miércoles, enero 22, 2025
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Si 280 mil son los trabajadores haitianos en la agricultura y 300 mil en la construcción, entonces es probable, que, si les sumamos sus dependientes, fácilmente que pudiera existir una población flotante haitiana de tres millones de personas

Los datos, facilitados por la Junta Agroempresarial Dominicana (JAD) via su presidente Osmar Benítez, indican, que por lo menos hay una institución nacional cuyas estadísticas señalan un especifico tamaño de ese conglomerado humano y al que, si le agregamos aquellos otros que trabajan en el Turismo o en los servicios domésticos podría darnos unas 700 mil personas.

Todavía más, si a esas 700 mil personas les agregamos sus dependientes y conservadoramente les ponemos cuatro personas más por cada uno, vendría a ser, que ciertamente tendríamos aproximadamente una población inmigrante flotante de 2 millones 800 mil personas y la mayoría sin documentos de identidad, viaje o de trabajo correctamente legales.

Entonces. ¿Cuál es el primer reto? Que sus empleadores deberían de pasar revista a los registros de sus empleados y determinar quienes de ellos se encuentra irregulares, vale decir, sin documentación creíble y como desde ayer el gobierno haitiano anunció que se dispone a regularizar el proceso de documentación de sus ciudadanos, de contrapartida, el gobierno dominicano podría solicitarle que los primeros a los que debe darles sus documentos son a todos aquellos que trabajan aquí.

¿Por qué este privilegio que debe interesarle al gobierno haitiano?, porque todos esos trabajadores envían mensualmente 3 millones de dólares en remesas, suma que representa casi una cuarta parte del ingreso de remesas que recibe Haití y por lo tanto y como dirían los economistas, viene siendo un aporte significativo, que seguro que el Banco Central haitiano no desestima en lo absoluto.

Al mismo tiempo, el gobierno dominicano debería de aprovechar el listado de trabajadores registrados en las nóminas de sus empleadores y darle un vigoroso impulso al rescate del programa de regularización del haitiano indocumentado que el gobierno de Danilo Medina había implementado con notorio éxito y que el gobierno de Abinader, inexplicablemente, rechazó de plano.

Desde luego si ese error de perspectiva gubernamental no se hubiese materializado, seguro que ahora el número de indocumentados no fuera tan alto y si recordamos, que al momento de que el gobierno de Danilo entregara al de Abinader, legalmente registrado y de acuerdo con el ministerio de Interior y Policía habían casi 200 mil regularizados y en vías de serlo cerca de 78 mil.

Con estos datos, lo que pretendemos advertir, es que si el gobierno de Abinader retomara aquella iniciativa de regularización del extranjero indocumentado y cuyos registros se encuentran en archivos del ministerio citado, perfectamente que podría suspender las deportaciones de ilegales y hasta que todo se regularice, situación que muy bien podría lograrse y si se recuerda, que con relación a los venezolanos indocumentados, que fueron parte del esquema de regularización, hubo el exitoso proceso de regularizar unos 30 mil.

Lo anterior quiere decir, que si una parte del programa de regularización y en lo que se refiere a los indocumentados venezolanos tuvo éxito y el gobierno de Abinader los aceptó, con ese antecedente, perfectamente debería hacer con la parte de la regularización del haitiano indocumentado y lo que hay que plantear y como la solución más práctica y desde luego, siempre y cuando el gobierno haitiano colabore y les otorgue su documentación a sus ciudadanos registrados laboralmente por sus empleadores.

Por este mecanismo, los dominicanos nos encontraríamos, que habríamos bajado sustancialmente el nivel de los indocumentados haitianos, pero siempre y cuando Abinader exija y en su calidad constitucional de comandante en jefe del sector militar y policial y organismos conexos, que se castigará duramente a los militares y policías y casi todos en la dirección de migración, que continúen con ese mercado y negocio infame de trata y tráfico de personas vía la frontera.

De paso, los grupos de furibundos activistas de dominicanos anti haitianos tenderían a sosegarse y al ver que ya se le estaría buscando una salida, entre definitiva y pragmática, para resolver la problemática de indocumentados haitianos.

Naturalmente, paralelo con esta iniciativa, el gobierno deberá cerrar la frontera para personas que intenten entrar desde Haití, por lo menos por dos años y hasta que finalmente todo haya vuelto a estar en orden.

Y lo que hay que decir, pues si recordamos que esta economía absorbe una parte de la mano de obra haitiana y al mismo tiempo Haití nos compra productos fabricados aquí y por un monto cada año no menor de 600 millones de dólares y constituyéndose en nuestro primer socio comercial en el Caribe, que definitivamente estos datos, son razones más que poderosas para resolver lo que algunos y tímidamente llaman “el problema o invasión haitianos”.

También hay que tener pendiente,  que desde el 1920, cuando el primer censo de población y familia, se registraron 37 mil haitianos viviendo legalmente en este país y quienes 104 años después, tienen una vasta descendencia de dominicanos de origen haitiano, que posiblemente pudiera llegar a los 300 mil ciudadanos dominicanos y que es el mejor espejo y  para que se entienda, que cien años después, se daría el mismo incremento de ciudadanos dominicanos de origen haitiano y totalmente transculturizados como dominicanos.

Tómese en cuenta la evolución de los ciudadanos haitianos legales registrados en el censo mencionado en el 1920, racionalmente, no vemos las razones por las cuales, la búsqueda del haitiano legal o documentado pudiera ser una aspiración o reto que provoque crispación.

Solo hay que pensar, que en Haití viven un promedio de 200 mil personas de familias haitianas de origen dominicano y quienes son totalmente haitianos y las que nunca han sido rechazadas por sus conciudadanos. En este aspecto, nosotros deberíamos entender, que ninguna migración, no atenta contra la idiosincrasia del país que recibe ni muchos menos afecta la vida de ese país y como es el caso de EEUU, nuestro ejemplo más cercano, el que a fecha de 2023 tiene 334,9 millones de habitantes de los que casi 25 millones son indocumentados y de estos, cerca de un millón de dominicanos.

¿Alguna vez se ha escuchado el despropósito de que los extranjeros invaden a EEUU, una nación totalmente de inmigrantes?, Lo mismo para la Argentina, la que solo para los años 20 y 30 a 40 del pasado siglo, desde Europa y mas desde Italia, le llegaron de golpe 35 millones de europeos y nunca allí se ha hablado de “invasión” de extranjeros y todos ahora y sus descendientes, argentinos.

Así pues y entendiendo perfectamente el porqué del incremento de la población haitiana flotante indocumentada, todos en este país tenemos que poner nuestra mejor voluntad para resolver lo que hasta ahora parece un nudo gordiano. Y hablamos de “flotante” porque hasta que no sean regulados se encuentran en tránsito.

Esperamos y por las razones observadas anteriormente, que si 280 mil son los trabajadores haitianos en la agricultura y 300 mil en la construcción, entonces es probable, que si les sumamos sus dependientes, fácilmente que pudiera existir una población flotante haitiana de tres millones de personas. Con Dios. (DAG) 07.12.2024

 

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