Desde el 2020 esta nación se encuentra en una gran encrucijada. Por un lado, un gobierno del PRM que ama la propaganda como la mejor vía para encubrir sus incapacidades e incompetencias y por el otro, una población de clase media-media a ciudadanos de a pie, terriblemente de analfabetos o analfabetos funcionales y que como se comprueba en las redes sociales convertidas en lupanares mediáticos, ha hecho del insulto y la procacidad su método de lucha política y social y frente a un gobierno que entiende que no le escucha y menos atiende a sus demandas.
Por semejante escenario tan conflictivo, ni unos ni otros se entienden y todos asumen que tienen la razón y por lo tanto, que en vez de razonar y ponderar los criterios encontrados, se afanan en despedazarse moralmente y debido a semejante comportamiento tan hostil, nadie trata de buscar el entendimiento correcto para situaciones de vida tan dispares y en la que los bandos encontrados no ceden.
Para remate, el gobierno no es el clásico nacional, sino un reducto de intereses encontrados bajo la etiqueta de gobierno plutocrático y el que, para más discordias, está compuesto por ricos y tanto dominicanos como haitianos. Al mismo tiempo e increíblemente, el presidente Luis Abinader y motu propio, se ha despojado de sus poderes constitucionales de administración y los que no son delegables, para entregárselos a los dos principales bancos privados, el Popular y el BHD, quienes a su vez ejercen poder fiscalizador sobre los bancos públicos y ejerciendo un poder político e institucional tal, que su sistema de inteligencia y data es a su vez el supra control contra los organismos oficiales de inteligencia y espionaje, mientras los 38 millonarios más importantes y desde el Consejo Nacional de Competitividad (CNC) tienen el dominio absoluto de los presupuestos del Estado.
La situación es de una magnitud tan seria, que abusivamente, el presidente de la República le ha entregado a esos millonarios y a su CNC, todo lo relativo al funcionamiento administrativo y burocrático del Estado, generando una muy peligrosa situación de favoritismos y privilegios para los 68 mil miembros del Consejo Nacional de la Empresa Privada (CONEP) y terminando por constituirse en un gobierno en la sombra que tiene el control de cuatro millones de empleos y usufructuando la calidad de decidir a quién se le otorga un contrato de servicios u otro de infraestructuras, que concomitantemente genera una burguesía depredadora, que es la única que se beneficia de ese manejo abusivo y no constitucional del poder.
Y si lo anterior no fuera más que suficiente, toda esa alta burguesía y en base a tener el control de todos los mass media que están apretujados como concentración de medios en pocas manos y estas, solo de empresarios, ejercen una dictadura mediática radical y sectaria y la que se desenvuelve bajo la más infame autocensura y sus empleados y periodistas y comunicadores como esclavos a destajo a los que no se les permite expresar su pensamiento y libre opinión.
La República entonces, está en manos de una avariciosa como terrible clase económica y financiera, que tiene como presidente, a un empresario que es miembro del CONEP, así como de todas las demás organizaciones financieras y empresariales y quien como gobernante, parecería que no le importa que se le vea como un inquietante muchacho de mandados al servicio de esos intereses.
En otras palabras, nuestra nación está totalmente hipotecada a esa plutocracia y tal es la magnitud de este control hipotecario, que todos esos ricos se dan el lujo de tener dentro de las redes sociales a periodistas y comunicadores, unos al servicio y como entreguistas, al poder extranjero de la USAID y los otros, como voces de alarma para desviar la atención pública y quienes en base a insultos y palabras descompuestas, hacen creer que defienden a la población y como es el caso de un sujeto con doble titularidad universitaria, cuando en realidad, todos son amanuenses del poder económico que les paga y para que nada cambie y todo siga igual.
Entonces, esta especie de telerrealidad ha calado de manera tal dentro de la población y sobre todo en la joven, que ya es normal que muchos dominicanos vivan del narcotráfico, la prostitución y el lavado de activos y de ese nivel de corrupción rampante que el poder político vomita cada día, generando la más peligrosa inversión de valores morales que este país está experimentando y con mayor énfasis desde agosto de 2020 a la fecha.
No hay nivel social o poblacional que no haya sido enfangado con esa ración diaria y obligada de amoralidad, que difunden los medios de comunicación y de información de masas tradicionales y que de tan hiriente, afecta sensiblemente todo el conjunto social en sus principales instituciones: Sociales, políticas, económicas, religiosas, castrenses y policiales y tal es la descomposición social que se vive, que la República se encuentra en la peligrosa etapa de carecer de lideres morales de auténtica responsabilidad cívica y patriótica.
Como muestrario, solo hay que ver la cuneta de amoralidad extrema que han sido convertidas las cámaras legislativas o que en el mismo camino van las organizaciones de profesionales con mayor incidencia en la vida pública, como los colegios de abogados, ingenieros, notarios públicos, periodistas y médicos así como de educadores y quienes la mayoría de sus miembros, solo están interesados en enriquecerse desproporcionadamente y hundir más todavía en el cieno de la amoralidad al mayor número de los dominicanos.
De hecho, las opciones políticas han desaparecido y tanto, que los tres expresidentes vivos que tiene el país son socios encubiertos del presidente de la República en ejercicio y vía sus partidos y formaciones políticas, estos son los alcahuetes encargados de avasallar y convertir en esclavos a sus miembros y para nada, que se comporten como ciudadanos defensores de los intereses permanentes de la República.
Pese a todo, aún tenemos fe en cuanto a que lo mejor de la República destruya y aplaste el actual e insoportable estado de cosas. Lo deseable debería de ser, que hubiese un gran levantamiento popular contestatario que saque a la plutocracia y enfrente virilmente la dictadura mediática que son las dos herramientas de la tiranía plutocrática que ahoga a la nación.
De ahí que consideremos, que para el 2028 y si se cumple el cronograma electoral o antes, si lo mejor de la juventud se tira a las calles y reclama sus derechos, este país podría reconducirse, sobre todo, cuando quienes mandan ahora, no pueden impedir que los dominicanos que están naciendo, dentro de 25 años y para el 2050 logren tomar control de la vida nacional y gracias a lo decisivo, de que todos los que nacimos en la Era de Trujillo, todos sin excepción estaremos muertos.
Entendiendo pues esta perspectiva y viendo ahora la explosión de estallido social en Grecia, donde el pueblo y sus fuerzas vivas se han tirado a las calles para enfrentar su clase política y a los ricos que dominan al país heleno, que veamos en semejante situación el vigoroso y duro reflejo de lo que ya debe pasar aquí. De lo contrario. Ta`semos jodidos! Con Dios. (DAG) 02.03.2025