al ejército ucraniano y con la ayuda de Reino Unido y la Unión Europea y por lo que se está viendo, tratando de aumentar a más su fuerte penetración táctica y estratégica, en una Ucrania, que por lo que ya se conoce, básicamente y después de lo de Maidan, se había convertido en una especie de protectorado que le permitía instalar a EEUU más de 14 laboratorios bacteriológicos y sus numerosos aprestos tecnológicos de ultima generación en materia de inteligencia y contraespionaje y aplicando el último desarrollo de la inteligencia artificial.

La evidencia encontrada y hasta ahora, apunta que Ucrania y como una especie de protectorado estadounidense, ha sido una nación de prácticas non santas de civilidad y ausencia de compromisos ciertos de amistad hacia otras naciones y de lo que también se ha tomado nota y al ver las diversas etapas que EEUU ha protagonizado desde la invasión rusa.

Recordemos, que contra todo lo pensado por los estrategas rusos, Washington logró infiltrar y diseñar el esquema de guerra de desgaste, por medio del cual, engañado el alto mando militar ruso, logró que la columna motorizada de 60 kilómetros de largo y más de cinco mil efectivos, penetrara y confiada el territorio ucraniano y para luego asestarle un golpe tan devastador en guerra militar abierta, que la columna motorizada desapareció sepultada entre cadáveres, escombros y chatarra destruida y logrando  con ello bajarle la soberbia al oso ruso.

Sin embargo y contra todo pronóstico, ya se ha visto que el ejército ruso se recuperó de aquel golpe originado en los excelentes servicios de espionaje estadounidenses y poco que mucho, no solo que Rusia ya controla el 20 por ciento del territorio ucraniano, sino que prácticamente tiene en desbandada a lo que queda del aguerrido y fascista ejército ucraniano y lo que está sucediendo, a la par que Rusia libra una fenomenal guerra económica de acorralamiento y exterminio total, que impulsada por EEUU y aliados, procura que la nación eslava pudiera, tenga o deba desaparecer.

También en este escenario, las sanciones y ya por siete rondas, que la Unión Europea por un lado y EEUU y aliados por el otro, le han impuesto a Rusia, parecería que en vez de golpear a lo inmediato la economía de la nación eslava, lo que ha estado ocurriendo, es lo contrario y por lo que es el resto del mundo el que está empezando a experimentar sus efectos  y cuya mayor punta de lanza son los terribles niveles de inflación, así como las enormes carencias de materias primas y alimentos, que sí están afectando a Occidente y comenzando por un EEUU, del que es evidente que en Washington no saben cómo quitárselas de encima o como salir decentemente de la guerra creada.

De ahí que no sorprenda, que hoy se hayan reunido delegaciones de 40 países e incluida una estadounidense, en el XXV Foro Económico Internacional de San Petersburgo y hasta el próximo sábado, lo que, a razonamiento a contrario, nos dice, que Rusia como nación de economía globalizada, ni va a perecer o extinguirse y mucho menos a perder su robustez económica y financiera.

Y aquí la pregunta, ¿cómo una nación del espacio de República Dominicana, debería entender este giro de los acontecimientos, al tiempo que se observa, que con todo y que Washington motoriza su guerra de exterminio contra Rusia y por derivación, también contra los países BRICS, tampoco es que no descuida sus cartones del juego por el dominio mundial que se está llevando a efecto y con gran desparpajo envía también y junto a Francia, Italia y Canadá, su propia delegación de alto nivel, al citado foro?

Recalquémoslo, ¿cómo entender esa actuación tan cínica y descarada desde el punto de vista individual?, ¿acaso lo más parecido, a una de mazo en mano y a Dios rogando? Viendo esta peligrosa jugada a dos caras, ¿no haría bien el presidente Luis Abinader, de no confiarse mucho o no entregarse totalmente en brazos de nuestro primer socio comercial, cuando tan obviamente se observa, que para EEUU, alianzas y amistades y por más geoestratégicas que fueren, no son nada, cuando en Washington entienden, de que, por encima de todo, debería quedar incólume en lo atinente a su hegemonía mundial?

Este país y vía el gobierno anterior, asistió al último foro, enviando una delegación de alto nivel con un plenipotenciario a nivel de secretario de Estado y en el foro de ahora, hasta donde sabemos, no hemos tenido el cuido de proteger nuestros intereses, por lo menos, designando a nuestro embajador en Moscú como delegado observador al citado evento y lo que entendemos, es una falla táctica lamentable, pues así como EEUU y por un lado, se muestra  “enemigo a muerte” de Rusia, por el otro y como socio comercial, no pierde el horizonte y envía su propia delegación y lo que hace, sabiendo que allí se congrega la parte de más de la mitad del planeta que quiere un cambio geoestratégico en la hegemonía mundial y desde el punto de vista de varios epicentros y no solo uno como en la actualidad.

Por derivación, nuestra pregunta: ¿Qué clase de amigo es EEUU o es nuestro peor enemigo a largo plazo? Debería ser contestada con el mismo espíritu de apertura que como la primera economía dentro de las islas-estados caribeñas y la de mayor recuperación en toda Latinoamérica, la Dominicana, ha sabido hasta ahora labrarse su propio camino y sin ser una, parte de una nación vasalla o doblegada totalmente a los intereses estadounidenses y sí poseedora del suficiente criterio y accionar independiente pragmático en el manejo con quienes sean sus socios en el mundo y como tal hace EEUU.

Y por una sola razón, que, si en Washington perciben que el gobierno de Abinader es uno entregado, entonces cualquier cosa podría pasar, si Biden asume, que a su ungido presidente dominicano lo podría manejar y manipular como la peor marioneta. Ojo pues, presidente Abinader, nunca se confíe y en materia de política internacional, absolutamente de nadie. (DAG)